El año pasado y ante la incredulidad de muchos, advertíamos la posibilidad latente del estallido de la burbuja especulativa en los mercados financieros y alertábamos de las graves implicaciones que esto pudiera tener para el mundo entero y en particular para la economía venezolana. Hoy, hace exactamente un año y un mes después de la publicación de nuestro artículo titulado: Cae la bolsa, cae el petróleo. Crisis financiera podría generar crisis petrolera (http://www.aporrea.org/energia/a39683.html), queremos alertar una vez más, de una manera más detallada, sobre las consecuencias que todo esto podría acarrear, desde el punto de vista geopolítico.
Como lo hemos venido sosteniendo en artículos anteriores, (ver http://www.aporrea.org/autores/herreram/ ) el ataque a Irán pareciera ser inminente. Sólo la fragilidad de la economía de los Estados Unidos y el riesgo que de ello se derivaría ha impedido que esto se haya hecho realidad, a pesar de las fuertes presiones que al respecto ha ejercido Israel. Esto se ha debido, principalmente, al hecho de que el excedente de la capacidad petrolera mundial que hoy existe, hubiera imposibilitado reponer el retiro de 4 millones de barriles de petróleo iraní, lo cual habría sido el detonante de un incremento sin control de los precios del petróleo.
Sin embargo, ante un escenario de crisis económica mundial, el precio del crudo podría descender al umbral de los 50 US$bbl y la capacidad ociosa se pudiera ampliar por sobre los 4 millones de barriles al retroceder la demanda energética, esto crearía las condiciones necesarias para el ataque a Irán, o inclusive, a otro país petrolero considerado hostil por el gobierno de los Estados Unidos, como lo es Venezuela.
Una agresión de este tipo obviamente incrementaría los precios de crudo, pero tomando en cuenta un hipotético punto de partida de 50 US$/bbl, difícilmente lo precios excederían los 150 US$/bbl, nivel que ya la economía norteamericana ha demostrado soportar. Además, con un nivel de capacidad ociosa superior a la producción iraní, el mercado dispondría de los volúmenes necesarios para su estabilización.
Ampliamente ha quedado demostrado a través de la historia como la generación de conflictos bélicos es capaz de reactivar rápidamente una economía maltrecha, por lo que no dudamos en asegurar que, independientemente de quién se encuentre al frente de la Casa Blanca, una guerra en tiempos de crisis supondría una interesante propuesta para los halcones del norte y para sus aliados israelitas.
Mucho se ha especulado sobre la caída definitiva del impero, pero lo cierto es que las economías desarrolladas tienen mayor capacidad de absorción de shocks económicos que las economías en vías de desarrollo que básicamente dependen de sus ingresos por la venta de materias primas.
Esto, a pesar de que durante las últimas décadas, hemos presenciado la migración del capital industrial de los EEUU a economías de bajos costos de mano de obra, que conjuntamente con el proceso de transformación interna de su economía manufacturera a una economía de servicio, ha originado un daño estructural a la economía del norte, convirtiéndolos en un país altamente dependiente de las importaciones, que cuenta con un déficit comercial que supera los 700 Mil millones de dólares al año.
Es de hacer notar que ya esto lo habían previsto en la Casa Blanca y así lo demuestra la estrategia de la creación de una Zona de Libre Comercio para las Américas (ALCA), que el único propósito que perseguía era el rescate del su sector manufacturero, mediante la consecución de un mercado cautivo donde sus productos pudieran penetrar sin competencia alguna. Esto, sin duda, habría evitado el colapso global que hoy presenciamos, pero a expensas de las economías de América Latina, que oportunamente supieron anticipar lo que esto significaría para el futuro de sus pueblos. Lamentablemente para algunos países de Centro América incluyendo México, sus gobernantes no tuvieron la visión de Chávez, Lula, Kichner y compañía y hoy sufren las consecuencias del NAFTA y el CAFTA.
Indudablemente, la crisis petrolera - como lo llamábamos el año pasado - tendrá sus efectos sobre las economías de los países productores, la cual rememora la década de los 90 cuando, producto de la crisis de los Netbacks los precios tocaron fondo, poniendo a la OPEP de rodillas y llevando a la quiebra a la Unión Soviética, que fue incapaz de soportar la presión sobre su presupuesto, originando el colapso del bloque socialista.
Aparentemente la pregunta que nos formuláramos al final de nuestro más reciente artículo titulado: “Irrespeto de disciplina OPEP podría impactar precios de crudos, Coincidencias históricas con las crisis de los Netbacks” (http://www.aporrea.org/energia/a59643.html), pareciera haber conseguido respuesta: - El esperado desplome de los precios del petróleo - , por lo que lo planteado en aquella oportunidad hoy cobra mayor peso. La disciplina interna de la OPEP y sus políticas para estabilizar los mercados serán fundamentales para evitar un efecto rebote en el mediano plazo cuando se restablezcan los patrones de consumo y los mercados empiecen a demandar el suministro de aquellos grandes proyectos como La Faja Petrolífera del Orinoco y las Arenas Petrolíferas del Canadá, que ante un escenario de bajos precios, difícilmente serán posibles de desarrollar ocasionando una espiral de precios petroleros crecientes.
El control de los recursos del Medio Oriente y el Mar Caspio así como los corredores Energéticos del Asia Central, hoy mas que nunca serán fundamentales para el relanzamiento de la economía de los EEUU, lo que sin temor a equivocarnos, alimentará las tensiones entre Rusia y Norteamérica.
El papel que pueda asumir China será determinante en la reconfiguración de la geopolítica mundial, las contradicciones internas de un modelo Socialista que depende en gran medida del ritmo al cual marche la economía norteamericana, supondrán presiones sobre la reciente alianza militar Ruso-China. Por todo esto, el impacto que tenga este desplome financiero sobre China y otras economías emergentes como India y los países del Oriente Medio, incidirán decisivamente sobre el rumbo que pueda tomar el futuro del planeta.
A pesar de los efectos que tendrá la crisis global sobre el tercer mundo, hoy en día se hace patente el protagonismo que cobran los países en vías de desarrollo sobre la estabilización político-económica mundial, lo que efectivamente marca un cambio sobre el desenvolvimiento de las relaciones internacionales, que anteriormente se caracterizaban por el monopolio de las superpotencias.
Escrito por: Ramón Herrera López (rhingquim2@hotmail.com), miembro del colectivo EnerGuía. Con la colaboración de Ramón Herrera Navarro y Gustavo Brito.