Votar el domingo por nuestro candidato a la Asamblea Nacional no es una opción, ni siquiera un compromiso o una responsabilidad, es una obligación con Venezuela, con nosotros, con las futuras generaciones, con los pueblos oprimidos del mundo y con la Tierra.
En nuestro transitar democrático hacia el socialismo, votar es ejercer nuestro poder revolucionario. Es dejarles claro a los voceros del imperio y a todos quienes de alguna manera u otra tratan de empantanar nuestro proceso que aquí hay un pueblo resteado con el legado del Comandante Chávez.
Participar en las primarias y vencer en diciembre es respetar el compromiso que adquirimos con Chávez y con nosotros mismos al reconocerlo y ratificarlo como líder innegable de nuestro proceso. Es poder legislar para “avanzar hacia el socialismo…” y para “conformar un poder popular capaz de desarticular las tramas de opresión, explotación y dominación que subsisten en la sociedad venezolana…”
Vencer en diciembre es demostrar Venezuela es otra. Que el proceso revolucionario bolivariano es un patrimonio colectivo, expresión concreta de la voluntad de un pueblo luchador que se crece ante las dificultades y no está dispuesto a ceder los derechos conquistados. Ningún venezolano volverá a comer alimento para perros, ni a darle a sus hijos teteros de agua de arroz, ni a morir sin atención médica, ni a mendigar un cupo, ni a vivir en casas con techos de cartón.
Elegir masiva y conscientemente nuestros candidatos el domingo resulta tan clave como votar en diciembre. Tenemos colocar nuestros mejores cuadros en la mayoría de los curules de la Asamblea Nacional para poder declarar al 2016 “Año del Pueblo Legislador”.
Año fundamental para que desde dentro y fuera de la Asamblea trabajemos en conjunto para revisar, simplificar y armonizar el marco jurídico vigente con el objeto de ampliar y fortalecer el Poder Popular, de acelerar la transición hacia el socialismo y de eliminar rémoras legales que dificultan el adecuado funcionamiento de elementos tan fundamentales para la vida de los venezolanos, como el Poder Judicial. .
Ganar esta batalla, bajo un intenso y constante acoso, es dejarles bien claro a las aves de rapiña capitalistas nacionales y trasnacionales que no les conviene seguir jugando con fuego porque se van a quemar.