Una cosa me asombró hace un rato al regresar a casa, fue leer la nota de Roberto H. Montoya, sobre la aparición del Rey, allá en Cádiz en la Cumbre esa que brinca de patria en patria en algo que llaman Iberoamérica. Me provocó ser solidario, a pesar de la forma integral y exquisita en que escribe mi camarada.
Una teta que se quedó sin leche nos pide que la amamantemos, la figura desfigurada del último rey de aquel imperio de otrora, de aquella España imperial, con la cadera desecha de matar elefantas, apunta ahora al medio de nuestro entrecejo. Con su mano temblorosa y sus grandes deudas al FMI y al Banco Mundial, pide limosnas a quien robó todo su oro, toda su plata, toda su historia y su cultura, a quien nos asesinó llenando de sangre el plumaje de nuestros aborígenes.
En nombre de la madre patria que nos enseñaron en sus escuelas donde desdibujaron las historias verdaderas y nobles de nuestros originarios padres y madres, nuestros ancestros y que nos llenó de virreinatos. El Rey sin reino que se cae a cada rato ya sin equilibrio de eso que el llama España, que se desarma, que se rebela y que toma las calles y plazas para reclamar al mundo ante el castigo ignominioso del capitalismo que ahora exprime a su propio pueblo para seguir rentando.
Juan Carlos, Rey, ¿por qué no te callas?
Es toda una gran mentira, son la memoria de un cordón umbilical que desapareció hace mucho, nada nos une a esa mal llamada madre que fue solo la patria desde donde Colón vino a dominarnos, desde donde se embarcaron soldados para empalar a nuestros caciques y aniquilar millones de los nuestros. Esa misma España que se adornaba con descaro, llenando sus palacios con el oro que nos robaban. No, no hay Iberoamérica posible, no nos une nada.
Un montón de esbirros en sus aeropuertos esperándonos para no dejarnos entrar a eso que aun se llama España diciéndonos que no tenemos espacio para convivir con ellos. Los que nos llaman despectivamente “sudacas” y nos maltratan y escupen, ¿esa es Iberoamérica? Menos aun para que este Rey venido a menos y acosado en su delirio de deudas, tenga la osadía de mendigarnos favor alguno.
Es la hora de pasar nuestras facturas, no la de compadecernos de quien nos hizo tanto daño y nos causó dolor, de quien nos convirtió en aquella sociedad de esclavos. Si los grandes capitales saben como cobrar a este desahuciado rey en decadencia, pasemos nosotros las cuentas que se nos adeudan.
Españoles que deben ahora liberarse de España, seguid el ejemplo que dan nuestras patrias: ¡No a la sociedad de capitales, no a la explotación y el ultraje!
Sudacas: ¡No bebáis más de este Cádiz!!
¡Patria independiente y socialista, viviremos y venceremos!
brachoraul@gmail.com