Los venezolanos carecemos de conciencia democrática, Por lo tanto, hay un vacío de identidad con el país, porque es muy limitado el número de constitucionalistas y, dejamos que unos extranjeros nos asesoren en el campo político y territorial. El populismo, en nombre de un progresismo, ha asaltado el Poder, como lo viene haciendo y, precisamente por ello,, nos encontramos en alerta democrática, donde e gobierno bolivariano viene eliminando prioridades al pueblo venezolano.
La pérdida de conciencia política nos ha llevado a una guerra asimétrica, dejando a un lado el Proyecto Bolivariano, por lo que indica, que, no hay nada que festejar. Hay que dejar de lado, las políticas de odio, para enarbolar banderas. En Venezuela no tenemos que imitar ningún programa o proyecto extranjero.
Los militares, han envilecido nuestro ejercicio político civil, quienes me criaron fueron navales, era un orgullo ver a los cadetes vestidos de blanco, retretas y paradas en mi Puerto Cabello, natal. Pero, hoy, hay una facción que, con su discurso excluyente, avergüenza dichas fuerzas y, rompe con el protocolo constitucional, dividiendo prácticamente los territorios liberados por nuestros Libertadores en tres zonas geográficas. Nuestra población civil, no puede trasladar alimentos de un Estado a otro, porque le es decomisado lo mismos, todos los choferes deben cancelar vacunas y el papelón no puede ser trasladado de Los Andes al Centro por los grupos familiares y camioneros andinos, porque pueden ir presos, cuando dicho rublo es algo como nos identifica y es un emblema gastronómico nacional.
De las patológicas formas de nacionalismo presentes en Europa, una jauría que enarbola banderas identitarias, hizo referencia Savater a una más grave y real que la inofensiva, por el momento, que significa Vox: la que gobierna en el País Vasco, resultado del fascismo que aplicó ETA durante años, a imitación del proyecto de Ante Pavelic: un tercio de la población eliminado; otro exiliado; el restante, sometido. Se impuso la identidad nacionalista. La identidad asesina.
Pero, VOX, es gobierno y tiene una representación y ante los desmanes de los protectores del país español y venezolano, debemos aceptarlo en sus normas y deberes.
El 27 de abril de 1974, dos días después de la Revolución de los Claveles, Miguel Torga, extraordinario escritor comunista represaliado por la dictadura portuguesa, anotaba en su diario: «Las instalaciones de la Pide han sido ocupadas. Mientras, en compañía de otros viejos veteranos de la oposición al régimen fascista presenciaba la furia de algunos exaltados que reclamaban la muerte de los agentes, acosados en su interior, y destrozaban sus automóviles, pensaba en el hecho curioso de que las verdaderas víctimas de la represión raras veces ejecutan la venganza. Tienen un pudor que les impide manchar su sufrimiento. Son los otros, los que no sufrieron, los que se exceden, como si no tuviesen la conciencia tranquila y quisieran alardear de una desesperación que nunca sintieron».
Cada vez que veo rebrotar el antifranquismo retroactivo recuerdo aquellas líneas. E inmediatamente se impone la pregunta: ¿Dónde están los franquistas? Si nos atenemos al número, hay pocos. No llegaban a mil personas las que se concentraron en julio pasado en el Valle de los Caídos para protestar contra la exhumación de Franco. Esa es la exacta medida de quienes reivindican al dictador. Seguramente es el criterio más inequívoco para identificar franquistas. Pero no el único.
Quienes motivaron a Chávez y a Arias Cárdenas, le dejaron luego y la República no se pudo levantar, la V languidece y el presidente Maduro Moros, hace todo lo contrario de lo emanado en el libro azul y Legado de La Patria.
La estrategia más extendida sostiene que la atribución de «franquista» no es cosa de los franquistas sino de los antifranquistas. En Cataluña se aplica por sistema. Hace apenas un corto tiempo, en el Parlament llamaron «facha» a Joan Coscubiela, en aquel momento parlamentario de Catalunya Sí Que Es Pot, y no descarto que a Torra, abucheado por los CDR hace apenas unos días, le haya llegado ya su hora. En Cataluña, si ha de hacer caso a ese criterio, salvo el último administrador del sambenito, todos fachas. Ya ven, nuestra identidad.
Elías Jaua Milano, con mayor capacidad que Aristóbulo Isturiz en el Ministerio de Educación, hizo el papel en corto tiempo de mejor ministro y ante el gabinete ejecutivo se pronunció por el respeto a las cláusulas contractuales, como buen comunista y sociólogo, sabe administrar la verdadera justicia social, es uno de los pocos que lleva en su alma, la savia y esencia de Hugo Chávez Frías en amor por su pueblo. Fue expulsado y sacado por quienes no desean un Poder Comunal en Venezuela, las bases. Me refiero al clan militar que, nos hace recordar a Franco, poco tiempo después de su muerte.
En todo caso, hay una singularidad en los franquistas involuntarios: consideran «franquista» un insulto. No es la única. También reclaman olvidarse de Franco. Una rareza: no hay leninista que se olvide de Lenin ni católico que pida que diga que dejemos a Jesucristo en paz. No es irrelevante. La disposición nos recuerda que el relato ganador, de todos, es el de la democracia. Algo indiscutible. Y verdadero: nuestras leyes consagran exactamente valores contra los que Franco se sublevó. Franco, en las ideas, fue derrotado.
Maduro, en las ideas, siempre es derrotado.
Y ahora, la demostración, por contraste, de la derrota: sustituyan «Franco» por «ETA» en distintos contextos. A ver si encuentran relatos en las escuelas que entiendan y den voz a la sublevación militar, fachas recibidos en parlamentos y universidades, pueblos aplaudiendo y votando a falangistas y donde se intimida a quienes combatieron la dictadura. Ni un caso. Mientras la mención a Franco ensucia lo que roza, desde la idea misma de España hasta los pantanos, ETA ha dejado impoluta a la izquierda abertzale, al País Vasco y, también, al nacionalismo, el ideal que invocaron para asesinar.
Por supuesto, todo puede cambiar. Pero, de momento, entre quienes reclaman acabar con nuestras instituciones democráticas hay más antifranquistas profesionales que franquistas. La explicación del antifranquismo sin franquistas, me temo, hay que buscarla en otra parte. Quizá en que, a la vista de que el capitalismo ha resultado un titán, haya que pasarse por la tele, una vez más, la victoria de la Champions. Quizá en los versos de Cavafis: «¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros? / Esta gente, al fin y al cabo, era una solución».
Ha sido todo lo que se puede ser en Política. Diputada por la UCD en las elecciones generales de 1977, la primera ministra de la Democracia y por supuesto, alcaldesa de Sevilla. Soledad Becerril (Madrid, 1944) ha recopilado todas sus vivencias en 'Años de soledad' (Galaxia Gutenberg) con las que pretende reivindicar la Transición frente a aquellos que se empeñan en desprestigiarla.
"El silencio, como supongo que ha sido el caso de otras personas que han visto de cerca crímenes, horrores y abusos, no es por causa del olvido o la desmemoria. Para mí es justamente lo contrario: es el dolor, quizás el trauma o la huella que me han dejado lo que hace que me cueste volver a ello. Conservo una caja verde con una etiqueta que dice: Alberto y Ascen. No la abro desde que un tiempo después del atentado guardé en ella documentos que son la memoria de aquel día. La caja contiene también las declaraciones del 23 de marzo de 1998 de los autores del atentado en la comandancia de la Guardia Civil. Las actas describen también cómo se movían por diferentes ciudades para vigilar a cargos del PP y cómo actuaron el 30 de enero en Sevilla".
En el porteñazo, estaba abajo, entre Las Tejerías y Rancho Grande, por el Cerro donde estaba el Fortín Solano, se veía correr la sangre de inocentes soldados que fueron motivados por incipientes marinos, carentes de ideología y sin ubicación del tiempo. Más allá, La Alcantarilla. En una reunión de Misión Sucre en un gran salón, una alumna que vendía café trató de vociferarme y una docente, - me sorprendió- la mando a callarse porque no me conocía, al otro día, trajo una foto, donde siendo un niño bajaba arrastrado un soldado sublevado por las torrenteras de sangre y arriba se escuchaba entre las faldas del cerro, las bombas dejadas por los aviones a favor del gobierno.
Los comunistas de hoy, son oportunistas. Desconocen la realidad de las batallas, aquella joven seguirá vendiendo café, ha perdido la mitad de su peso corporal y sus compañeros de militancia, la dejaron sola, olvido que yo era su profesor de Ciencias Políticas y que el programa era cubano y las notas, las lleva el docente.
Así, dejemos a Franco en Silencio, no utilicemos la imagen de Chávez, cada uno debe ser como es y, Maduro debe levantarse con sus pies de barro, aunque ya no hay tiempo, el mal asesoramiento escabullo su horizonte.
Así en España, apareció VOX, el silencio, cubre a Miraflores, ya no está Chávez Frías.
Nosotros, los venezolanos de la mayoría constitucionalista, ¿cómo pensamos festejar el 31 de diciembre? ¿Yéndonos de puente? La Constitución mandó a las tinieblas a una Dictadura. Somos Repúblicos, de la patria de Bolívar, de la Gran Colombia.