En la primera reunión de “Diálogo”, COPEI, con Aveledo –además de coach de la MUD- y su oficial representante, sin rostro ni nombre, y Ramos Allup, por AD, se “enjuagaron” la boca con la Constitución vigente, que primero rechazaron de distintas formas, pese a que nunca han creído en ninguna. Para demostrar lo que el título y el texto anterior afirman revisemos, aunque sea ligeramente, sin ataduras, ni conceptos preestablecidos, la historia nacional.
Comencemos con Medina, cuya legitimidad era “chucuta”- dije que “sin ataduras ni conceptos preestablecidos”-, pues su mandato derivó de un congreso –elección indirecta – maniatado por los remanentes del gomecismo. Pese a todo, y a que el presidente había venido introduciendo cambios significativos en todos los órdenes y hasta había ofrecido llegar “más tarde” a la elección universal, directa y secreta, con la participación de todos, sin exclusiones, AD se unió a los golpistas del 18 de octubre para tumbar al gobierno y poner una Junta, con mayoría de adecos, encabezada por Rómulo Betancourt y aquel cuartelazo le llamaron pomposamente “Revolución de Octubre”.
Con lo anterior, esa sola cosa, matamos dos pájaros lanzados a volar por Ramos Allup, cuando la noche del diálogo, habló de respeto constitucional e inconstitucional que los chavistas hablen de revolución.
Aveledo, quien fue de COPEI, y uno sabe que sigue siéndolo porque eso no se oculta ni se olvida, es imposible, también se desparramó hablando de constitucionalidad; pero no hablemos de béisbol, eso podría venir luego, por ahora comprobemos como aquél, su partido, apoyó el golpe de Betancourt contra Medina, esto vale por supuesto también para quien habló en nombre de ese partido y de la Carta Magna como el credo, siendo socialcristiano:
Dijo COPEI en su momento, octubre de 1945, casi acabando de nacer: “Estamos con la Revolución de Octubre: es decir con sus ideales y promesas. Creemos que la Revolución abrió la puerta para una definitiva transformación nacional”.
Es decir, COPEI, el partido de Aveledo y del otro, cuyo nombre no recuerdo y no creo haga falta, ya en 1945, recién nacido, mostró su vocación golpista y nada constitucionalista. Sin dudas apoyó aquel golpe que llamaron “Revolución.
Pronto llegó el 24 de noviembre de 1948 y la llamada por Betancourt, “gloriosa juventud militar”, se levantó en armas contra la constitucionalidad y depuso al presidente electo por primera vez en elecciones universales, directas, secretas y sin exclusiones, Rómulo Gallegos; y COPEI, el partido de Aveledo, ante aquello, dijo lo siguiente:
“---el régimen –el de Gallegos – se caracterizó por una siembra constante de odios para dividir a la familia venezolana. El origen comunista de los principales dirigentes del partido, se reflejó en la continua propaganda de la división y del odio social”.
Este lenguaje, siendo viejo, usado en 1948, tiene el olor del mismo que usan ahora los enemigos del chavismo y contra toda propuesta de cambio a favor del pueblo, aunque esté blindada de constitucionalidad. Las palabras odio y comunismo ya estaban presentes como ahora; les faltó por razones de tiempo, meter en el medio a los cubanos.
Pero el Partido Social Cristiano, el de Aveledo, no se quedó allí, dijo más:
“La Junta militar – la de Pérez Jiménez de 1948 – ha dejado constancia de que este movimiento no se orienta de ninguna manera hacia la restauración de una dictadura militar, ni abierta ni simulada, así como el compromiso de mantener y perfeccionar las conquistas logradas por los trabajadores”.
Apoyó, otra vez, un golpe y se llevó por delante una constitución que nació de un acto constituyente con cierto arraigo y origen popular.
Esas conquistas, a las que alude el comunicado de COPEI, apoyando el golpe, son las relativas a los dos gobiernos que contribuyó a tumbar en su extraño “celo constitucionalista”. No obstante, el partido verde no dudó en dar esa voltereta “constitucional” para apoyar el golpe contra los gobernantes a quienes antes habían apoyado en otro golpe. COPEI, como AD, iban de golpe en golpe, sin que se les arrugase la cara.
Pero AD y COPEI, primero amigos y luego rivales, aparecen en 1959, firmando el “Pacto de Punto Fijo”, que nada tenía que ver con la Constitución vigente y la que aprobarían “entre cantos de gallo de medianoche” en 1961*, la que Chávez llamó “moribunda”, pero lo hicieron para entre otras cosas, excluir al PCV, pilar fundamental de las luchas que llevaron a tumbar a Pérez Jiménez y con una muy buena representación parlamentaria, de las instituciones del Estado. Fue ese un “golpe suave”, fuera de lo constitucional, sólo que esta vez, se volvían unir AD y COPEI, como cuando tumbaron a Medina.
Pero abreviemos para no alargar esto, que ya ha servido para mostrar que AD y COPEI sólo creen en Constitución si les conviene y sirve. Estando Betancourt en el gobierno, con COPEI a su diestra, apenas se aprobó la constitución de 1961, suspendieron las garantías constitucionales de manera permanente y así, violaron la Carta Magna a su gusto y a la carta. Por disposición expresa del Ejecutivo, sin importarles nada lo que aquella disponía, no sólo suspendieron la inmunidad parlamentaria de los diputados del MIR y PCV, sino que de una sola vez les mandaron a la cárcel y a aquellos partidos ilegalizaron. ¿Y los principios Constitucionales? ¡Al carajo! Para eso tenían mando y aún pudieron seguir hablando de democracia. ¿Y los demás Poderes independientes? Pues sólo eran instancias al servicio de esos dos partidos. Maniatados y con cabuya corta.
Sin importarles principio alguno, Betancourt y COPEI llenaron las cárceles de inocentes sólo por estar en contra del gobierno; aún no había guerrillas. En los inicios de un mes de diciembre, las estadísticas hablaron de seis mil presos políticos, sin juicio alguno, sino por la simple disposición de la policía política Digepol. ¿Y la Constitución? ¡Al carajo!
Luego siguieron apresando gente por capricho, torturando, exiliando, matando y luego con Leoni, crearon la figura del desaparecido. ¡Y la constitución al carajo!
Pero para no alargar esto, en el 2002, AD, COPEI y “sus derivados” como UNT, UBP, Voluntad Popular y Primero Justicia, volvieron por sus fueros y dieron un golpe para poner a Carmona Estanga en la presidencia. Por cierto, éste, como si fuese la encarnación de Dios y el pueblo al mismo tiempo, en nombre de todos ellos, derogó la Constitución y disolvió todos los poderes. Todo eso hizo auto juramentándose ante un papel en blanco. Lo que no dudo en calificar la mayor burla infligida a los venezolanos en su trágica y heroica historia.
¿En ese nuevo momento cuál fue la actitud de AD, COPEI y “sus derivados”, viendo la constitución pisoteada y burlada la soberanía popular?
Lo que sabemos, apoyar a Carmona y gritar eufóricos “te queremos Pedro”, mientras éste les repartía algunos cambures que se quedaron verdes, curiosamente el color de COPEI.
Pues…¡Al carajo todo eso! ¿Acaso no hemos visto a lo largo de este trabajo que eso de Carta Magna para ellos no es más que una pantalla para engañar incautos?
Por eso, tras los decretos de Carmona, sin fórmula ni juicio alguno, sus sicarios se dedicaron a perseguir, detener y hasta humillar chavistas, en apenas pocas horas en el gobierno, menos mal. ¿Y lo constitucional? ¡Pues al carajo!
*En esos tiempos se decía que todas esas vainas se aprobaban en una habitual partida dominguera de dominó entre Caldera y Gonzalo Barrios, figura de las principales de AD.