En términos absolutos, el bloqueo y la mala gestión sí tuvo sus frutos. La oposición dividida resultó ser la mayor fortaleza del Gran Polo Patriótico (GPP).
Solo en el Distrito Capital y en 5 gobernaciones, Miranda, La Guaira, Carabobo, Delta Amacuro y Aragua la Revolución arrasó. En las otras entidades, la suma de los partidos opositores obtuvieron más votos.
Sin duda estos números hablan por sí solos y muestran un mensaje contundente de la población, lo cual obliga a reflexionar profundamente al respecto.
Lo primero que llama la atención es que el voto incondicional y duro del chavismo, alrededor de 3,5 millones, nuevamente salva a la Revolución de una derrota contundente, ayudado por la importante abstención de buena parte del voto opositor.
Esta "victoria circunstancial" merece ser analizada en una asamblea general abierta del GPP, sin apelar a medias verdades.
El porcentaje cercano al 60% de abstención tiene que llamar poderosamente la atención, no por la simple cifra fría que coincide con la histórica en este tipo de eventos, sino más bien por su composición.
Este porcentaje significa que alrededor de 13 millones de personas no acudieron a votar, y que gran parte de la abstención fueron también votos tradicionalmente chavistas que sucumbieron al efecto de la guerra económica y a la mala gestión, que no se puede ni se debe ocultar.
Los servicios públicos, la atención ciudadana y muy particularmente la población más vulnerable deben ser apoyadas más directamente por los dirigentes que hoy día alcanzaron tan importantes cargos. La economía, la salud, la educación y el transporte deben ser mejorados. La atención gratuita en los hospitales públicos, donde asiste la población más vulnerable, quienes están a merced de los "mercaderes de la muerte", debe ser resuelta con gran prioridad, por ser la "vitrina" de la gestión SOCIALISTA gubernamental. Por ello, el pueblo de a pie, conformado por los más desposeídos , no acudieron a votar masivamente el domingo 21 de noviembre de 2021.
Por otra parte, estoy también convencido que estas clases populares no han percibido a estas alturas una clara exposición desde de la dirigencia chavista, de las bondades de Revolución, ocupada en consolidar posiciones de poder en sus diferentes ámbitos de acción, ya sea en el PSUV, las gobernaciones, alcaldías y algunas otras posiciones de la administración pública.
Resulta entonces absolutamente necesario fijar posiciones de batalla en el ámbito ideológico y conceptual para la aplicación plena de la democracia verdadera, la participativa y protagónica y para la consolidación del poder popular.
El proyecto plasmado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es el camino expedito hacia la construcción del Socialismo del Siglo XXI. Ahora más que nunca, no debemos aflojar en su divulgación y comprensión, estando claros que la construcción de una sociedad de iguales es un proceso largo y duro que requiere asumir riesgos con grandes posibilidades de fallas transitorias, requiere también sacrificios heroicos que debemos estar dispuestos todos y todas a asumir a la mayor brevedad posible.