El amanecer del día domingo, que es cuando escribo estas líneas, aparecen en los medios de comunicación impresos y televisivos, señalamientos hechos por la Iglesia Católica, similares a los que hacen los jerarcas de nuestro país. El Cardenal Oscar Andrés Rodríguez, quien es Cardenal de la Iglesia Católica en Honduras, le solicita al Presidente Constitucional, que no regrese al país, para evitar “un baño de sangre”. Para ello, hace uso de los argumentos de los golpistas, que buscan legitimar los hechos acaecidos y el gobierno de facto auto impuesto. La actitud de la Iglesia, siempre apegada a las oligarquías y a los gorilas, y alejada de los deseos del pueblo, no es de extrañar. Porque ellos son parte de ese golpe y son de los actores que les corresponde refrescar la imagen del gobierno ilegitimo y minimizar las acciones violentas que se ejercen contra el pueblo que protesta en las calles. Son los mismos que acechaban a Jesucristo, cuando vino a la tierra. Los mismos que buscaron y lograron su asesinato. Los que no le reconocieron. Los que no aceptaban que el Mesías se haya hecho pobre. Los mismos hipócritas que hablaban de las bondades de Dios, pero crucificaron a su hijo. Los mismos que bendicen las masacres de los pueblos, los que abrieron el camino a los conquistadores para el exterminio de las comunidades indígenas en América. Hoy esa misma jerarquía, se coloca de espaldas al pueblo Hondureño y defiende al golpismo sanguinario que se hizo del poder en honduras.
Países como Canadá y Costa Rica, parecen dejar entrever su verdadera participación en el golpe de estado, mas allá del rechazo que han mostrado. Ambos han coincidido en el hecho de que el viaje del Presidente Constitucional les parece inseguro, peligroso. Leyendo entre líneas sus palabras, les pareciera incomodo, que el Presidente Constitucional de esa República, retorne a su país. Los Presidentes de Colombia y Panamá, son de la idea de que el problema Hondureño los resuelvan los Hondureños. El discurso de este grupo de Presidentes, refleja cierta simpatía, por el nuevo gobierno Hondureño. Esta es la razón por la que muchos analistas han coincidido en el hecho de que ningún gobierno de facto pudiese sostenerse con tan semejante rechazo internacional. Concluyen que hay soportes que lo mantienen. Algunos han expresado que posiblemente los cuerpos de inteligencia norteamericanos estén detrás de esta arremetida, critican la poca fuerza que le ha impreso este gobierno al rechazo al golpe. También les parece sospechosísimo, la similitud de este golpe, con el que se dio en nuestro país y que fue avalado por el gobierno imperial. El golpe en Venezuela, fue orientado y dirigido por los cuerpos de inteligencia norteamericano, y cumplió con cada uno de los pasos que se dieron en Honduras. Y no resulta traviesa esta apreciación, cuando se sabe que este país tiene una base militar en Honduras y es de los países donde tienen mayor influencia. Y mucho más, cuando se conoce del rumbo indetenible que este pueblo ha tomado, hacia una democracia más participativa y protagónica. Todo hace pensar, que este gobierno de facto, se sostiene por la mano invisible del imperio y de las oligarquías del continente.
Sería un extravío imperdonable, analizar el papel alejado de la verdad y de la objetividad, que han jugado las transnacionales de la comunicación y los dueños de medios. Con estos sucesos, ha quedado claramente en evidencias, que su libertad de expresión, solo dice lo que ellos creen conveniente. Los medios de comunicación que han dejado al aire y algunas trasnacionales de la comunicación como CNN, han tratado en estos ocho días de imponer una falsa verdad a como dé lugar. Machacan y machacan mentiras tras mentiras. Tratan, como lo hacen con los productos que muchas veces nos llevemos a casa, sin pensarlo, sin desearlos. Que mastiquemos sus mentiras y las digiriésemos como verdades. De esta manera, tratan de forma desvergonzada e indolente, legitimar y suavizar la cara a un gobierno opresor y gorilesco. Viven, sienten la represión a la que es sometido el pueblo hondureño, pero tienen el descaro y la falta de ética profesional, de hacerse ciegos ante lo evidente. Pretenden cínicamente borrar de la memoria de los televidentes, las imágenes de la represión y del castigo al que ha sido sometido el pueblo. Y presentan los acontecimientos de la forma más provechosa al gobierno golpista. Reduciendo el golpe de estado, a la simple comparación de convocatorias, dándole mayor dimensión a la que apoya al golpismo, como que si ese fuera lo resaltante de este suceso. Las oligarquías, desestiman el valor y los derechos del pueblo humilde. No sienten, ni padecen su dolor. Para ellos, el mantener sus privilegios, está por encima de la vida y la justicia de los pueblos.
En el momento que termino este articulo, el pueblo Hondureño, avanza en bloque, paso a paso, para recibir a su Presidente. Los militares retroceden frente a su persistencia y moral. Mi deseo es que cuando usted esté leyendo hoy este articulo, los acontecimientos se hayan desenvuelto de una forma positiva para la democracia de Honduras y para su pueblo, que reclama a su Presidente constitucional y la justicia social en sus vidas…
