Desde siempre, el Presidente Chávez ha impulsado iniciativas tendentes todas a asegurar el ejercicio real de la democracia participativa y protagónica de parte del pueblo, como fue el caso de los Círculos Bolivarianos y, ahora, los Consejos Comunales, pero que han tenido un papel relativo, disminuido en algún grado por los mismos partidos políticos que se apoyan en el proceso revolucionario bolivariano, lo cual –si no se evita a tiempo- podría convertir al PSUV en algo más de lo mismo: otro partido reformista. Esta posibilidad no es descartable, aunque pareciera remota dada la predisposición manifestada por Chávez para que el partido unido no tenga semejanza alguna con el modelo clientelar de los partidos tradicionales y, aún, “revolucionarios” o chavistas; cuestión que obliga a plantearse cuál ha de ser el rol a cumplir por la nueva organización partidista en el sentido de convertirse en un instrumento al servicio del pueblo y si se justifica que se mantenga en el tiempo cuando se le da impulso a la configuración del poder popular en Venezuela.
Las condiciones para que se conforme el Partido Socialista Unido, atendiendo a las mismas afirmaciones del Presidente Chávez para que se cree un nuevo liderazgo revolucionario, surgido desde las bases, chocarán inevitablemente con los intereses creados por las diferentes cúpulas partidistas que se arrogaron el protagonismo y la participación del pueblo, tal como lo hiciera la dirigencia tradicional durante sus cuarenta años de dominio político en el país. Esto ocasionará, sin duda, un enfrentamiento entre las bases populares, aupadas por el discurso presidencial, y la nueva clase política conformada alrededor de la figura de Chávez, clase política que se empeña en aferrarse a los viejos esquemas representativos y no abre las compuertas al protagonismo, la organización y la formación ideológica socialista de los sectores populares, impidiéndoles así asumir la conducción y la profundización del proceso revolucionario bolivariano como lo exige el fomento de una revolución socialista plena.
De hecho, el PSUV tendrá que salir del contexto de discusión y de las conveniencias de las cúpulas partidistas chavistas para que sea abordado sin intermediaciones por quienes representan las bases populares del chavismo, que tienen un compromiso más directo con los cambios económicos, sociales, culturales y políticos promovidos en suelo venezolano, como se evidencia entre los campesinos, los trabajadores, los jóvenes, los estudiantes y las mujeres, a pesar de que llevan todavía a cuestas una carga cultural negativa que los relega del protagonismo democrático, heredada de la democracia representativa. Esto quizás no se refleje en lo inmediato. Alguna gente creerá, incluso, que esto es lo mejor que podrá hacerse en beneficio del avance y de la consolidación del proceso revolucionario, sin embargo, creemos que el mismo PSUV debe imponerse a sí mismo el ser abolido, tomando en cuenta que se busca poner en práctica -al cien por ciento- el poder popular, algo que pudiera generar contradicciones al estar parcelada una porción de la población revolucionaria. Aparte de ello, el PSUV está llamado a abordar los temas prioritarios del pueblo venezolano, por lo cual tendrá que propiciar espacios para la discusión política e ideológica que permitan abordarlos desde una óptica totalmente diferente y no reformista. Esto último es muy importante resaltarlo porque el viejo modelo de sociedad usurpó la soberanía popular y ahora es imperativo que el pueblo ejerza sus derechos, conociendo, también, sus deberes; pero sin que haya un tutelaje que, a la final, produzca un efecto contrario.
De igual forma, debe advertirse que el liderazgo que surja de las filas del Partido Unido no puede ser el mismo que ha dominado la escena política venezolana en los últimos ocho años, puesto que sólo se dedicó a usufructuar el poder sin producir hechos revolucionarios de relevancia y, si se vio obligada a ello, fue por el liderazgo indiscutible de Chávez, quien tuvo la suficiente visión y comprensión del momento histórico que le ha tocado vivir, alentado por las masas populares, su principal sostén. Sin duda, existen elementos que nos mueven a concluir que el PSUV reforzará las iniciativas populares que prefiguren, o asienten, el nuevo socialismo por crearse en la Patria bolivariana, pero éstas no pueden subordinarse, bajo ningún concepto ni circunstancia, al interés contrarrevolucionario de una elite reformista.-
¡¡¡REBELDE Y REVOLUCIONARIO!!!
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