Sólo cuatro reuniones, cuatro asistencias a las asambleas de batallones del PSUV, nos bastaron para presagiar lo que en ese “no nato” partido ocurrirá y desistir en ser un militante.
Aún no se ha instalado el congreso fundacional y desde ya llueven las denuncias a las maniobras que se hicieron entre voceros para elegir a los delegados al congreso fundacional en busca de la selección de las autoridades de ese engendro de mil cabezas llamado, por ahora, Partido Socialista Unido de Venezuela y en donde podemos ya avizorar en el horizonte quienes serán al término sus autoridades: “Los mismos de siempre”
Recuerdo como si fuera ayer, las palabras lapidarias de la camarada Iris Varela, alias “Comandante Fosforito”, cuando en clara alusión a quienes pretendían conformarlo dijo: “Da grima montarse en el bus del Partido Socialista Unido de Venezuela”.
La mayoría de las personas que acudimos al llamado presidencial, lo hicimos movidos por la buena fe; acudimos con un sueño; con la ilusión de un partido que sirviese de piso para la revolución y que más que partido, fuese una especie de “santuario a la moralidad”. Acudimos al llamado presidencial con el ánimo de aportar ideas; ideas que derivaran de la experiencia que cada aspirante a militante tuviese en su día a día; de su práctica académica, profesional, técnica, laboral; en fin, de la actividad a la cual se dedicara, para que naciese un partido ligero, fresco, dinámico, pragmático; nada parecido a lo anterior y por sobre todas las cosas, de alta sensibilidad social.
Muchos de los que acudimos a esa conformación de partido, somos hombres y mujeres libres de pensamiento; soñadores; utópicos quizá, libre de ataduras dogmáticas imprácticas y hasta ridículas y por eso resulta espurio que entre sus adalides se cuenten con adefesios traidores al proceso; como por ejemplo, un Francisco Javier Arias Cárdenas, sólo por nombra a uno - existen otros más- que aspiran dirigirlo.
A muchos de nosotros, los puros de mente y libres de dogmas, nos daba risa cuando sujetos conocidos en el mundo político de la cuarta, impregnados de malos hábitos ciudadanos y políticos, abortos y excrementos humanos de viejos partidos y micro partidos de la cuarta ya desaparecidos y que han visto una oportunidad de reeditarse políticamente en la quinta bajo el amparo de la revolución y del líder Presidente, el comandante Hugo, quien les facilitó con la puerta franca de ese nuevo partido su acceso o entrada al templo de la moralidad que suponíamos pudiera ser el PSUV, pretendían, en asambleas de batallones, darnos clases de honradez y de cómo debía conformarse un partido y dentro de ese partido, cuál debía ser el perfil de ese militante para ser un buen ciudadano o lo que es lo mismo, un buen socialista.
¡Habrase visto!
Nos resultaba harto dificultoso, contener las nauseas y el vómito que la sola presencia de esos bichos nauseabundos nos despertaba. El líder presidente dijo cuando lanzó su proclama de, VAMOS HACIA EL PARTIDO UNICO, VAMOS; dijo, entre muchas otras cosas, que decretaba la muerte de los cogollos partidistas; muerte al Movimiento V República dijo; que por cierto, nació más puro que esta cosa que se pretende crear ahora; que decretaba, dijo, el fin de los lideres de a dedo para que emergiera el nuevo liderazgo; ese que nace de patear la calle; de llenarse de polvo barriático los zapatos, gomas o cotizas. Pero la gran tragedia, para el grueso número de personas que acudimos pulcros, libres de máculas partidistas y hasta “preñados de inocencia” a esa farsa de asamblea de batallones, fue ver cómo estos facinerosos de la política de siempre se colaban con sus chequeras y presiones políticas hacia los voceros, para que propulsaran, como delegados al congreso fundacional, a sus mentores.
Por todas estas cosas y otras que nos faltan aún por ver, es que dudamos del futuro de este naciente partido.
Sin ser pitoniso, nos atrevemos a presagiar las mortales luchas intestinas que una vez conformado este engendro se van a dar en su seno en la búsqueda del tan ansiado poder.
Ojalá, este Partido en lugar de ser unido no se convierta en desunido y acabe con el sueño de los millones de pendejos que en todos los procesos hemos ido a sufragar en favor de una revolución que parece esfumarse.
¡El que tenga oídos, que oiga!
(*)Médico
elieceralvarado@cantv.net