Si quisiéramos definir al Socialismo en poquísimas palabras, éstas serían: "Es el rescate de la Conciencia de Sociedad.”
De esta manera resaltamos el núcleo del Socialismo, y reafirmamos que todo, en la lucha por su conquista, por su construcción, está subordinado al rescate de la Conciencia Social.
Si quisiéramos encontrar la esencia, la naturaleza del capitalismo, diríamos que es la Conciencia egoísta. No es pensable un capitalismo sin altos niveles de egoísmo, lo necesita para su funcionamiento, para su justificación. Podríamos decir que el Capitalismo es el egoísmo llevado a los máximos niveles que ha conocido la humanidad, tan altos que ponen en peligro la supervivencia de la especie.
Las afirmaciones anteriores no son insignificantes, son un paso importante en la teoría revolucionaria, nos proporcionan una posibilidad de medida del avance en la construcción del Socialismo. Y son más importantes aún en Venezuela, donde estamos inmersos en un proceso de Revolución Pacifica que nos obliga a coexistir con el enemigo oligarca, con sus valores, con su ética.
Este proceso Bolivariano, sometido a las turbulencias propias de una revolución, en lucha constante con el capitalismo, debe medir frecuentemente su avance, y el retroceso del capitalismo.
Sabemos que las modificaciones económicas tienen decisiva influencia en la conciencia social de la población.
Cuando se nacionaliza una empresa pasa a toda la sociedad bajo la administración del Estado, se está avanzando en la Conciencia de pertenencia a la sociedad, se está avanzando hacia el Socialismo.
Pero cuando un vocero importante dice que vamos a estimular al capitalismo, a crear nuevos empresarios, estamos estimulando el egoísmo, dando una puñalada al Socialismo.
Si formamos unidades organizativas sociales aisladas, sin conexión con lo regional y lo nacional, sólo importándose de los problemas de su estrecho entorno, estaremos estimulando conciencia egoísta.
La conciencia egoísta que acompaña al hombre desde lo profundo de la historia, nace espontáneamente en el capitalismo, no así la Conciencia del Deber Social, de pertenencia a la sociedad, ésta necesita de un gran esfuerzo para instalarse en los corazones carcomidos por el egoísmo, por el sálvese quién pueda, la guerra de todos contra todos que nos impone el capitalismo.
Esta lucha entre conciencia egoísta y conciencia amorosa, del Deber Social, es la decisiva en la Revolución.
Es por eso que la Revolución debe tener mucho tino al tomar medidas económicas, considerar el mensaje que éstas mandan al espíritu de las masas. Podríamos decir, parafraseando la célebre sentencia, que la economía es asunto muy serio para dejarla sólo a los economistas.
Se entiende que el gobierno tome las más variadas medidas económicas, pero de allí a que algunos empiecen a bailar en un solo pie, a entrevistar a empresarios, a impulsar el capitalismo encubierto, con el eufemismo de “productivo”, eso es desviar, traicionar a la Revolución.
La Revolución debe impulsar el Socialismo, su espíritu y su economía. Y las concesiones que se les hagan a los empresarios, deben considerarse accidentes en el camino, problemas tácticos, nunca proyecto estratégico.
¡Chávez es Socialismo!
¡Irreverencia y Lealtad!