La primera dama de los Estados Unidos, Michelle Obama, fue insultada la semana pasada al ser comparada con un personaje de la película “El Planeta de los Simios” por el presentador de la emisora de televisión Univisión, Rodner Figueroa, un venezolano que convive en Miami con los fugitivos de la justicia venezolana, con antichavistas furibundos y enfermizos anticastristas.
Presidente Obama, este es una pequeña muestra de quienes son el tipo de gente a los que está apoyando para derrocar a nuestro gobierno dirigido por Nicolás Maduro.
Esos a los que usted apoya son racistas, son clasistas, son acomplejados, son violentos, se creen bonitos, que merecen tener preferencia en la distribución de los bienes de la nación, que detestan a los pobres, a los que no son de su clase, los desprecian y lo odian, y sobretodo, odian a los negros.
Como sabemos que aún existe el racismo en los Estados Unidos de Norteamérica, Sr. Presidente Obama, acá en Venezuela lo invitamos a usted y a su familia para cuando termine su mandato se venga a vivir en nuestro país donde ahora, que no manda la pequeña oligarquía rancia, no sufrimos ninguna clase de discriminación; donde viven y trabajan libremente hombres y mujeres de todas nacionalidades, de raza, religión y posición social.
Acá en Venezuela disfrutará como todos los extranjeros de igual tratamiento que recibimos los nacidos en este país. Educación (desde pre-escolar a universitaria) gratuita, salud gratuita, bienestar social gratuito, libertad de expresión, vivienda y transporte de buena calidad.
Aquí los venezolanos nos peleamos por diferencias de pensamiento, unos son del Magallanes y otros del Caracas, unos somos Chavistas y otros opositores, pero a la hora de la verdad, resolvemos nuestras diferencias en casa, nos reunimos en familia y celebramos unidos como un solo país.
Es más, si ud quiere venirse con toda su familia antes de terminar el período de Gobierno, hágalo, porque entendemos la presión que debe significar para ud, los mandatos del Congreso y el poder económico de su país para cometer los desatinos que ejecuta como políticas de Estado, como fue la firma del decreto donde declara a Venezuela como una amenaza para su país.
Y si antes de venirse, prefiere pedir asilo político en la Embajada venezolana o en cualquier otra embajada de Nuestra América, pues lo esperamos con los brazos abiertos, le comprendemos, le perdonamos, y aquí lo protegeremos de la podredumbre del sistema capitalista que le está obligando a cometer tantos errores políticos.
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