Trincheras de Ideas

Chile: ¿Una tardía insurrección popular 46 años después derrocará el neoliberalismo?

Reivindica el pueblo chileno a Salvador Allende y a los miles de asesinados por la dictadura militar y la nueva dictadura de Piñera.

Casi 46 años después del 11 de septiembre chileno de 1973, donde fue derrocado y asesinado el valiente Presidente Salvador Allende por la bestia Pinochet y los generales felones y traidores, cumpliendo las órdenes yanquis del presidente Richard Nixon y de Henry Kissinger, una, al parecer tardía e inesperada insurrección popular, sostenida por casi tres meses por el pueblo chileno, estremeció todos los estamentos y bases de la sociedad y particularmente a la oligarquía más vil de América, que es decir bastante.

Una insurrección atípica, un acumulado de dolores viejos, resentimientos , odios contenidos y heredados, brutal desigualdad social, injusticias de los burgueses y oligarcas durante 46 años, incluidos los pseudo democráticos gobiernos de la llamada "concertación"; un cuadro de lucha de clases donde la virtual totalidad del país se enfrenta sostenida durante más de dos meses, sólo con el poder del pueblo y la movilización en la calle, pacíficamente, a las armas de un gobierno asesino como el de Piñera, que en ese tiempo deja una estela de muertes, heridos, presos, torturados, violados y violadas y desaparecidos. Al sátrapa Piñera la vindicta social le arranca de un tiro la máscara de falso demócrata para quedar tal cual es, un sirviente de la oligarquía militar y civil.

Las nuevas generaciones, la juventud, los estudiantes, la muchachada de los barrios, las artistas callejeras, las mujeres y los adultos mayores, los trabajadores del campo y la ciudad, han sido la vanguardia en los inicios del estallido social, luego se han integrado los obreros mineros de Chuquicamata, mina de cobre, oro y molibdeno a cielo abierto, los estibadores o de otros sectores proletarios que se incorporarán un poco después y aportarán las decisivas huelgas y paros y, sobre todo, la fuerza todopoderosa de la clase obrera; los sectores de la clase media (¿por qué le retiran el apoyo a Piñera y a la burguesía que antes le habían dado a esa derecha recalcitrante?), igualmente se incorporarán a la desigual lucha contra unas bandas de gendarmes y soldados asesinos, llenos de odio, a pesar de ser muchos de esos efectivos de origen popular, y de tener miedo ante aquella explosión social desconocida e inesperada para todos ellos que los tiene literalmente aterrorizados, porque en 1973 las pocas voces disidentes y de defensa de Allende durante el golpe de Pinochet pronto fueron controlados, los militares y policías que vivieron la criminal dictadura pinochetista probablemente están en retiro la mayoría y hoy están actuando las generaciones posteriores que ingresaron a los cuerpos policiales/militares pero que han sido formados en la doctrina fascista militarista que es el verdadero poder en Chile, y con la prepotencia y soberbia que piensan les da un arma de fuego arremeten contra su propio pueblo al que asesinan, vejan, torturan buscando con ello matar la rebeldía y defender a la oligarburguesía que detenta el poder.

Los políticos y científicos sociales de izquierda estamos obligados a estudiar y analizar el fenómeno social que se está dando en Chile y sacar de allí las mejores enseñanzas. Que independientemente de cual sea el resultado final de la extraordinaria revuelta, estamos en presencia de otro Chile. Todo indica que el poder popular está en ascenso en ese país, y con todo el poder del ejército y los carabineros fascistas el cuadro del poder ha cambiado. Los toques de queda, el estado de sitio, el pueblo chileno no se ha detenido por esas dura medidas. El pueblo ataca el neoliberalismo y la entrega de las riquezas y la soberanía chilena a una oligarquía prostituida y decadente y a las voraces transnacionales norteamericanas y europeas que tienen clavadas sus garras sobre el país austral, y que están más que preocupadas.

¿Pasará la lucha del pueblo chileno a una etapa superior, es decir, de las luchas pacíficas sostenidas hasta ahora donde esa enorme masa ha puesto el pellejo, vale decir, la vida, la vista que con sádica saña los carabineros disparan con gozo cruel, cegando casi 500 chilenos, asesinando a muchos jóvenes descontentos, artistas callejeras violadas y colgadas, desaparecidos, mujeres violadas, desaparecidos, o enfrentará con la violencia al ejército y a la policía asesina? ¿Tiene el pueblo chileno recursos y políticas para acorralar a Piñera?

Casi tres meses después de iniciada la espontánea insurrección popular del pueblo chileno el sistema trata de, por una parte, que el movimiento social se desgaste, se agote, mientras ganan tiempo; el gobierno aparenta dar concesiones o hacer reformas cosméticas que al final van a dejar las cosas como están bajo el control de la oligarquía chilena y de las transnacionales. El pueblo chileno ha rechazado esas maniobras.

Piñera, que es despreciado por el pueblo que exige su renuncia, cuyo apoyo social es de un ridículo y peligroso 6%, además de combatir con la violencia más brutal y criminal al pueblo insurrecto, maniobra, dijo públicamente que estaban en guerra, cabildea, trata de captar para la oligarquía el descontento o quitarle su fuerza y empuje, no acepta que se redacte una nueva constitución, sólo reformas vacuas de la constitución neoliberal que dejó impuesta el sátrapa Pinochet.

¿Podrá el gobierno chileno contener la avalancha social que inesperadamente se desató en octubre pasado en todo Chile y que sigue tan fuerte como el primer día y que además tiene un programa político muy concreto, un nuevo modelo social, una nueva y verdadera Constitución, elaborada por ese pueblo y no por un cenáculo de "elegidos" que se encierran entre cuatro paredes. Qué el modelo económico del FMI, político y social neo liberal no sólo está agotado sino que se derrumba, así lo evidencia la presencia de millones de chilenos en la calle de manera sostenida durante prácticamente 90 días?

Las contradicciones a nivel de los grupos dominantes se agudizan. Sectores oligarcas buscan deslindarse de Piñera que lo saben caído. El periodista y dirigente de izquierda chileno, Manuel Cabieses Donoso, víctima de la dictadura de Pinochet, se refirió a esas contradicciones inter burguesas:

"La oligarquía, temerosa de perder sus privilegios, no quiere verse arrastrada por el descalabro del gobierno. Alfonso Swett, presidente de la poderosa Confederación de la Producción y el Comercio (CPC) que gobierna Chile desde 1973, ya levantó bandera blanca para pedir una tregua. A nombre del comité ejecutivo de la CPC, dijo: "Tenemos que agrandar nuestros corazones con generosidad. Sabemos que tenemos que agrandar nuestras manos y meternos las manos al bolsillo y que duela…" (El Mercurio dixit). Añadió que los empresarios llevarán a cabo diálogos con sus trabajadores para atender sus demandas tanto en materia de salarios como del endeudamiento de sus familias". (¡CHAO PIÑERA! Publicado en ensartaos.com

¿Y quién dirige y organiza esa tremenda explosión social del pueblo chileno?

Buena pregunta. La respuesta no es fácil. Evidentemente el movimiento es de izquierda, nacionalista y antimperialista. Las masas populares evidencian una toma de conciencia política muy elevada, es muy probable que de su propio seno haya surgido el nuevo liderazgo que organiza y dirige el proceso insurreccional. ¿Hasta dónde fuerzas tradicionales de la izquierda chilena como el Partido Socialista, el Partido Comunista tienen participación en la dirección del complejo proceso social? ¿Hasta dónde el movimiento obrero tiene participación en la conducción del proceso?

Así como surgió "de la nada" un movimiento social de tanto poder y alcance, igualmente han tenido que surgir liderazgos remozados de todos los sectores oprimidos y explotados. No dudamos que el PC y el PS y otros sectores de la izquierda, grupos cristianos inclusive, se hayan integrado al proceso. Démosle tiempo al tiempo. Esa batalla no ha terminado, apenas empieza. Los que tienen que temblar son los poderosos oligarcas de Chile porque sus días parecen contados.

Sólo la violencia y la fuerza bruta sostienen el régimen de Piñera, a la oligarburguesía y el modelo neoliberal. Las balas asesinas, las ballonetas, las torturas, las violaciones y desapariciones propias de la dictadura que hoy revive el dictador, lo sostienen precariamente en el poder.

¿Se sostendrá el régimen por la violencia, el crimen masivo y el terrorismo de Estado o el tsunami social barrerá la dictadura sólo con la acción pacífica, a lo Ghandi? 



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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

 humbertocaracola@gmail.com      @hgcaracola

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