Esta mañana de martes 14 de abril, al levantarme y asomarme a los medios informativos hallo una noticia que destaca sobre todo por las circunstancias en las que nos movemos, "Corea del Norte lanza misiles de corto alcance al mar del Japón". Esto sucede mientras el gobierno de ese país informa que allá no ha entrado el virus.
Por esta aseveración norcoreana, he leído una buena cantidad de la misma explicación del fenómeno, cuyos autores o divulgadores la asumen "muy sensata", según la cual es eso mentira y un simple ardid "del comunismo" que, como en China, Rusia, Cuba y Venezuela, suelen ocultar todo, particularmente situaciones como esas. Dicho de otra manera, en esos países, según esos comentaristas, la realidad es otra. Frente aquella verdad, la verdad verdadera es la de quienes contradicen las versiones oficiales de esos gobiernos. Mientras tanto ignoran totalmente lo que sucede en EEUU y nada dicen acerca de la poca seriedad y falta de humanismo como Trump ha enfrentado la pandemia.
Pero también es una confirmación de una verdad que ciertos sectores tienen como absoluta, según la cual, eso que llaman comunismo, socialismo, otra cosa parecida o cercana, sin importar la versión, y de lo que ya uno a ciencia cierta no sabe de qué hablan, país o persona alguna, está asociado a la mentira. De donde ser socialista, comunista o estar cerca de eso, como compartir muchas cosas, de hecho, por definición, se es mentiroso y embustero. De donde todos los hombres que son, fueron o han sido eso, fueron y son embusteros, mentirosos contumaces, asiduos a secuestrar la verdad. ¡Hasta el buen padre de alguno de quienes eso dicen!
En verdad, parece una loquera, falta de sensatez, estar convulsionando el mar del Japón en este momento con esas explosiones y los materiales que eso comporta. Es como un gesto poco amistoso, ya no sólo con Japón, sino con la humanidad entera en momentos que debe privar la solidaridad y el "¿en qué puedo ayudarte?" Es como montar una fiesta en casa mientras el vecino vela el cadáver de su madre o de cualquiera de los suyos, muerto recientemente por el virus u otra cosa. Y hasta como echar agua al piso mientras otro hace esfuerzos por secar o contaminar lo que otro descontamina.
Corea del Norte, siendo cierto que no sufre los efectos del coronavirus, reacciona imprudentemente, dando muestras de desprecio, de absoluto desinterés por la humanidad entera y falta de solidaridad. Pues como que este no es el momento para ponerse a tumbar gobiernos, sobre todo si el existente, aparte de otros asuntos de extraordinario valor y significado, está haciendo lo necesario y hasta eficientemente para contener la pandemia, tampoco lo es para hacer alardes de fortaleza, guerrerismo, menos gestos de provocación mientras el vecino es acosado por la pandemia.
Pero también es sensato pensar que, en ese país asiático, en verdad no ha entrado el coronavirus y de haberlo hecho, hay razones para creer que las cifras pudieran ser poco significativas, porque "guerra avisada no mata soldados" y la movilidad o movilización hacia ese país, de quienes hacia allá pudieran llevar el virus, no parece ser muy activa que digamos. Corea del Norte, es en buena medida un país en cuarentena permanente en cuanto a sus relaciones con los demás países del mundo, lo que hace sustentable o creíble que ellos, los coreanos del Norte, hasta ahora, no hayan sido afectados por la pandemia, porque hasta ahora, por lo ya dicho, no ha entrado. El virus viaja por las carreteras y con la gente, pasa de un país otro por las fronteras y entra en aviones, buques y trenes. Y de esas alternativas, como en Europa, Asia, América no hay mucho que digamos en los alrededores de Corea del Norte.
Pero así como Corea del Norte locamente lanza sus misiles al mar de Japón, en un momento que nadie espera ni mira nada bien eso, también locamente, miles de personas, sin pensarlo dos veces, califican de mentira la información según la cual en ese país no hay muestra de coronavirus, fundamentándose que siendo gobernado por comunistas, necesariamente eso tiene que ser embuste, obviando que según todos los expertos del mundo hoy aseguran que el mejor antídoto contra la pandemia es el aislamiento y el país asiático vive en esa condición, aunque sea por su particular decisión. Allí, posiblemente el coronavirus no ha entrado porque está aislado del mundo. No hay nada extraño en eso.
Una importante noticia de ayer, en apariencia no relacionada con el coronavirus, dice que Bernie Sanders, optó por renunciar a su candidatura y apoyar a Biden, dentro del partido demócrata, para unir fuerzas y enfrentar "al presidente más peligroso de la historia", como ambos califican y otros más también, a Donald Trump.
Como todo lo relacionado con Corea del Norte y sus críticos, en lo relativo a la nota asentada arriba, esta decisión de Sanders pudiera parecer una loquera y quizás lo sea, tomando en cuenta que intenta posicionarse y posicionar su discurso como una opción si no para ahora si para el futuro, viendo que dentro del partido demócrata la tendencia que representa se abre espacio y necesita fortalecerse más, para lo que requiere distanciarse de lo que representa Biden.
Pero los hechos desatados por el virus en Estados Unidos también allá dentro revelan una locura. Las cifras hablan y dicen que ese país es en este momento el centro de la pandemia mundial. El número de contaminados y muertos es el más elevado del mundo y según las perspectivas se espera que en los próximos días la pandemia se expanda más. Pero dentro de ese cuadro, generado por la actitud de Trump, para lo que no sirve usar el calificativo de irresponsable, pues está determinada por el muy racional motivo de privilegiar los intereses de las grandes corporaciones, como también el intento de Boris Johnson, hasta que el virus a él mismo le prendió y el de Bolsonaro, lo que no es entonces una locura, como si la es que, según algunas versiones, aparece en las encuestas como potencial ganador de las próximas elecciones. Locura colectiva esta que hace que Sanders, por el temor que engendra Trump para la paz mundial, el equilibrio económico y el contenido de su programa, proceda con sensatez, opte por apoyar adelantadamente a Biden, posponga para el futuro sus aspiraciones y la de quienes le siguen.
En España el virus tocó fuerte y todavía, pese que las cifras parecen descender, el ímpetu sigue siendo grande. Y no obstante, el gobierno, sin duda alguna presionado, ha informado para los próximos días la suspensión, creo que parcial, de la cuarentena. Y eso, dado las cifras que allá se manejan, parece una locura, pues según los expertos, la pandemia pudiera de nuevo tomar la fuerza de antes y hasta más.
EEUU es el mayor consumidor de petróleo en el mundo y siendo eso, su actitud o política siempre ha sido la de malear los precios del hidrocarburo. Pero es al mismo tiempo productor, exportador y casa matriz de muchos de los capitales que en el mundo están invertidos en producir petróleo. Y bajar los precios ha sido una de sus armas para golpear a quienes tiene como enemigos, especialmente Irán y Venezuela. Pero debe cuidar que los precios se muevan en un nivel de racionalidad y equilibrio para que el negocio subsista. El virus "se metió" con el negocio petrolero y llevó los precios a un nivel por debajo de los costos de producción, amenazando con parar el negocio a nivel mundial o producir una catástrofe de mayores dimensiones. Entonces Trump, en lo que parecería una loquera, si uno viese una película muda, aparece intercediendo ante Arabia Saudita y Rusia para que la OPEP y los productores no OPEP, se acuerden para detener la caída. El "comunismo" ruso, un invento o loquera de los medios publicitarios estadounidenses, y como tal embustero, pero plagiado por una multitud en el mundo llena de un miedo infundado, dejó de ser maléfico y se convirtió en un aliado.
Lo que el coronavirus muestra al mundo es que la mejor manera de vivir es en paz, respetando los derechos de cada quien y siendo solidarios en medio de las diferencias; y es una locura no entenderlo.
Es elemental pensar y hasta percibir de cerca que la cuarentena desate miles de problemas, como el relativo al abastecimiento, al drama que significa el vivir día a día, la carrera veloz y alocada de los precios, entre otros motivos por la falta de solidaridad y sensibilidad de quienes manejan las mercancías y hasta el tener que vivir 24 horas encerrados. Bien sea este encierro de una sola persona o con otros, habituados a verse por momentos puntuales, sobre todo los llamados a eso, convivir, festejar, comer, dormir y hasta sonreír juntos. El exceso, como la escasez, hace daño y el encierro, solo o acompañado, es eso, un exceso y entre los daños que pudiera ocasionar estaría la locura.
Asómese a los medios compatriota, twitter, facebook y otros más y perciba como allí se asoman miles y hasta millones de locos de atar.
En Venezuela, la mayor expresión de locura, estaría representada en un ala extremista de nuestro universo, según la cual, las mejores medidas para contener el coronavirus no son las que ahora se aplican, sino desatar una guerra interior, incitar más de lo ya han hecho para que fuerzas externas, hasta posiblemente contaminadas con el virus, nos invadan. Y la mayor locura, como en demasía, hay quienes a esos locos prestan atención.
Y lo peor del caso, la locura mayor, es que quienes eso quieren y ansían, dicen que como el gobierno de Maduro "es comunista"- ya no sé lo que eso significa – está ocultando las cifras y la verdad, la que ellos poseen o desean, dice que el coronavirus nos tiene acorralados y el Covid, a casi todos, sentenciados a muerte. ¿Siendo así, no sería sadismo o masoquismo, qué sé yo, no ya falta de solidaridad y realismo, pedir se nos agreguen sanciones y se nos haga una guerra?