Noruega y Venezuela, dos sociedades divergentes

PDVSA, principal industria de la República Bolivariana de Venezuela, es una corporación que, integrada verticalmente, desarrolla operaciones de exploración y producción de crudo y gas natural; bajo la modalidad aguas arriba, mientras que aguas abajo, lleva a cabo operaciones de refinación, mercadeo, transporte de crudos y productos terminados y procesamiento, mercadeo y transporte de gas natural, no sólo en el territorio nacional, sino también en el Caribe, Norteamérica, Suramérica y Europa, entre otras regiones. Por mandato de los Artículos Nº 302 y Nº 311 de la Constitución, adoptó responsabilidades sociales, refrendado además en el Artículo Nº 5 de la Ley Orgánica de Hidrocarburos, que se refiere a la participación de PDVSA en el desarrollo social e integral del país; con la finalidad de apoyar las obras o servicios destinados a alimentos, desarrollo de infraestructura y vialidad, actividades agrícolas, de salud y educación y, a cualquier otra inversión productiva en la República, participa en diferentes programas establecidos por el Ejecutivo Nacional.

A este respecto, mucho se ha hablado y escrito sobre el manejo de los ingresos fiscales petroleros, a lo largo de los años. Incluso, han venido al país funcionarios de otros países a explicar el uso de los excedentes generados por la explotación petrolera en sus respectivos países, como es el caso de Noruega. En 2008 asistí a la Universidad Metropolitana en Caracas a una conferencia dictada por Oystein Noreng, economista experto en el área energética y profesor de la Escuela Noruega de Gerencia, quien disertó sobre lo humano y lo divino de la industria petrolera de su país. Al referirse a la industria petrolera, expresó que después de haberse descubierto el primer yacimiento petrolero en 1969, hoy, 40 años después, las ciudades nórdicas huelen a progreso; sus casas, avenidas, edificios, infraestructura en general reflejan el desarrollo, la modernidad y hoy el gobierno noruego cuenta con un fondo petrolero que asciende a casi 300 mil millones de dólares entre una población de 4.9 millones de habitantes en 2010.

El ministro de Energía de Noruega, Terje Riis-Johansen, afirma que se usa 4% (12.000 mmd) de dicho fondo al desarrollo social del país.

 “El mayor debate en nuestro país –continúa el ministro- es cómo repartir el dinero que se ha obtenido de la industria petrolera desde 1990, cuando fue creado por el parlamento el fondo petrolero”. El ingreso por habitante en Noruega es de 55 mil 450 dólares, según cifras del BM, mientras que en Venezuela es de 12 mil 340 dólares.

Noruega ya era un país considerado desarrollado en junio de 1971 cuando se inició la explotación petrolera, y apenas alcanzó los cuatro millones de habitantes en 1975. Ese país, tercer exportador mundial de petróleo, con una economía diversificada, con el 100% de su gente que sabe leer y escribir, está en el primer lugar dentro del Índice de Desarrollo Humano; en el 4° en el PIB per cápita; en el 15° en el índice de competitividad; y, la inversión extranjera directa asciende a casi 85 mil millones de dólares anuales.

Venezuela en 1925 era un país rural, analfabeto en más de un 70%, con una economía agrícola rudimentaria e improductiva, escasos dos millones de habitantes y gobernantes semi analfabetas, con mentalidad rupestre que entregaron la explotación petrolera a empresas transnacionales que se dedicaron a esquilmar nuestras riquezas. Así vivimos hasta 1975, cuando la nacionalización de la industria hacía prever cambios sustanciales en la orientación de los ingresos petroleros.

Treinta y cinco años después, Cabimas, que tiene tradición una petrolera de casi 100 años (el reventón de El Barroso fue en 1922) y está en el centro de lo que fue durante 80 años el emporio de los principales yacimientos petroleros de Venezuela y donde se obtenía el 75% de la producción nacional de crudo, continúa siendo una ciudad deprimida: sus calles, viviendas, servicios, infraestructura en general reflejan descuido, atraso, indiferencia, ineptitud, abandono. Con sus 200.000 habitantes, carece de vida autónoma, de industrias, de un catastro que le permita obtener las rentas necesarias para su subsistencia. Y Así el resto de las ciudades petroleras en los estados Zulia, Anzoátegui, Monagas. Un dato al margen: para el año 2008, el presupuesto de la ciudad de Cabimas provenía del Situado Municipal, de la Ley del FIDES y de la Ley de Asignaciones Económicas Especiales; menos de un 20%  era generado por las Rentas Municipales.

En un injustificable descargo de quienes gobernaron Venezuela desde la década de 1920 hasta el año 2000, debemos decir que habría sido injusto, inhumano, reservar fondos “excedentarios” en lugar de destinarlo al mejoramiento de la calidad de vida de los venezolanos y al mejoramiento de la infraestructura nacional. No se hizo ni lo uno ni lo otro. Hoy día, sin embargo, la nueva generación de jóvenes de la Venezuela Petrolera, comienza a disfrutar de los beneficios de la industria, al tener la posibilidad de acceso a todos los niveles de la educación, a un sistema de salud que avanza en calidad todos los días, mientras los viejos ven poco a poco satisfechos sus anhelos de seguridad social

Mientras Noruega dispone de un nivel de reservas probadas de hidrocarburos de 6 mil millones de barriles de petróleo estos crudo equivalente, Venezuela ocupa el primer lugar con reservas que equivalen a 50 veces de las que posee Noruega, que produce un millón 950 mil barriles diarios de petróleo crudo. El futuro parece asegurado, sólo que en años tenemos que saber cómo “sembrar el petróleo”.

*cepo39@gmail.com

(*) Miembro de número de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia



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César Prieto Oberto (*)

Profesor. Economista. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia. Candidato a Dr. en Ciencia Política.

 cepo39@gmail.com

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