Visto lo ocurrido el pasado domingo 14 de abril y la reacción del candidato perdedor, Henrique Capriles Radonski, y sus compinches del comando antichavista, ya no me queda la menor duda, ¡a Chávez lo mataron!
Todo lo ocurrido ese día y los siguientes, lo dicho por el referido sujeto y las convocatorias que hizo a “drenar la arrechera” en la calle son, evidentemente, parte de un plan conspirativo.
No se necesita ser graduado de la NASA para saber que dicho cronograma golpista no fue elaborado de un día para otro, ni de una semana para otra: es un programa que está preparado cuidadosamente desde hace tiempo. Recordemos que el presidente Hugo Chávez fue operado por primera vez en junio de 2011. Tomemos en cuenta que, quien dice ser gobernador del estado Miranda, tiene cerca de dos años en campaña presidencial. ¿Casualidad?
Cada palabra dicha y gesto hecho por dicho sujeto en el último careo presidencial, formaron parte de un guión muy bien preparado para tratar de captar votos entre los militantes bolivarianos.
Para muestra un botón: “Chávez se murió y nadie se los va a devolver”, “No voy a eliminar nada que sea un beneficio para el pueblo, eliminaré la corrupción”. Así como lo escrito en su cuenta twitter: “Venezuela, para cuidarte yo solo tengo esta vida mía #yosoyvenezolano Que viva el Pueblo Venezolano!”.
Hay que recordar además que Capriles contó entre sus colaboradores con el actor y director de teatro Héctor Manrique, quien fue su asesor escénico como reseñó la revista Clímax en septiembre del año pasado.
No es difícil suponer que fue Manrique quien logró sacar del candidato perdedor ese actor que todos tenemos dentro para vestirlo de inocente blanca ovejita y presentarlo ante los venezolanos como la reencarnación de nuestro Comandante eterno, cosa que –por supuesto– no se obtiene de un día para otro ni de un mes para otro sino hay muchísimo tiempo y recursos de por medio.
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