Sesión de reflexiones

Plebiscito: Levar anclas e izar banderas ¡viento en popa para el soberano pueblo Chileno!

Los pueblos son sabios en sus decisiones, ¿Quién puede impedírselo? Ellos auto dirigen sus destinos, sin injerencias extranjeras. Su autodeterminación se engalana con actos de soberanía, sin intrusismos que valgan. No es una quimera. Derechos colectivos y derechos difusos se hacen presente para conservar su identidad, sus costumbres, sus maneras de gobernarse; entre otros. Chile no es la excepción. Los plebiscitos, no son caprichos de la ciudadanía. Tejiendo un poco de historia; en la Roma antigua; y luego en la fase republicana, recibían ese calificativo como tal, las resoluciones de la asamblea de la llamada plebe o concilium plebis, que actuaba agrupada por tribus. En la actualidad, el pueblo chileno (mayoría) con una pluralidad de votos va a representar los actos de iniciativa popular, para exteriorizar su opinión, de la anhelada reforma de la constitución de ese país austral. Nuestros respetos.

Tras el golpe de estado en esa Nación, como es bien sabido, por Raymundo y todo el mundo, liderada por Augusto José Ramón Pinochet Ugarte, monitoreado desde los Estados Unidos; se desató una feroz persecución contra aquellos que apoyaron la ideología socialista imperante. Desde el momento que fue arreciada la vitrina que contenía el documento firmado, en 1818, por Bernardo O’ Higgins, según Fernando Báez, en su obra: "Había comenzado la destrucción de la memoria cultural de Chile". Memoricidio histórico, que según mi opinión, alejan a los habitantes de su partida de nacimiento como país. Con fundamento en el mismo autor, sucedió un "apagón cultural" tan así, que el Mercurio de Valparaíso, anunciaba la prohibición de más de 25 publicaciones. Se incineraron miles de cuadernos de educación popular. Mantener al pueblo en la ignorancia, era la consigna.

En consecuencia, fueron muchas editoriales atacadas, en especial, la editorial Quimantú, de una gran reproducción en sus textos: libros y minilibros; que tenían el libre propósito de masificar sus ejemplares, para diseminar el conocimiento entre toda la población. Virtud que a mi manera de ver, la considero tan importante, porque saca del analfabetismo a gran parte de una población; los chilenos, no eran la salvedad. Según los investigadores, la editorial Quimantú, fue transformada en editorial "Gabriela Mistral", lo que de acuerdo al historiador: "fue un fracaso". En sintonía de los relatos de Báez: …"se destruyeron libros como Canción de gesta de Neruda, Mister Jara de Gonzalo Drago y Puerto Engaño de Leonardo Espinoza"… Como ha de suponerse, mis apreciado lectores, se ejerció un control absoluto sobre la actividad editorial. Se desató una cacería a todo lo que oliera a lectura socialista.

Para no fastidiarlos más, no debemos despedirnos sin antes decir que el pueblo chileno, no olvida su pasado. La historia les pertenece, y la hacen ellos mismos. Eso es indubitable. Los chilenos son dueños absolutos de su soberanía. Histórica y antropológicamente; eso está reconocido así ¿Quién soy yo para censurarlo? En la actualidad, público y notorio, gracias a la tecnología comunicacional, se encuentran en pleno plebiscito, para darse un nuevo marco constitucional. Evento, que desde mi óptica, es hasta un hecho biológico. La hembra, mensualmente, cambia su hemoglobina para reemplazar óvulos caducos por nuevos óvulos, para prepararse para una nueva reproducción. Así también son las sociedades, requieren reemplazos en sus modus vivendi ¿quién se atreve a negarlo? Por ello, Levar anclas e izar banderas ¡viento en popa para el soberano pueblo chileno!

¡Muchísimas gracias! Nos leemos en la próxima sesión.



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José García

abogado. Coronel Retirado.

 jjosegarcia5@gmail.com

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