La idea o el concepto de progreso ha estado asociado a la denominada “cultura occidental”, valga decir, aquellas sociedades que los historiadores o filósofos identifican como preámbulos del actual capitalismo, pero, fue Augusto Comte quien dio los contornos más precisos a dicha categoría. En efecto, Orden y Progreso, paradigma bandera de dicho autor resume en forma sintética lo que sido la doble dictadura del capital, tanto la económica como la política, asimilándose esta última a las dictaduras militares, aunque, también pueden ser democracias pétreas, como la de USA.
Igualmente, en forma paralela, esta concepción ha sido el alter ego del librecambismo a ultranza, desde la época de Adam Smith, hasta Francis Fukuyama. Sin embargo, no fue este último autor quien mejor explicó el tema en tiempos contemporáneos, sino un oscuro personaje, interprete de películas del “far west” americano, quien devino presidente de los estados Unidos de América, nos referimos a Ronald Reagan, cuando sentenció: “El Estado no es la solución, es el problema”
Tal visión, sólo alterada en la historia del capitalismo por las políticas de Keynes, para resolver problemas puntuales en las economías de mercado, es la que pretende el candidato del bloque burgués en Venezuela, Capriles Radonsky, quien extrañamente rompió su perorata de frases hechas, con las que ha pretendido cautivar a los electores venezolanos, con un inusual pronunciamiento sobre su programa de gobierno hecha vía facebook durante la semana pasada.
Aunque muy tímidas sus expresiones, en materia de lo que sería del papel del Estado, en un hipotético gobierno dirigido por él, dejó completamente claro que nos devolvería a la época de predominio del gran capital transnacional, asociado al bloque burgués nacional, que imperó desde “El Gran Viraje” del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez.
El anuncio según el cual restauraría RCTV es apenas la punta del iceberg del plan que acaricia la derecha venezolana para reimplantar la dominación neocolonial en Venezuela. No hizo declaración expresa al manejo que tendría su gobierno con respecto a la industria petrolera, sin embargo, hay que recordar que hace varios meses señaló que revisaría los convenios en esa materia. Y, si se tiene en cuenta, que el discurso del candidato busca merodear la superficie de los temas de fondo, a fin de enmascarar los propósitos últimos de la propuesta, esto equivale a una neo privatización del principal recurso energético nacional.
Smith, Comte, Fukuyama y Reagan, al igual que CAP, son el autobús del progreso de Capriles, no del pueblo venezolano quien el 7 de octubre le expresará un profundo rechazo.
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