Terrorismo desinformático

La prensa y la televisión ofrecen informes que impactan la imaginación. Autobuses y automóviles ardiendo, barricadas y gente enmascarada lanzando piedras y cócteles Molotov a la policía y francotiradores haciendo puntería. Esta vez no se trata de Ucrania sino de áreas acomodadas de una ciudad de Venezuela. La prensa occidental presentó estos eventos como “protestas populares” llevando al gobierno de Maduro al borde del colapso y abriendo el camino para el restablecimiento de una “verdadera democracia”. Las fuerzas de seguridad necesitan hacer un gran esfuerzo para resistir las provocaciones e impedir el estallido de “maidanas” en Caracas, Maracaibo, San Cristóbal y otras grandes ciudades.

Estudiantes provenientes de familias de capas medias y paramilitares colombianos que han sido infiltrados en sus filas, constituyen la principal fuerza de choque. Los colombianos son guerreros con experiencia en lucha contra las guerrillas de las FARC y ELN. Delincuentes comunes también se unieron a la revuelta. La agitación se prolongó cerca de un mes con un número de muertos de 30 en su mayor parte policías y seguidores del gobierno.

Los habitantes de los barrios acomodados sufrieron lo peor. Recibieron balas perdidas, oleadas de gas lacrimógeno y nubes de humo negro producto de la basura y neumáticos ardiendo. También emplearon mamarrachos para asustar a los seguidores de Maduro.

Muñecos con aspecto humano vestidos con camisas rojas “boliviarianas” fueron colgados de postes del alumbrado público y de las barandas de las pasarelas peatonales, los letreros decían “Esto es lo que haremos con los chavistas luego de nuestra victoria.” Listas con los domicilios particulares y números telefónicos de seguidores de Maduro fueron divulgados por Internet, lo cual significa terrorismo telefónico, “Sabemos todo sobre ti y a qué colegio van tus hijos.” Está en alza la violencia en restaurantes, cafés y teatros. Periodistas connotados, escritores, actores y otras personalidades leales al gobierno se han convertido en blancos de estos ataques.

El intento de golpe de estado en Venezuela ha hecho que observadores independientes se refieran a la oleada de terrorismo que es desatada sobre todo por las agencias de prensa.

La Associated Press, la United Press International, France Presse y la española EFE. No disimulan sus groseras falsificaciones publicando fotografías tomadas tiempo atrás en Chile o en Egipto como testimonios de las supuestas atrocidades cometidas por la policía venezolana.

Muchas publicaciones latinoamericanas reproducen a diario sus reportajes en diferentes formas. Esto hace que los periódicos “establecidos”, revistas, canales de televisión y radioemisoras desde México hasta Chile estén ideológicamente alineados.

Los dueños de los medios de prensa latinoamericanos son miembros de la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP con base en Miami y sus diarios se editan en grandes tirajes. Ellos forman parte de las coordinadas actividades para atacar a los gobiernos que tratan de llevar adelante políticas independientes. Los líderes independientes son víctimas de duras críticas. Hugo Chávez fue el blanco principal durante nueve años. Luego de su prematuro deceso, las agencias occidentales redireccionaron sus ataques contra líderes de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América, ALBA, tales como Raúl Castro, Nicolás Maduro, Evo Morales, Daniel Ortega y Rafael Correa. También ejecutan operaciones especiales contra las presidentas de Brasil y Argentina, Dilma Rousseff y Cristina Fernández de Kirchner, contra el ex presidente de Brasil, Luiz Inacio da Silva como también contra un cierto número de políticos de México, Guatemala, Honduras, Uruguay y Perú.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa ha transitado todos los procedimientos legales para llevar a los medios ecuatorianos incursos en la divulgación de calumnias a la justicia. A partir de la iniciativa de Correa, el parlamento aprobó un proyecto de ley sobre cobertura imparcial para los medios de difusión. Poco tiempo le tomó a la SIP para acusarlo de violación a la libertad de prensa, impedir el trabajo de los periodistas e introducir la censura.

El hecho que las actividades de la SIP estén enmarcadas con la CIA quedó de manifiesto por las publicaciones regulares de ediciones en páginas especiales con desinformación seleccionada que “denuncia” las actividades represivas del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.” Es así como las agencias occidentales de desinformación interpretan los esfuerzos del gobierno bolivariano para neutralizar otra conspiración organizada por los servicios especiales norteamericanos de fecha febrero-marzo del corriente. Permítaseme hacer hincapié que la escala de las actividades subversivas del gobierno de Obama no tiene precedentes en la historia contemporánea de América Latina.

La CIA y los agentes de inteligencia militar que operan bajo la cobertura de la embajada norteamericana no son los únicos que intentan desestabilizar los países del ALBA, Brasil y Argentina, además están aquellos que trabajan como agregados de prensa y funcionarios de relaciones públicas. Ellos dirigen las acciones de propaganda, definen las futuras misiones subversivas y hacen que se adopten las experiencias de las revoluciones de colores y de la Plaza Independencia (Maidan) de Kiev en Ucrania, a las condiciones locales. Las oficinas de los agregados de prensa monitorean a los periodistas que promueven las tesis que posteriormente son presentadas como el punto de vista latinoamericano. Hay algunos periodistas que trabajan bajo supervisión en casi todas las grandes publicaciones, como por ejemplo, La Reforma y Milenio de México, El Diario y El Deber en Bolivia, Clarín y La Nación en Argentina, El Mercurio y La Tercera en Chile. En Venezuela, El Universal y El Nacional figuran en la nómina de pagos de la CIA para que subsistan en la actualidad.

En números estrictos, Venezuela cuenta con muchos más medios de comunicación privados que cualquier país de América Latina, de ahí que las acusaciones que el gobierno de Maduro reprime la libertad de prensa carecen de todo fundamento. La mayoría de estas publicaciones sirven como plataforma para la oposición. Los periódicos y canales de televisión de la oposición no se amilanan en atizar las tensiones y los llamados para derrocar al gobierno. También emplean la Internet para fomentar sus actividades subversivas.

Actualmente, tres conglomerados de prensa de América Latina, El Mercurio de Chile, Clarín de Argentina y O Globo de Brasil han desatado una nueva guerra desinformativa contra el gobierno de Maduro bajo la consigna de: “Todos Somos Venezuela. Sin Libertad de Prensa no hay Democracia.” Cientos de periódicos y canales televisivos están involucrados en esta conspiración, algo nunca visto anteriormente. Todas estas publicaciones se mantuvieron en silencio durante los días de las dictaduras de Pinochet, Videla y Stroessner, como si anteriormente hubiesen estado ciegos y que solo ahora pueden ver.

El Dr. Fernando Buen Abad Domínguez, filósofo, intelectual y escritor mexicano piensa que la ofensiva desinformativa lanzada por Estados Unidos contra América Latina es una amenaza muy grave.

Según Buen Abad,”este linchamiento de prensa no tiene paralelos históricos, se trata de una producción en masa”. Él sostiene que, “lo que necesitamos es crear una red sistematizada de informaciones y comunicaciones. Los medios son empleados como armamento contra los proyectos democráticos, para el montaje de golpes de estado como en Venezuela. La ocasión es propicia para organizar una cumbre regional de medios de difusión masiva.

Todo el continente debería hacer proposiciones en torno a cómo contrarrestar la amenaza a nivel de estado como también crear medios de prensa alternativos.”

Traducción de Sergio R. Anacona




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Nil Nikandrov

Periodista y analista político escribiendo frecuentemente en la revista rusa internet Strategic Culture Foundation.

 editorial@strategic-culture.org

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