La historia se repite cada cierto tiempo, la teoría de Monroe “América para los americanos”…(gringos), madre del Panamericanismo (OEA), como servilismo neocolonial distanciado de la realidad latinoamericana y el pensamiento bolivariano que alertó la presencia imperial yanqui. “Los EEUU parecen destinados por la providencia a plagar la América de miseria en nombre de la libertad”. Siete bases militares norteamericanas presentes en territorio de Colombia, ratifican la pretensión expansionista y hegemónica de EEUU amparada por los oligarcas “santanderistas”. Como candidato presidencial, Obama declaró su apego a la teoría Monroe, la cual ratifica con bases militares en América en una contradicción de “premio nóbel de la paz” en sus manos.
¿Por qué digo “santanderistas”?...porque las concepciones revolucionarias de Bolívar encontraron resistencia en algunos de sus colaboradores, entre ellos Santander, quien fue reflejo fiel del espíritu legalista. Para él, un proceso revolucionario no hubiera sido jamás producto de un ideal popular, sino el resultado de una disposición jurídica. Obstaculizó a Bolívar con éste leguleyismo mientras convino a sus apetencias personales de poder. Tan pronto aspiró a la Presidencia de Colombia lo echó todo por la borda. Su fetichismo legalista fue suplantado por toda clase de maniobras, conspiraciones, acuerdos y componendas para salir airoso.
Santander, no era la persona política más idónea para dar curso de alto vuelo al proyectado Congreso Anfictiónico de Panamá. Desde época bien temprana, comenzó Santander a reiterar sus simpatías por el Gobierno de EEUU. No era de extrañar entonces, el cambio en la composición de los integrantes del Congreso de Panamá, sacándola del ámbito exclusivamente hispanoamericano planteado por el Libertador Simón Bolívar. Debido a reiteradas traiciones, Bolívar salió airoso en muchas oportunidades de atentados donde estuvo a punto de morir en Colombia (aunque habría que revisar la historia respecto a su muerte en Santa Marta), suerte que no corrió el Mariscal Sucre, quien fue asesinado en Berruecos por órdenes de oligarcas de Colombia.
La crónica de una muerte anunciada y el llamado de una nación en guerra que no acepta la firma de tregua y menos; en su estado terrorista, la beligerancia de los grupos rebeldes que han resistido más de 50 años la entrega de una patria liberada por Bolívar. Colombia, mayor productor de drogas del mundo, se afianza cada día a su aliado EEUU, mayor consumidor de drogas del planeta. La Unasur debe alertarse con una manzana podrida entre sus frutos.
EEUU aplaude el ensayo israelí montado por el ejército colombiano para desestabilizar los países vecinos buscando imponer la metodología guerrerista y amenazante de Colombia respecto al conflicto interno con sus grupos rebeldes. Los hechos recientes, dejan claro el papel de paz de Venezuela, acto imperdonable para los perros de la guerra. La activación del ejército venezolano en las fronteras, debe asumirse como un acto de soberanía frente al hecho posible de incursiones extranjeras. Por ahora, Colombia intenta exportar su conflicto, de hecho, critican la adquisición de aviones rusos por Venezuela y ellos se fortalecen con aviones de su otro aliado; Israel.
Colombia, con su actitud diplomática de venta anti-latinoamericana, despojó a Venezuela en el pasado de unos 200.000 km2 de territorio, al arrodillarse al imperio español que se enfrentaba a la diplomacia venezolana por apoyar la Independencia de Cuba. El cuento colombiano sempiterno se descifra en las palabras “países hermanos” donde demuestran ser cada día el Caín rebelde que arremete contra su hermano Abel, hermano xenófilo que siempre ha extendido sus brazos a pesar de la conducta de Caín. Hoy, somos otro Abel, el nacionalista, soberano y bolivariano.
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