Leía en Globedia un artículo que alerta sobre el narcoestado venezolano, muy mal escrito por Carlos Alvarado, que no deja de parecer un anzuelo más del palangre, que desde que se autorizaron las bases americanas en el país vecino, venimos observando con mayor frecuencia cada día. Hablaba del cartel de las FARC y de nuestro comandante como los nuevos capos de la droga, que además de ser permisivos para el envío de cocaína a Norteamérica, dejaba ya una secuela de consumidores en nuestra propia tierra.
El cartel, luego de años de intervención de la DEA en Colombia tiene una sola marioneta: Uribe Vélez, cuya fortuna siempre apareció ligada a Pablo Escobar Gaviria. Repetiremos hasta el cansancio que el 80% de la droga que produce Colombia, (no Venezuela, ojo) es transportada por la costa del Pacífico al país del norte, con la anuencia tanto de las autoridades colombianas como americanas o más bien quizá con su tutela e intervención. A Venezuela se le está inundando de heroína, desde Cúcuta esta letal droga ha logrado posicionarse en el primer lugar de consumo en nuestra juventud, se vende a 10 Bs.F unas dosis cuyo valor supera los 100 euros o dólares, ¿la intención? La misma con la que Inglaterra invadió de opio a la China, la dominación, la idiotización de nuestras jóvenes generaciones y el deterioro social y por no dejar, culpar además a la revolución bolivariana y a las FARC.
Esto es parte de la ofensiva de las bases que ya están operativas, es la guerra de desgaste mediática. Venezuela les puede demostrar a los países del mundo sus avances en decomisos y en deportación de narcos solicitados internacionalmente, eso no los detiene, cuando se trata de crear matrices de opinión, se debe insistir en repetir una falsedad hasta el cansancio y adornarla con todos lo matices posibles, en eso anda Colombia, la Colombia del narco Uribe Vélez, cipayo de la CIA que entregó su patria al imperio del norte. Esto apenas comienza.
La oligarquía Santanderiana está dispuesta a incendiar más a Colombia, a sacrificar todo para detener el desarrollo de los países que avanzan victoriosos al socialismo, su pacto oculto con el pentágono entrega la patria entera para convertirla en campos de batalla. Colombia quiere guerra. El resto del continente pide paz, dice paz, habrá paz.
No se dejaran de tomar las previsiones necesarias ni las estrategias imprescindibles para tener una inteligencia efectiva, para desenmascarar todo intento de agresión, cualquier movimiento tanto nacido en Colombia como desde la oligarquía criolla y extranjera. Vienen tiempos duros, tormentas fuertes y Venezuela está mucho más robusta que Colombia para campear la tormenta, la Colombia anda de rodillas mendigándole un TLC que nunca terminan de entregarle, dependiendo de su producción de cocaína que la exporta toda a EEUU, un pueblo ya cansado de violencia que en cualquier momento revertirá su ira en contra del mismo patán que la gobierna. Agobiada, empobrecida, cansada, Colombia esta agotada.
Podrán imprimir mil veces las mismas falsedades, acudir cien veces a las Naciones Unidas, pero es que ya hay una humanidad que esta harta de escuchar mentiras, que se cansó de ser manipulada y que dejó de creerse los cuentos que siempre les contaron. Hay una Venezuela férrea que dará la más contundente derrota en las próximas elecciones, que se mantendrá altiva al mando de su comandante, mientras que las fuerzas del pasado no tienen más que cadáveres insepultos repitiendo el mismo parlamento de hace un siglo a sus escasos seguidores. Podrán agredir de cualquier forma y jamás podrán hacer creer al mundo que fue Venezuela quien empezó la guerra.
Globovisión, CNN. Fox y cuantos quieran, a la fuerza de un pueblo despierto no la adormecen necios desesperados por su obsesión materialista, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Bolivia ya son territorios liberados, y los que faltan. La historia anda de prisa por estas tierras, pero los vientos soplan a favor de quienes han recuperado su libertad y su independencia, quienes además, sabrán defender para el bien del futuro de la humanidad misma, el gran tesoro, en reservas de energía, de agua, de metales, de alimentos, que prodiga nuestro continente.
Las mentiras de Uribe, del imperio, de la oligarquía, mientras más las repitan más los desenmascaran para siempre ante la historia del nuevo siglo que avanza incansable y victorioso hacia el mundo socialista.
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