La geopolítica naufraga por la guerra y los que se la pasan jugando contra Rusia están asegurando el camino a la tercera guerra mundial. Vamos a una guerra grande, gigante la cual involucraría medio planeta y en esta entrarán países sin alma pues su desarrollo militar no llevará seres humanos, irán androides interesados en destruir la poca paz que en estos exiguos años se pudo haber logrado.
Harán de esta una gran guerra pues todos los anteriores conflictos se han justificado unos con otros. Han ignorado las anteriores depredaciones para seguir con un nuevo objetivo; destruir a Rusia, China, Irán. En esto El Pentágono queda como el principal actor anunciador de todos los ataques desde los químicos para salir culpando a Rusia hasta el desencadenante de peores escenarios los cuales buscan respuestas ya listas de la OTAN. Para esto sus gobiernos con sus cuerpos militares están listos para atacar a quienes propicien lo contrario a estas decisiones.
Por supuesto Estados Unidos va adelante tomando a diario la tensión del planeta y dispuestos a atacar a quienes tengan alguna mínima consideración por Putin y alentando a quienes estén contra él. Es un problema y así lo venden al mundo mientras buscan formas para sacarlo del poder. Después de invocar a Dios pasan a la Corte Penal Internacional diciendo que es un criminal de guerra y así van.
En los tres últimos siglos Estados Unidos se ha considerado el personaje más importante de la ciudad, cuando todos saben que es una cuenca de conflictos. Defensores de conflictos sin salidas en kilómetros y coordenadas sin lograr tener al menos un arroyo de ideas.
Han querido convertir las relaciones internacionales en una depresión rodeada de salinidad. Esta planicie de guerras no es más que un cuento desesperado y salobre con más laderas que planicies.
Aun cuando la guerra sigue siendo el anuncio de una salvaje inundación a la cual muchos se hacen los desentendidos ante los restos de una hilera inservible como calles desoladas representadas por gremios de mercaderes con cajones inservibles los cuales como el azar vienen escondidos.
Pero como muchos mandatarios han optado por su silencio después tendrán que ir directamente a conversar al mercado de los restos confeccionados para estos arquitectos del desastre y lo único que llevarán serán incendios en medio de un desastre anunciado hasta el caos.
Esta vuelta de ordenanzas cubiertas de parasoles ha colocado una ristra de muros evadiendo cualquier intento de respeto hacia las relaciones internacionales e intentos de respeto los cuales inmediatamente serán considerados como efímeros tras el violento choque de hundir el equilibrio de al menos una salida concertada.
Iremos al fondo pues no fue suficiente el frente dejado. Estos enmascarados dueños de palacios y vecindades de condiciones tentadoras al oro y dólar no detendrán este bochinche de guerras pues unas tapan los abusos de las anteriores y seguirán reclamando negocios y botines parecidos a botiquines desdeñados de mala fe.
Hasta más pronto…
