Fue el 9 de octubre del año 2000 cuando el Tribunal Supremo dictó la sentencia 1.013, según la cual se negaba el derecho a réplica que habían solicitado Elías Santana y Queremos Elegir al presidente de la República y a Teresa Maniglia, directora de Radio Nacional, donde Chávez había expresado opiniones que los demandantes consideraban que dan lugar a réplica. El TSJ fue tan claro como la Constitución. Lo que genera ese derecho a rectificación y réplica, son las "informaciones inexactas o agraviantes", no las opiniones.
En respuesta apareció el libro "La libertad de expresión amenazada. Sentencia 1.013", con trabajos de siete destacados abogados.
Que recuerde, fue la primera vez que se dijo que en Venezuela estaba amenazada la libertad de expresión. A partir de entonces, y en todos estos nueve años, cinco meses y 19 días, se ha venido repitiendo. Tengo algunas carpetas llenas de recortes. Los organismos gremiales, tanto los empresariales como los profesionales, los políticos opositores y por supuesto, los oposicionistas, académicos, comunicólogos, etc., todos repiten el cuento de la amenaza. No se atrevieron a dar un paso más hasta ahora, cuando los juicios a Oswaldo Álvarez Paz y Guilermo Zuloaga los animaron a declarar que eran un ataque a la libertad de expresión, que no hay libertad de expresión en Venezuela, como se animó a decir un tipo de la SIP.
La Constitución venezolana del 99 es única en el mundo. No hay otra que establezca que ni en estado de guerra puede suspenderse la garantía de la libertad de prensa. Todas las 25 constituciones venezolanas anteriores contemplaron la suspensión, así como las otras del mundo, con la excepción de la de EEUU, cuya enmienda 2 lo prohíbe, pero la hace letra muerta cada vez que el "interés nacional" lo recomiende: invasión a Granada, invasión a Irak, para sólo citarles dos casos. También es única porque no tiene uno, sino dos artículos (57 y 143) que prohíben la censura.
Ahora bien, junto con ofrecer ese derecho a "…expresar libremente sus pensamientos, ideas u opiniones…", la Constitución establece, como lo recordaba el pasado domingo, que "Quien haga uso de este derecho asume plena responsabilidad por todo lo expresado". Más claro, ni los gallos.
No se puede difamar, calumniar ni injuriar "libremente". Si usted lo hace y es acusado penalmente por el o los afectados, no puede alegar en su descargo que usted tiene derecho a expresarse libremente. Por supuesto que lo tiene (entre paréntesis, si quienes controlan los medios se lo permiten), pero debe responder por lo que dice o escribe.
Esta disposición no es ninguna novedad. La Constitución de 1961 lo expresa; luego de establecer ese derecho, "...pero quedan sujetos a pena, de conformidad con la ley, las expresiones que constituyan delito". (Art 66). Si nos remitimos a la avanzada y democrática Constitución de 1947 lo encontramos igualmente: "…quedan sujetos a pena, conforme a las prescripciones legales, las expresiones que constituyan ofensas a la moral pública, injuria, difamación, desacato e instigación a delinquir".
Por supuesto, existen otros delitos que pueden cometerse a través de los medios o de viva voz previstos en el Código Penal y en otras leyes, como el vilipendio, instigación a delinquir, los mensajes discriminatorios, la propaganda de guerra o la intolerancia religiosa, etc. En los ataques al Presidente de la República se han oído o leído muchos que se alejan del marco de la opinión y desbordan mínimas normas éticas y disposiciones legales, y que ejercidos contra una persona común y corriente serían suficientes para intentar acusaciones penales.
Y no hablemos de experiencias en el exterior, comenzando por Estados Unidos. Ahora el presidente Obama está siendo duramente atacado por haber sancionado la ley de salud, que afecta poderosos intereses, pero a nadie se le ocurriría desearle la muerte, ni expresiones que puedan interpretarse como instigación al magnicidio. En menos que canta un gallo le llegan los agentes del FBI.
Libra a libra, como se dice en el boxeo, difícil encontrar otro país latinoamericano con más libertad de prensa que Venezuela. Lo que aquí no se publica es porque los dueños de medios no quieren difundirlo.
Pero, por supuesto, este problema no es visto en comparación con lo que ocurre en otros países: no interesa a los medios del exterior, ni a algunos gobiernos, o a la SIP y sus similares, ni por los servicios noticiosos internacionales utilizar estos criterios. Lo hacen en el marco de una campaña política contra el gobierno venezolano, próximo como está el proceso electoral que culmina el 26 de septiembre.
Suramericanos
Dos hechos notables en estos Juegos Suramericanos que están finalizando.
En primer término, la recuperación del atletismo. En los años 1962-63 los Panamericanos de Brasil y los Iberoamericanos de Lisboa lo ganaron un excepcional grupo de atletas venezolanos, a quienes se les consideró "superdotados" por expertos de esos países. Agotada esa generación, no fue posible el relevo, hasta ahora, cuando aparecen estos jóvenes. Hay que darles todo el apoyo para consolidarlos. El otro hecho, es que el desempeño de Venezuela, que desbordó a Argentina (en 2006 le ganó por una medalla) y se acercó a Brasil, demostró cómo continúa la superación del deporte venezolano, está en niveles que nunca alcanzó en ninguna época, pero el oro ganado no nos permite ver el repunte colombiano. Ganó los Juegos con una amplia ventaja sobre Brasil. Algo inaudito. Es cierto que ser sede, y haber obtenido algunas otras ventajas, les ayudó en esa victoria. Pero esos apenas fueron factores de ese impulso. En junio estarán compitiendo en los Centroamericanos, y allí se verá la verdad.
No creo que haya sido un éxito circunstancial, sino producto de planes, de una política que empieza a dar sus frutos.
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Pronóstico adelantado de alguien del Psuv: Aragua, siete diputados chavistas, uno opositor; Carabobo, 6 y 4; y en Lara: 5 Psuv, 3 PPT y uno de oposición.
Victimizar a los opositores puede convertirse en un factor impronosticable en algunas localidades de cara a las elecciones del 26S. Por supuesto, le creará más problemas a la oposición para encontrar puestos salidores en sus postulaciones.
No hay medida económica del gobierno que no encuentre inmediatamente la respuesta contraria de Fedecámaras. En eso también se parece a los partidos políticos de oposición.
José Miguel Insulza, después de una pálida reelección, comienza uno de los más tristes períodos de la OEA. Camino a desaparecer, en tanto la asociación de países latinoamericanos y del Caribe reunirá aquí lo que puede ser su asamblea constitutiva, para sustituirla, no sé cuando.
Luis Correa, el amigo, cineasta, poeta, revolucionario, falleció el viernes. En la historia del cine venezolano estará "El caso Mamera, apología del delito" como una de las películas más perseguidas. El propio Correa estuvo preso por orden de una jueza, y el filme prohibido; denunciaba la corrupción policial, el juicio evidenció la corrupción de los jueces. Nuestra sentida palabra a sus deudos.