Este otro método utilizado por los sectores empeñados en el golpe económico, consiste en el aumento exagerado de los precios de los productos y tiene la misma orientación que el explicado en el artículo anterior. Ambos buscan disparar la inflación y alterar nuestro sistema económico. Son muchos los años que han transcurrido donde impunemente estos diseñadores del Estallido Social, vienen poniendo en practica todo su odio y aborrecimiento contra el pueblo y en contra del proceso revolucionario que los venezolanos decidimos darnos.
A pesar del control de cambio y otras medidas económicas puestas en práctica en nuestro país, ha resultado imposible, contener el galope tendido que lleva la inflación en nuestra nación, sobre todo los últimos años. Nuestros empresarios van al exterior a adquirir mercancías con un dólar obtenido en 2,15 Bsf., y venden los productos a precios vulgares desde todo punto de vista. El valor de los productos en nuestro país, en algunos casos triplica el de los países vecinos. A pesar de que algunos de estos se encuentran en peores condiciones que nosotros. “Para muestra un botón”: un Jean (Levi’s) en EEUU cuesta 36 dólares, en Argentina 120 $, en Colombia 95$ y en Venezuela se venden en 162 dólares. Un televisor LCD de 32” se vende en los Estados Unidos en 765 dólares, en Colombia en 628 dólares y en Venezuela en la astronómica cifra de 1.628 dólares. Un vehículo Fiat Uno se adquiere en Argentina por 7.397 dólares, en nuestro país, no se vende por menos de 27mil dólares, más de 3 veces el precio que le dan en argentina. No solo en este tipo de producto la especulación es reina absoluta. Hace poco el Ministro de Comercio, tomó como comparativo el mercado colombiano, para evaluar la alimentación, y consiguió que en la vecina nación la carne en canal cuesta 1,48 dólares y en nuestro país vale 5,17 dólares. Allá se vende el muslo de pollo en 3,80 y en Venezuela en 4,72 dólares. Lo cual es un reflejo de la inmoralidad golpista, con que algunos asumen los negocios en nuestro país. En Japón y en las grandes naciones del mundo, el nivel de ganancia que consideran adecuado es el 20%. Nuestra nación es de las pocas, donde sectores empresariales sienten la necesidad perversa de lograr ganancias por encima del 100%. Hay quienes llegan a obtener ganancias por encima del 500%. Pero lo peor de todo, es que esta práctica que destruye la estabilidad de nuestra economía, ya es una costumbre y muchas veces es aceptada como corriente por nuestras autoridades. Como que se consintiese el hecho de que nuestra economía sea especulativa.
En nuestro país, no solo sucede que los automóviles se venden a dos veces el precio que en Colombia y los países vecinos, según precios de concesionarias. Aquí, se le agrega a esto, el hecho de que los vehículos no son vendidos en concesionarias, sino que son engordados y vendidos a casi el doble del precio estipulado. El caso de los vehículos toyotas, es lo cumbre. Una Terios, que es vendida de planta en menos de 50 mil bsf, se vende luego como vehículo usado en más de 120 mil bsf. El corolla nuevo deja a los especuladores, más de 100 mil bsf., sin estos haber puesto siquiera una tuerca en su construcción. Pero lo peor de todo esto, es que los grandes beneficiados de toda esta tortilla, son aquellos que día a día luchan por acabar con esta revolución. Guillermo Zuloaga con su negocito con los vehículos toyotas, se pudo haber quedado con más de cien mil bsf por cada uno. Y todos sabemos que usos tendría esta platica. Desde el canal de este señor, se estimulan mercados paralelos del dólar y también se lo aceptamos ingenuamente.
El solo hecho de que los poderes monopólicos nos impongan precios elevados, a productos que son necesarios, como la comida, o como los repuestos de automóviles, altera significativamente todo lo demás, porque todos estamos inmersos dentro del mismo sistema económico. En los demás países el aumento del pasaje, lo determina el incremento en el precio de la gasolina. En nuestro país, lo determina mayormente los elevadísimos precios de los repuestos. Al aumentar el precio de la carrerita del taxi o del transporte público, como todos estamos en el mismo círculo, los demás productos también tienden al alza. Y al final ocurre lo deseado por ellos. Que la capacidad de compra del ciudadano, vaya disminuyendo y que al final, sea muy poco lo que puedan llevarse a casa con el salario devengado. Y comienzan a partir de allí las molestias y dificultades en el seno del pueblo.
Urge tomar más en serio nuestra economía. Al socialismo no vamos a llegar con solo filosofía y discursos. Llegaremos cuando domemos la economía. El tipo de economía es quien determina el sistema político económico reinante. Todo indica que el mal esta sumamente avanzado, no va a ser fácil parar la enfermedad, pero ya es hora de que se comiencen a suministrar los antibióticos del caso. Desde ya, nuestro gobierno debe establecer dispositivos que se dediquen a hacerle seguimiento a los precios de los productos, que estudien sus costos y establezcan un valor acorde no especulativo, porque de lo contrario seria mucho lo que lamentaríamos. Nuestra intención de mostrarnos tolerantes, nos viene convirtiendo en sumisos y mansos ante la agresión que nos es asestada.
(*) Lcdo.
PEDRO.G.FIGUEROA@GMAIL.COM