La posición de la Directiva del Colegio Nacional de Periodistas, encabezada por William Echeverria y Alonso Moleiro, conlleva una de las peores crisis por las que ha atravesado el gremio. Cuestionar la ubicación política de estos dos representantes del CNP no es el motivo de este escrito, pues no se cuestiona el hecho de que los periodistas sean “opositores” u “oficilialistas”. Se trata de cuestionar la arbitrariedad y la imposición de criterios políticos para unificar un gremio en el que la pluralidad política debe estar por encima de las parcialidades opositoras al gobierno constitucional de Hugo Chávez. Periodistas somos todos, recuerdo que decía una de las pancartas que se presentaron en la inauguración de los juegos nacionales realizados en nuestra ciudad y tomando esta frase, vale recordar que en el CNP existen diversidades de criterios políticos que deben respetarse en aras de la convivencia democrática, que están siendo irrespetadas por estos colegas.
El periodismo vive tiempos difíciles, agravados ahora por la posición política personal de Echeverría y Moleiro, secundados desde las seccionales por otros colegas que piensan que todo el colectivo gremial piensa como ellos, actúan como ellos y se comportan como ellos ante los tiempos de cambios políticos que está viviendo el país.
Aquel periodismo que vivieron muchos en la época de Pérez Jiménez y en los posteriores quinquenios de poder político representado en Acción Democrática y COPEI, periodos de historia venezolana en que muchos periodistas fueron perseguidos, ha desaparecido de la escena actual.
Actualmente Echeverría y su combo pretenden convertir al CNP en un partido político de oposición, inclemente e indolente, manipulador y despiadado, que incumple todos los principios fundamentales emanados del Código de Ética del Periodista Venezolano.
Esta directiva debería ser sancionada porque con su acción violan la normativa interna del funcionamiento del Colegio Nacional de Periodistas. De manera descarada, se adjudican una representación que no tienen dentro de la gran masa de trabajadoras y trabajadores de los medios de comunicación.
Tanto Echeverría como Moleiro pueden hablar en nombre de los periodistas de oposición, pero no en nombre del colectivo gremial, por lo que violan la investidura que tienen como representantes de un órgano colegiado, según lo establecido en el Artículo 24 del Reglamento de la Ley del Ejercicio del Periodismo.
Ante esta situación considero que es necesario que el Consejo Nacional de Comunicadores Socialistas debe convertirse en el órgano de lucha, de ética y de moral de la comunicación, de la información y de la verdad que se le oculta al venezolano.
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