La obra que nos queda del Che, no deja de ser la intervención de un hombre ejercitando la historia como única medicina posible para sanar una sociedad a la que le diagnosticó un mal ya casi en estado terminal: el capitalismo.
Jamás olvidaré en mis lecturas del Che, que él mismo relataba, que en alguna batalla que libró en Cuba, hubo un momento, ante un fuerte bombardeo de las fuerzas de Batista en que a la hora de movilizarse él se había quedado solo y debía caminar hasta ubicar a sus tropas y estando herido, tuvo que tomar la desición de optar por llevar uno solo de los dos morrales que tenía frente a sí: uno contenía las medicinas y el otro contenía las municiones. El Che se decidió por el último, tomó su morral lleno de balas y comenzó a andar.
Es entonces que este gran hombre nos hace saber, que ese amor a su especie, que lo había llevado cuando joven a estudiar medicina, le fué enseñando cada dia más, en sus viajes a través de Latinoamérica, que el mal era más maligno de lo que estimó y que ni sus estudios de medicina serían suficientes para mejorar en nada la realidad de atraso, de miseria y subdesarrollo que encontraba en su camino.
Comenzó a entender que los males que originaban el dolor de los pueblos, la ignorancia, el hambre, la inasistencia médica inclusive, no se podrían aliviar recetando aspirinas a traves del Continente y cuando años más tarde tiene que elegir entre los dos morrales, nos deja una enseñanza muy clara de la comprensión de su camino.
A mi criterio, el Che no abandona la carrera de medicina para hacerse guerrillero, no, el Che comienza a ejercer una verdadera medicina cuando monta sobre sus hombros un fusil y cambia la bata blanca por su hermosa boina negra.
Escuchemos un poco sus palabras en donde nos habla de la necesidad de la creación del HOMBRE NUEVO:
"La nueva sociedad en formación tiene que competir muy duramente con el pasado. Esto se hace sentir no solo en la conciencia individual, en la que pesan los residuos de una educación sistematicamente orientada al aislamiento del individuo, sino también por el caracter mismo de este período de transición, con persistencia de las relaciones mercantiles. La mercancía es la célula económica de la sociedad capitalista; mientras exista, sus efectos se haran sentir en la organización de la producción y por ende en la conciencia."
Jamás perdamos el designio que nos marcó con su vida de sacrificio, jamás olvidemos su enseñanza de que el cambio a la nueva sociedad socialista comienza por el cambio de nuestros propios valores, por el cambio de nuestra conciencia y por la defensa y la difusión con nuestro ejemplo, de un HOMBRE NUEVO, necesario para la irreversibilidad del proceso, para la construcción de nuestro socialismo del siglo 21.
Adelante, siempre adelante!
Todos Juntos, VENCEREMOS!!!
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