Ha sido destituido un ministro de salud, las causas, por conocerse.
Han designado a otro ministro de salud, su nombre, Carlos Rotondaro.
Al igual que el anterior, este, Carlos Rotondaro, el nuevo ministro, viene de las filas de nuestro ejército Bolivariano. Al igual que el destituido Jesús María Mantilla Oliveros, Carlos Rotondaro, viene de la Presidencia del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales.
El que se va, Jesús María Mantilla Oliveros, deja en cuatro palos a la Misión Barrio Adentro. El que llega, Carlos Rotondaro, viene con intenciones de rescatarla y viene con todo. Y todo significa, que los pobres muchachos y otros no tan muchachos médicos de la Misión Barrio Adentro tendrán que prepararse.
¿Prepararse a qué?
1. A no recibir.
A no recibir su depauperada segunda quincena porque con la destitución del anterior ministro las auditorías están en pleno apogeo y los cambios de firmas no se han dado y por tano, no hay quien firme las órdenes de pago para los pobres médicos de barrio adentro.
2. A estar “pilas”.
Pilas porque las supervisiones en los módulos serán estrictísimas. Porque hay que buscar culpables del mal funcionamiento de la Misión ¿Y quién mejor que un pobre médico de barrio adentro?
3. A renunciar.
A renunciar a las sagradas vacaciones contempladas en la Ley del Trabajo. Las podrán disfrutar sólo si las aceptan fraccionadas en dos partes por capricho de no sabemos quién ni por qué. ¡Y ay de aquel que ose tomarlas completas! porque si lo hace, se expone a que se le elabore un expediente al mejor estilo Mantilla Oliveros y ser despedido de la misión sin ningún tipo de beneficio. Es menester, que muchos revolucionarios que escriben por este portal llamando alegremente oligarcas a los médicos venezolanos sepan, que los médicos de Barrio Adentro, nos estamos refiriendo a los nuestros, a los criollos, no gozan ni de los beneficios de la precaria seguridad social que aún después de diez (10) años de revolución existe en Venezuela, ni son beneficiarios del fondo de ahorro habitacional obligatorio.
4. A olvidarse.
Olvidarse del bono vacacional que todo trabajador del Estado y del sector privado tiene derecho, porque no hay rial.
Seguimos siendo pesimistas con la Misión Barrio Adentro y con los pobres médicos de Barrio Adentro, los nuestros y los cubanos, que no son culpables, sino víctimas de las políticas de salud del Estado Venezolano. En especial, después de oficializarse la designación del nuevo ministro de salud, que es, como decir, más de lo mismo.
Dificultamos que haya en el mundo y si lo hay, agradecemos la información, otro caso como el nuestro, en donde un “militar” que hasta temor le dará ir a una enfermería a inyectarse, sea quien se ocupe de algo tan serio, como es la salud de todo un colectivo.
Nos preguntamos. ¿Es cuestión de desconfianza designar a un civil en estas funciones? ¿No hay entre los cercanos al Presidente un profesional de la salud, incluso militar, pero profesional de la salud, con el perfil revolucionario en el que Hugo Chávez pueda depositar la alta responsabilidad de velar por la salud de sus compatriotas venezolanos?
¿Por qué volver a reincidir en el mismo error designando a un compañero de armas del ministro saliente Mantilla Oliveros de quien por cierto recaen serias sospechas de la pulcritud de su gestión administrativa en funciones que no son sus naturales, ni está formado para las mismas?
La revolución está avanzando a pasos agigantados; en especial, en predios de latifundios mediáticos. Lástima que en materia de salud; después de un lustro de la Misión Barrio Adentro, esta, la misión emblema, tenga que ser replanteada y que el Presidente no entienda que en buena parte, el fracaso de esa misión es de su exclusiva responsabilidad.
A riesgo de ser catalogado como persona con animadversión hacia lo castrense, como en el pasado lo fuimos etiquetados por parte del comandante de la guarnición militar del Estado Zulia en tiempos de Carlos Andrés Perez II cuando aún nos desempeñábamos como cirujano adjunto II adscrito al hospital Dr. Adolfo Pons del IVSS en la ciudad de Maracaibo por un problema muy puntual, manifestamos nuestro total rechazo a que un efectivo militar, no profesional de la salud, siga siendo el rector de las políticas de salud del Estado Venezolano.
¡Por Dios! es tiempo que la revolución dé un viraje hacia la revolución en salud. Es tiempo de pensar en gigante y hacer de la salud la mejor carta de presentación del proceso, si es que de revolución hablamos. Y es tiempo que el líder, haga honor a la máxima por él tanto invocada:
¡A Dios lo que es de Dios; al César lo que es del César y a los profesionales de la salud, lo que es de los profesionales de la salud: LA SALUD!
¡El que tenga oídos, que oiga!
(*)Médico