Tan ingenuo es pensar que la crisis de la economía mundial será la definitiva que borre del planeta al capitalismo como pensar que es algo pasajero y de poca importancia. La actual crisis del capitalismo no sólo puede ser medida por las quiebras de algunas instituciones bancarias y la inestabilidad severa del sistema financiero, sino que hay que ver éstas como el efecto definitorio de una crisis de largo plazo y de vieja data. Todavía recordamos cuando a partir de la crisis y la caída definitiva de la Unión soviética muchos celebraron un supuesto triunfo del capitalismo sobre el socialismo. Como ha sido ya ampliamente explicado, entre esos en algunos de nuestro artículos, primero lo que sucedió en la Unión Soviética no puede ser catalogado como socialismo y tampoco hubo tal triunfo del capitalismo. El modelo soviético se cayó por si solo, por sus graves contradicciones y deficiencias. Lo que si es cierto es que la crisis del socialismo amortiguó la propia crisis del sistema capitalista que ya era notoria desde los años 80. Al tiempo que se producía el derrumbamiento soviético, el capitalismo mundial transcurre a su vez en una profunda crisis, fundamentalmente en la economía norteamericana. Los Estados Unidos se consolidó como el mayor deudor del mundo (4 millones de millones de dólares), un déficit fiscal cercano a los 500 mil millones de dólares y un déficit comercial de unos 150 mil millones de dólares. Según Toro Hardy (1993):
Al finalizar 1.991, los soviéticos sometidos a la más grave crisis de su historia llegaron al colapso, sin embargo para finales de ese mismo año, tampoco los norteamericanos atravesaban por su mejor momento. Una angustiosa crisis económica se hacia sentir por doquier. La quiebra de la Pamnan, las inversiones perdidas por la General Motor y el anuncio de 150 mil puestos de trabajo por algunos de los gigantes de la economía norteamericana I.B.M, XEROX y la propia General Motor, constituían uno de los aspectos mas evidentes de esa situación. De hecho los Estados Unidos se hallaban sumergidos en su peor recesión desde la celebre depresión económica de los años treinta. (El Globo 05/07/93). Lo que podría ser aún peor para la economía norteamericana es el debilitamiento de su papel en el comercio internacional a partir de la competencia de Europa y Asia, y más aún, por el aumento de los intereses extranjeros en lo interno de la economía que viene creciendo de manera más violenta que los intereses norteamericanos en el exterior.
La crisis económica actual tiene varias vertientes, primero, hay una crisis económica Norteamérica de productividad y competitividad frente a los mercados asiáticos, segundo, es una economía claramente especulativa, en que la relación de la masa monetaria internacional poco tiene que ver con la producción real de bienes, este efecto es quizás el mas notorio en la crisis, pero a nuestro modo de ver no el mas grave. Tercero, hay una crisis energética, el alto consumo de energía no se equipara con los niveles de reserva y de producción de energéticos, más cuando sabemos que la mayoría de estos reservorios se encuentran en países del tercer mundo, Medio Oriente y Venezuela. Cuarto, desde el año pasado también es evidente la crisis alimentaria, tal como lo demuestra los informes anuales de la FAO donde se evidencia que la tercera parte del planeta tiene problemas serios de abastecimiento de alimentos y es una crisis que tiende a generalizarse, y una de sus principales causas es precisamente la búsqueda por parte de los Estados Unidos de la producción de biocombustible a través de la producción de cereales y por lo tanto la disminución de la producción alimentaria.
Como hemos visto la actual crisis financiera, que ha dejado en bancarrota a instituciones bancarias, de servicios e hipotecarias y peor aún que ha dejado sin casas y sin trabajo a muchos norteamericanos, algunos de los cuales han llegado al extremo de quitarse la vida. Para quienes se la toman a la ligera, respondemos que basta con una sola vida humana que se pierda por esta crisis para considerarla de gravedad. Los críticos serios del capitalismo y quienes aspiramos algún día su sustitución, estamos conscientes de que este no es el fin del modelo y que si bien en países del tercer mundo, fundamentalmente en América Latina, han venido desarrollandose modelos alternativos, seria ingenuo pensar que el modelo capitalista será sustituido a nivel planetario. Ya que junto a la evidente crisis orgánica del sistema esto solo ocurrirá hasta que existan las organizaciones y la madures política que permita a los actores sociales transformar esta sociedad.
Lo que si es cierto, es que esta crisis debe representar la defunción definitiva de la etapa neoliberalista del capitalismo. El neoliberalismo triunfante de los años 80 ya había manifestado sus debilidades y contradicciones en la década de los 90. Esta crisis mundial, que ha puesto a los estados nacionales de los países desarrollados a intervenir directamente y planificar los nuevos programas económicos, es una demostración de que el libre mercado por si solo a lo que lleva es a las crisis permanentes. Hoy vemos como el gobierno norteamericano nacionaliza empresas, ofreces créditos mil millonarios para salvar compañías, no así para enfrentar los problemas de quienes quedaron sin trabajo y en la calle. Como siempre el capitalismo sociabiliza las pérdidas y privatiza las ganancias. Seria bueno oír a quienes en nuestro país han criticado las nacionalizaciones que se han hecho de empresas básicas y estratégicas y sin lo cual ya la crisis sería más severa para nuestro país.
En cuanto a los efectos de esta crisis sobre la región aún no son claros, aun es temprano para estos cálculos, pero como siempre nos afectará, por la sencilla razón de que formamos parte de un sistema económico mundial, pero peor aún será la crisis para quienes son mas dependientes de la economía internacional. Como lo dije al principio es ingenuo pensar que países como el nuestro que dependen de la exportación del primer energético del mundo y que somos a su vez deficientes en la producción interna y por lo tanto dependiente de las importaciones no vayamos a sufrir las consecuencias, pero si aunado a esto nuestras economías, nuestros bancos centrales, nuestras reservas internacionales, están atados a políticas emanadas de los organismos internacionales, los daños serán aún mayores.
Así como en el seno de los países desarrollados las ganancias son de unos pocos y las crisis son para todos, en la escala planetarias los países desarrollados y sus empresas buscaran las formas de paliar en algo sus crisis internas con los recursos provenientes del tercer mundo, es allí donde hará falta gobiernos que defiendan la autonomía y soberanía frente a estas intenciones. Porque mientras los países desarrollados hace tiempo que no creen ni en el libre mercado ni en el debilitamiento de los estados nacionales, y por el contrario han venido incrementando la participación y la decisión pública de la economía, sin embargo el recetario de los organismo internacionales hacia los países subdesarrollados sigue siendo el manual del neoliberalismo como panacea para salir de la crisis.
Lástima que la integración Latino Americana aún no haya logrado un grado de madures que le permita hacer frente a esta crisis con cierta autonomía. Lástima que aún el Banco del Sur no este en pleno desarrollo, hoy los mismos mandatarios que se negaron a apoyar esta iniciativa lo están lamentando. Esperemos que esta crisis para la América Latina sea un impulso para la integración Latino americana pero bajo nuevos modelos de desarrollo, opuesto al neoliberalismo, con un sentido más autónomo y humano, sino por el contrario la crisis se llevará consigo las economías y a la población toda y seguiremos anclados a la dependencia a la que nos coloca el modelo capitalista mundial.
Pero para quienes aún creen que esta crisis financiera, energética y agroalimentaria es algo pasajero, nosotros respondemos que lo más grave de la crisis del capitalismo mundial no está en la economía sino en lo ecológico y lo ético. Ya no hay la menor duda de que el modelo de producción capitalista está agotando en forma exponencial la capacidad del planeta, esta crisis es irreversible y solo podrá ser paliada disminuyendo el ritmo de producción y de consumo mundial. Esto no es la caída de la bolsa, o de algunos bancos e instituciones hipotecarias, no es que algunos pobres como siempre se mueran de hambre por falta de alimentos, no, es que todo el mundo esta viendo amenazada su existencia y esto que puede sonar “escandaloso” no es la invención de “comunistas extranochados” que se la pasan viendo crisis del capitalismo por todos los lados, sino que es una verdad comprobada por los mas grandes científicos al servicio del modelo capitalista.
La otra crisis es la ética, aún hay quienes afirman, como Emeterio Gómez, que con esta crisis el capitalismo no llegará a su fin, sino que por el contrario renacerá con una nueva cara, con un elemento nuevo con el cual nunca había contado en sus cinco siglos de existencia: La Ética. El capitalismo por su propia naturaleza es la búsqueda del lucro y la ganancia, no importa los mecanismos que se transcurran para conseguirlo. Basta leer desde Adams Smith pasando por Stuart Mill, Sismondi, Muller, F. List hasta llegar a Eucken , Mises, Hayek Hayek, Friedman , entre otros, para evidenciar como para los grandes teóricos, algunos de ellos merecedores de premios nobel, el capitalismo es un problema de orden técnico y no moral, no importa el egoísmo, la competencia dañina, la colonización, el exterminio de poblaciones completas, producir guerras y generarlas en forma artificial para controlar la producción de materia prima, no les importa lanzar a la calle a trabajadores si la empresa no logran un cierto grado de ganancia, para nada les importa botar alimentos para que los precios no caigan, mientras un tercio del mundo pasa hambre, para nada les importa no firmar y asumir los acuerdos humanitarios o de disminución de los gases toxico, o la lucha contra la droga o el racismo cuando son sus máximos causantes.. Por ello, frente a la afirmación de que es impredecible hasta que punto esta crisis financiera afectará al capitalismo, no tengo la menor duda en afirmar que la amenaza mayor no sobre el modelo capitalista sino sobre el planeta, la humanidad, la vida toda, se encuentran en la crisis ambiental y ética.
(prodriguezrojas@hotmail.com
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