El canal RCTV es expresión de democracia. Haber nacido bajo los auspicios del gobierno ¡democrático! en funciones en 1954 y haberle sobrevivido, mientras centenares de venezolanos se pudrían en los calabozos o desaparecían para siempre, tiene que haber dejado su impronta. La empresa que puso en el aire a ese canal no hubiera podido operar sin la unción, la bendición y el consentimiento de los gobiernos ¡democráticos! de Pérez Jiménez, Leoni, CAP y sus sucesores. Todo en orden: gobierno que no mata gente sino comunistas es democrático, porque sí. Y medio de comunicación que lo respalda, vaya, es expresión de democracia por los siglos de los siglos.
Hoy se llevó a cabo en Caracas una movilización de personas que dicen ser libres pero cuyo discurso es copia fiel, automática y dócil de lo que la directiva de RCTV y la clase empresarial les ordena pensar: que cortarle las alas a una tiranía corporativa como la empresa 1BC, florecida bajo el manto protector de una dictadura sangrienta como la perezjimenista, es atentar contra la libertad. Estos empresarios tienen todo el derecho de ponerse a llorar: acaban de quitarles un negocio multimillonario que ellos, en su prepotencia, creyeron tener derecho de explotar a perpetuidad. Así que estas líneas no van contra esos empresarios, sino contra la parranda de güevones que fueron a marchar para defender los intereses de esa élite de explotadores hijos de puta, contra la parranda de güevones que piden a gritos que un grupúsculo hable por ellos, en lugar de hacerlo por sí mismos.
De ese tamaño es su paradoja vital: dicen que aman la libertad pero son incapaces de ejercerla. Si Marcel Granier y sus sirvientes no comunican por ellos, se sienten indefensos. Estos infelices se sienten aferrados a la estructura tiránica que los obligó durante todo el siglo XX a ser espectadores pasivos, dóciles y sin voz de unos medios que lo sabían todo y siempre tenía la razón. Hoy esa estructura está siendo demolida, pero ha encontrado en sus víctimas (vaya triste y lamentable paradoja) a sus mejores aliados: el esquema estandarizado del poder comunicacional los convirtió en autómatas, en rebaño de elementos sin voluntad ni independencia de pensamiento, e hizo tan bien su trabajo que hoy los utiliza a ellos mismos, sus subproductos, para defender el negocio. Su eslogan del momento (no el que les ordenaron vociferar sino el que llevan entronizado en lo profundo, en lo secreto de la conciencia clasista) es: Te prohibo que me hagas libre. Con mi dueño, con mi amo, con mi patrón, no te metas.
Triste, triste.
Hablando de eslogans, el más acertado que conozco en materia de protagonismo ya dejó de serlo. Es creación de la gente de Catia Tve. Dice: No vea televisión: ¡hágala! Y en efecto, poco a poco la fracción mayoritaria del pueblo, la más digna e intuitiva, se ha desatado a comunicar en lugar de dejarse imponer contenidos. No hay lugar de venezuela donde no florezcan emisoras y periódicos comunitarios y alternativos. La gente ya no quiere que le impongan medios de comunicación; ya las masas descubrieron que más sabroso, honesto y creador que exigir información es hacerla. No hagas comunicación social: hazla.
El esquema mental represivo y reprimido que mueve al antichavista estándar nunca será capaz de comprenderlo. En una sociedad que todo lo convierte en mercancía, los antichavistas fueron convertidos a la fuerza en consumidores pasivos de contenidos. Lo peor (para ellos) es que ha de costarles gigantescos e inútiles esfuerzos dar el importante salto desde la reproducción automática de discursos (que es lo que hace la mayoría: revisen los blogs antichavistas y díganme dónde hay siquiera una idea original) hacia la experiencia liberadora de pensar, analizar y comunicar por sí mismo y desde sí mismo.
Y son esos, pobres seres incapaces de moverse sin un empresario que se lo ordene, quienes dicen estar luchando por la libertad (como si supieran qué mierda es esa).
Post Data. Acabo de oírle decir al superperiodista Kico que hay un "cacerolazo incontenible en todas partes". Vengo de recorrer las calles del 23 de Enero y no he escuchado una sola cacerola. Pero comprendo perfectamente lo que está pasando por esa albóndiga que quiere pasar por cerebro: "Todas partes" es un lugar lleno de sifrinos alienados, de autómatas que sólo saben repetir lo que dice Globovisión. Las comunidades pobres no están en ninguna parte, no existen. Sólo tiene el privilegio de existir aquello que se amolda a los medios y sus tiranías empresariales, en lugar de rebelárseles.
Post Data 2: Desde acá y desde cualquier otro escenario en que me toque, respaldo y respaldaré a los colectivos populares que hace dos noches le hicieron a Globovisión el favor de pintarles la fachada con consignas rudas y combativas. Esa uniformidad de las paredes es reflejo de lo que llevan en el cerebro estos bichitos del canal: todo en blanco hasta que el dueño ordene cuándo y cómo accionar.
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