Mi relación con ella
comenzó casi al mismo momento de su “salida al ciberespacio”
cuando leíamos ávidamente lo que allí salía y mandamos nuestros
primeros artículos, en un país donde publicar era el privilegió de
unos pocos y entonces, Aporrea dio uno de sus primeros saltos cuánticos:
abrió sus espacios para que todo el mundo pudiera hacerlo, más
allá de que fuera o no periodista, incluso más allá de que lo hiciera
bien o mal, de acuerdo a algunos cánones preestablecidos.
Y digo entonces, que
comenzó a escribirse en letra grande la historia de la comunicación
alternativa en Venezuela y comenzó Aporrea a escalar el ranking de
los medios alternativos más leídos en América Latina, sin contar
las replicas de los artículos que allí se publicaban, así como la
reproducción en papel de los mismos, si hasta llegó a producirse un
impreso con las mejores noticias de la página, que ignoro sin aún
se hace,
Y vino entonces otro
salto; Aporrea comenzó a generar e impactar a la opinión pública
venezolana. Recuerdo de manera puntual la conversación de Mingo
con su madre, hablando de Ravell y que le costó su puesto en Globovisión
y al parecer en los medios informativos de país, puesto que nunca se
volvió a saber de él. Entonces “salió en Aporrea” se convirtió
en un vox populi que prendió en el país y más allá, dando tubazos
que hoy se pierden de vista y no resulta fácil enumerarlos.
Paralelo a esto, comenzaron
sus páginas a darle cabida no sólo a los que apoyaban al proceso venezolano,
sino también a quienes desde ese campo tenían criticas al mismo,
en un ejercicio de crítica y reflexión tan necesario en estos tiempos,
sentando de nuevo la pauta y un precedentes que seguramente más de
uno ha criticado, pero que ha permitido oxigenar este proceso y resolver
más de un entuerto.
Digo además que Aporrea
es el mejor repositorio que tiene el país. No hay universidad o institución,
con muchos más recursos que esta página, que albergue tal cantidad
y calidad de información sobre los temas más disímiles. No sólo
de política, sino de los tópicos más variados, de los autores más
conocidos y de los más anónimos. Pocos espacios en la Web tienen tal
riqueza de información. No hay trabajo o investigación que realice
que no comience por revisar “er chivo” de Aporrea. Nunca salgo defraudada,
al contrario, me falta tiempo para leer lo que consigo, y eso que soy
lectora asidua de sus páginas.
Tiene otras características
que me encantan; el uso del humor, detalle que hasta los escuálidos
reconocen y sobre todo a algunos jóvenes les gusta. Claro hay irreverencia
y eso conecta a la gente. También su actualización permanente, madre
del periodismo, es uno de sus grandes ganchos. Recuerdo cuando a veces
Vidal Chávez me mandaba sus artículos y yo le decía que ya los había
leído en Apo, entonces él me decía es que “Ellos me los publican
antes de que yo los escriba”
Hago vida en algunas
listas bolivarianas en la Web y he visto como la no publicación de
un artículo en la página, genera casi una pequeña catástrofe en
el afectado, creando reacciones que van desde las acusaciones de censura
hasta de estar rompiendo con sus principio, lo que al final me lleva
a sonreír, porque veo en esas actitudes como se ha ” apropiado”
la gente de Aporrea, como la consideran algo suyo y bien bueno que así
sea, porque me recuerda al origen primigenio de la comunicación; comunicare,
poner en común.
Ignoro si Chávez lee
esta página, si no, bien bueno sería que lo hiciera para que
escuchara “ el eco del tambor” de lo que pasa en el país, no sólo
en la Gran Caracas sino en la Venezuela profunda, esa que casi nunca
aparece en los grandes medios, pero que si lo hace en Aporrea, no ya
de la mano de los grandes articulistas, sino de los venezolanos
de a pie, de los que construyen el país, que casi nunca son visibles
en ningún medio, en ningún momento. Aunque hace rato que intuyó que
sí lo hace, por algunas reacciones, por algunas decisiones.
Hace 4 años escribí
sobre el tercer aniversario de Aporrea que esta página ha ayudado
“a romper el cerco mediático que tanto daño ha hecho, porque vulnera
la realidad, la encubre y viola uno de los más elementales derechos
del hombre: EL DERECHO A ESTAR INFORMADO” Hoy lo vuelvo a escribir
igualito.
Así que estos 7 años
que hemos recorrido juntos, tecla a tecla, noticia a noticia, emoción
a emoción, es un buen momento para desearles un feliz aniversario y
que sigan allí, inventando y reinventando este maravilloso proceso
que es la comunicación, sin adjetivos ni cortapisas.
(mgonzalo@cantv.net)