Jugar a la guerra, disfrazarla en medio de la empinada búsqueda del poder se torna en juego peligroso. Someter a riesgos a los demás para beneficiar a otros es criminal, no tener conciencia de la magnitud de lo que se hace, desconocer la verdadera intención, es ser víctima de la manipulación. Lo que quisieron mostrar desde la oposición el 12 de febrero, como una protesta de estudiantes de la clase media, fue la entrada planificada de la jugada mortal. Pero ahora, con mercenarios y sicarios. Es una especie de círculo de la muerte, rondas violentas de pequeños grupos, gritando: que se vaya el Presidente
La alta sociedad se considera predestinada a usufructuar la riqueza petrolera, siguen blandiendo la egocéntrica idea de la superioridad. Tienen los amigos del Club Bilderberg (quienes hacen la guerra donde les da la gana), los dueños de la finanza internacional o seguramente los inquilinos de la casa blanca en Washington.
Las recientes declaraciones del jefe del comando sur del ejército gringo, expresando su preocupación por la situación económica de Venezuela, es un indicio del interés del gobierno de los Estados Unidos en mantener su influencia en la nación venezolana, no es casualidad nada de lo que hagan estos yanquis entrometidos, todo lo calculan y saben que sus aliados opositores no tienen la fuerza suficiente para derrotar al gobierno bolivariano y mantener las acciones de violencia y vandalismo en las calles de Caracas y otras ciudades importantes de Venezuela.
La idea es que vuelva la supremacía de los que manejan el destino de millones de seres humanos, condenándolos a la más grande pobreza, es la neo esclavitud.. Para el fascismo y sus representantes, en Venezuela es inaceptable y humillante que un miembro de la clase obrera chofer de transporte público sea el que dirija este país.
El candidato de la oposición, Enrique Capriles, en el dialogo, nunca admitió llamar presidente a Nicolás Maduro, ni por amabilidad. Mantienen en el fondo del asunto su actitud conspiradora e insultante. Un factor de la oposición se niega a reconocer el chavismo como una fuerza consolidada en la política venezolana. El Presidente Maduro tiene la claridad de la situación económica por la que atraviesa Venezuela. Hizo el llamado a la producción, para combatir la inflación y acabar con el desabastecimiento. El dialogo con todos los sectores de la sociedad, implica restablecer los mecanismos y los planes de inversión en la industria alimentaria y la agricultura, es la vía para derrotar los intentos de caotizar el país.