Raúl Bracho
Aleluya si fuese posible derrotar
este imperio a balazos, habría caído una y mil veces ya. Cuba derrotó
al ejército de Batista con los fusiles heroicos de la sierra maestra,
pero de aquel tiempo a esta parte se hace imposible repetir la hazaña,
no por falta de guerrilleros ni de rabia popular, sino por un imperio
que maneja un poder bélico prácticamente invencible, al que se le
puede resistir pero difícilmente derrotar. A la hora de querer someter
con el genocidio y la fuerza brutal, el imperio derrumba a ejércitos
grandiosos y los arrincona en la resistencia sometida a sus enormes
fuerzas. El pueblo de Gaza y Libia son ejemplos de cómo se aleja la
posibilidad de la victoria por las armas.
El sueño del Che de crear
mil Vietnam solo podrá renacer en un momento histórico en el
que el mismo imperio se enfrente ya a todas una humanidad sumida en
la gran hambruna y miseria de su propio fin, quizá estando debilitado;
pero por ahora, la carta que le queda y usa este imperio es sus grandes
potenciales armamentísticos, su alta tecnología y su gran poder de
destrucción con naves intripuladas, con enorme tecnología satelital
y con bombas sumamente letales. Es su cara ante el mundo: la guerra.
Aun con esta situación de
desigualdad, la lucha de los pueblos que claman cambios drásticos en
el sistema, han encontrado nuevas armas más allá de las guerras:
la famosa batalla de las ideas, proclamada por Fidel, nuestro gran timonel,
basta para confirmar estas apreciaciones, el mismo nos denuncia el poder
casi indestructible del imperio de la guerra, pero sembró
el terreno de una nueva batalla: las ideas, la conciencia y la participación
social.
Hugo Chávez Frías fue duramente
criticado cuando al salir de la cárcel se convenció del camino
democrático, de la vía electoral para la toma del poder político,
los izquierdistas radicales no entendían ni entienden una revolución
sin armas y sin guerras, a veces siendo más guerreristas que el mismo
enemigo al que queremos derrotar. Sin embargo la historia le dio la
razón, el pueblo revirtió las reglas establecidas de la seudo democracia
neoliberal en la que el pueblo elegía a quien le enseñaban a elegir
entre títeres del mismo cogollo oligarca, el pueblo descubrió que
podía tomar el poder político votando por un candidato como Hugo Chávez,
como Rafael Correa, como Kichner, como tantos otros que hoy están
al frente de los gobiernos en nuestra América. La batalla de las ideas
comienza a preocupar al imperio que no trata sino de demonizar a estos
gobiernos y a tratar de ilegitimizarlos para poder llevar la contienda
a su plano preferido: la guerra.
Por ello es importantísimo
que se entienda, sobre todo en estos días, la importancia de la revolución
bolivariana y los procesos que ésta ha generado en el continente, que
se entienda que la paz es la mejor arma para derrotar al imperio, que
este juego difícil de dormir con el enemigo, de aceptar reglas que
ya estaban establecidas por nuestro enemigo e irlas derrotarlo lentamente
y dentro del marco democrático, es un camino demasiado valioso como
lo demuestra Venezuela con su nueva constitución, con su pueblo organizado
y con todos los beneficios de los que disfruta nuestro pueblo luego
de estos años de luchas y victorias: salud, educación, vivienda y
organización comunal.
Nunca el proceso revolucionario
que ha nacido desde nuestros pueblos agredió o descalificó a los movimientos
armados que resisten en Colombia, a pesar de las grandes derrotas que
sufren a diario por su gobierno oligarca y las bases americanas que
lo atacan con demasiada desproporción, la lucha de cada pueblo merece
el respeto a su libre determinación. Esto debe suceder de igual forma
por su parte, el proceso enorme que avanza desde los países que desarrollamos
la revolución en democracia merece el respeto de sus organizaciones
revolucionarias, no deberán poner en riesgo al proceso que se enmarca
dentro de la democracia internacional al ocasionar situaciones que el
mismo imperio no tardaría en usar como pruebas para acusarnos de cómplices
del terrorismo internacional, o de financiarlos y propiciarlos.
Considero un deber de las FARC
mantenerse al margen del territorio venezolano, son tiempos muy distintos
a los de la revolución cubana que triunfo con las armas y daba refugio
a los movimientos armados similares a su propio origen, creo en el
fondo que esto lo entiende muy bien el secretariado de las FARC y me
basta para confirmarlo que entre tanta denuncia que se imprime a diario
no he leído la primera que provenga oficialmente de
ésta organización. De igual forma quienes de forma tan ligera
alegan y acusan de contra revolucionaria a nuestro líder por las desafortunadas
situaciones ocurridas deberían repensar las consecuencias políticas
que envuelves estos sucesos, es que si alguno de ellos piensa que Chávez
toma éstas decisiones por rabia al movimiento guerrillero o con algún
tipo de placer, entonces no conocen quien es nuestro comandante. Yo
se que son decisiones tomadas con dolor y con firmeza, con rabia de
que se permita a camaradas revolucionarios ser atrapados fuera de las
reglas de un juego que hay que cumplir para no arriesgar ni un milímetro
el poder político y económico que se ha conquistado y que genera la
única fuerza capaz de anteponerse al sistema y abrir una posibilidad
posible a la revolución mundial.
Con mi mas fraterno apoyo a
las FARC, a quien deseo las mejores victorias contra el gobierno pitiyanqui
del oligarca Santos, y con mi invitación a quienes damos la batalla
en Venezuela y la América nuestra para que sepamos entender la importancia
de la marcha que ya lleva doce años derrotando en democracia al imperio,
para defenderla afuera y adentro.
Muchas nuevas fuerzas de lucha
piden en las plazas una nueva democracia: la democracia real. Es el
clamor de los indignados y la misma nuestra, es el mismo camino por
el que ya avanza Venezuela.
Venceremos.
brachoraul@gmail.com