A tres meses del golpe de Estado en Honduras contra el presidente Manuel Zelaya, hay una cruel enseñanza. La verdad y la realidad se revierten. Los carteles mediáticos mundiales construyen su discurso con una retórica que persigue legitimar y validar el ensañamiento de la cúpula militar contra el Presidente y el pueblo hondureño. Palabras que se confrontan día a día, minuto a minuto, con las imágenes que transmiten medios emergentes como Telesur o VTV en Venezuela y otros medios de la región.
Un pueblo que resiste y que se moviliza diariamente en miles de kilómetros, evadiendo represalias y emboscadas, para llegar a la capital. Un país paralizado por las huelgas y la solidaridad con el Presidente derrocado. Un Estado que reprime y suspende reiteradamente las garantías constitucionales. Y, ¡oh, sorpresa!, ¿recuerdan la afrenta contra Noriega en Panamá? Ensordecedora e implacable guerra de nervios.
La Base de Palmerola, el apoyo de la ultraderecha continental, las rancias oligarquía y burguesía hondureñas dueñas de todo, la presencia de las tropas gringas y, sobre todo, la contradicción entre los voceros de Estados Unidos nos llevan a pensar cada vez más que Obama es un adorno, bueno para las RRPP del imperio. La OEA y la ONU, demostrado históricamente en los ataques contra los pueblos del mundo, no sirven, son inoperantes. Sólo discursos.
Al dictador lo llaman presidente interino. Micheletti dice que los poderes actúan libremente: la Fiscalía, el Congreso, el Consejo Electoral, la Corte Suprema, condenan a Zelaya, libran boleta de encarcelación en su contra y se pliegan al dictador. Hay cierre de televisoras y emisoras de radio; el gobierno golpista dice que "hay plena libertad de expresión". Muertos y heridos en la feroz represión de las tropas golpistas; el dictador dice: "En Honduras se respetan los derechos humanos".
¿Diálogo, reconciliación? ¿Legitimidad del gobierno de facto? ¿Acuerdo de San José? El sábado 26 la dictadura suspende por 45 días las garantías y pretende hacer unas tramposas elecciones justo en ese lapso. ¿Cómo? ¿Con qué? Lewis Amselem, representante gringo ante la OEA, dice que el retorno de Zelaya es "irresponsable e idiota".
Así, precisamente, es la posición de Estados Unidos.
Periodista/Profesora de la UCV