A Benedicto XVI

Señor Don Papa, su eminencia amiga:

Disiento de lo que dice Usted, Santo Prelado, en relación con Venezuela. Una vez más sus obispos locales le metieron tremenda coba, porque invirtieron los términos de la ecuación. No es el proyecto chavista lo que ha originado “la polarización política, la violencia, la inseguridad y el odio”, como dice usted, ni “puesto en serio riesgo la convivencia democrática”, como termina de afirmar. Ese origen es viejo, caro amigo, y lo montaron los ricos de Venezuela con su avaricia; los medio ricos con su ambición, y el pueblo pobre con su pasividad. ¿Y sabe quién bendijo el estatus, Benedicto? ¡La santa jerarquía católica, mi prelado! La misma que en visita Ad limina apostolorum, conversa con usted para mentirle. Invíteme usted a Roma, XVI, y le contaré otra historia, sin duda más cristiana que la de ellos, porque será más sincera.

Pero en todo caso le adelanto: de país petrolero que somos, ochenta por ciento (80%) de nuestra población vivía en pobreza crítica. Pida usted a sus obispos que le muestren estadísticas presentes y pasadas, para que no tenga usted que pedírlas a Eljuri, quien es ateo. Pida usted también número de educandos de ahora y compárenlo con los que se educaban ayer. Infórmese sobre atención de salud al pueblo y su evolución, comenzando con unos médicos que mandó Fidel a subir cerros, chapotear barro, e incursionar por caseríos cuya existencia sus obispos desconocen. ¿Qué todo está bien? ¡No, Santo Padre, para nada! Mucho ha de hacerse porque muy poco se hizo en los cuarenta años de esa “democracia” que añoran sus informantes. Ellos estuvieron al lado del veinte por ciento restante, Monsignor, y bendijeron sus riquezas, su avaricia, sus ambiciones, su poder, hasta concretar un golpe. ¿Y del pueblo qué? Usted mismo lo sospecha, dignatario, cuando los manda a “difundir los más genuinos valores cristianos” porque nunca lo han hecho. ¿Y sabe por qué? Porque no los conocen. Son pura lectura bíblica apresurada, puro rito y pura humildad simulada. Pero de acción cristiana nada, Benedicto, que te lo digo yo. Sus escuelas, las más costosas y exclusivas; su atención de caridad, espaciada y mediática. Deshazte de esos fariseos, XVI, y busca a Cristo en el pueblo venezolano, que es el que ha cargado la cruz.

Hermano, lamento haberte importunado, pero no quiero incumplir el mandamiento octavo, ni que lo incumplas tú por falso testimonio. Pendiente entonces la visita, si lo tienes tú a bien. Hoy hablaré con Elías, no el profeta sino el estadístico, para que tenga los números preparados. Nos vemos en Roma, santo Padre, y te avergonzarás de tus oficiales.

coguevara@yahoo.com




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César O. Guevara R.


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