Cualquier curioso no necesita ser necesariamente experto analista, para percibir a vuelo de pájaro que las cosas no andan muy bien en el país, como tampoco en Latinoamérica y el Caribe. Aunque ya parezca una Perogrullada hablar de crisis, sin embargo de mas no está recalcar que nos enfrentamos a un fenómeno socio económico que tiene fuerte incidencia en lo político, que en lo interno genera serios conflictos en los pueblos tercermundistas, haciéndolos cada vez más blanco favorito de las atrocidades del mundo occidental en su fase terminar.
En cuanto a lo que se refiere a nuestro caso, a groso modo resumimos que todo este zaperoco se originó porque el ensayo inédito de una revolución que se impuso con características de plebiscitaria, en ningún momento previo que era necesario pertrecharse de anticuerpos, para entonces blindarse contra cualquier reacción violenta de las fuerzas sociales que serían desplazadas; y que como era lógico esperar, defenderían hasta con los dientes sus rancios privilegios que se remontan a los tiempos de La Colonia.
Entrando en aguas profundas para desgarrar ese velo aparente que oculta la verdadera esencia del conflicto social, lo primero que debemos entender es que hasta ahora el modelo chavista, no logra definir si se va por la socialdemocracia, o si prefiere profundizar el sistema mixto que con sus tropiezos ha venido permitiendo que en Venezuela coexistan la propiedad privada y la social. De modo que sin enredonas teorizante, bastaría con mirarnos en el espejo de China Popular, Rusia, Bielorrusia y países escandinavos, para entender que con un poco de imaginación, si es posible construir nuestro socialismo a la venezolana en el siglo XXI.
A estas alturas de la civilización, la humanidad no vería con buenos ojos imposiciones como la dictadura del proletariado, la que en su tiempo permitió que Nicolás Lenin barriera todos los vestigios del régimen zarista en Rusia. Hoy, tampoco la Corte Penal Internacional( llamada en ocasiones Tribunal Penal Internacional) , se cruzaría de brazo en caso de que se empleara el fulano paredón de Fidel Castro, formula con la que la revolución cubana pudo liquidar a los agentes del régimen pitiyanqui de Fulgencio Batista. Por suerte, en Venezuela son las elecciones y el referéndum la vía expedita para llegar al poder; otras formas ya fracasaron.
De modo que con o sin dialogo, debe quedarnos claro que con la sola aplicación de la constitución bolivariana será posible alcanzar la sociedad de los iguales, así como también avanzar hacia el protagonismo colegiado como forma de gobierno, pues ¿ quién se atrevería a refutar que en esta época los cesares mesiánicos lucen ridículos y obsoletos? O no es verdura el apio.