Usar el petróleo como instrumento de liberación, de integración y de
solidaridad lleva consigo una importante carga simbólica que opone ese elemento
energético a la política expansionista y terrorista del capital imperial.
Venezuela está desarrollando unas relaciones exteriores de concordia y
colaboración con los países de todos los continentes, al mismo tiempo que
denuncia, desenmascara y golpea las acciones genocidas, demenciales, del
gobierno del señor Bush.
Ese uso inteligente del recurso petrolero expresa la esencia de lo que
el Presidente de
Más que una resurrección de los llamados socialismos reales, la
propuesta del líder venezolano plantea un novedoso proyecto que expone de
manera recurrente en escenarios europeos, asiáticos, africanos, y los muy
fraternales de América, no sólo la del Sur, sino también en el corazón de
emblemáticos sectores del pueblo norteamericano.
Mientras esto ocurre los dueños y los defensores de medios de
comunicación masiva representativos del pensamiento neoliberal, persisten en
manipular la realidad, deformarla y pervertirla para mantener una matriz de opinión
que incide primordialmente en los más enajenados niveles de las capas medias de
nuestras sociedades.
La burla y la caricatura; el desprecio a las tradiciones y expresiones
populares; la arrogancia y el lenguaje ofensivo, sutilmente manejado pero de una
feroz agresividad, conforman el discurso sostenido desde cuando el Proyecto
Bolivariano marcó con, si se quiere, timidez política inicial, el perfil de su
propuesta revolucionaria.
Pero la realidad supera al caos, a la confusión y al terror impulsados
por los saboteadores petroleros y los golpistas traidores, promovidos y
organizados por los cultores massmediáticos, las trasnacionales y el pentágono.
La clase media empieza a romper el miedo. Las máscaras sostenidas por el capital y sus
medios comienzan a rodar.
El pueblo se organiza en consejos comunales; las universidades
producen sus propias radiografías. Las
encuestas –para los deificadores electorales- dan el 76% de aceptación a un
líder que no ha iniciado aún su campaña electoral.
Y comienza a dar vergüenza secundar a los Orlando Urdaneta, los
Leopoldo Castillo, los Orlando Fernández y todos los disociadores que durante
tanto tiempo han manipulado a la opinión pública.
El miedo al terror mediático desaparece y las máscaras ruedan ante la
realidad del desarrollo triunfal del proyecto Bolivariano.
nunezsilva@hotmail.com
Paso Real, 12 de Julio de 2006