1817, causa bolivariana muestra pugnas entre jefes. Santiago Mariño, se enfrenta con el Libertador, reúne el 8 de mayo de 1817 el Congresillo de Cariaco. Encerrona entre desleales para planificar un golpe de Estado. Nadie aprueba ni se asocia a esta salida. Tanto fue el desprestigio general de la intentona que Bolívar se refiere a él diciendo que había durado tanto como casabe en caldo caliente, efímero. Igual a lo que sucedió con el Congreso del Hatillo.
Los mas rabiosos de aquí realizan su congresillo: igual propósito. Al final descubren su tragedia, muchos partidos, pocos votos. Lamen sus heridas por el desatino que terminan llorando al ritmo del verso: unidad divino tesoro / ya te vas para no volver. ¿Será éste el epitafio del congresillo¿.
El colmo, lo tuvieron que realizar bajo el signo de la contradicción, entre silenciar la voz de la espada de MaryCori que cantaba a la Salida y los muchos partidos que la esquivan.
Luego de un mar de discursos, de muy poca profundidad, se descubren irreversibles caries al Congresillo. Lamentable perder un evento de este tipo, haciéndolo en un espacio cerrado: a la libertad y emoción que confiere el hablar a pleno sol. Cerrado al aire, que anima esperanzas, -y faltaron en sus discursos-. Cerrado al pueblo que nadie invitó. Cerrado a la gente por protocolos de control: cedulas, datos, trabas siempre sospechosas para los jóvenes. Cerrado al diálogo corto, pero sabio, con la gente de la calle. Cerrado a ese león del barrio que no devora, pero describe las eternas desigualdades.
Congresillo fue un mal augurio a la segunda fase de la Salida. Falló en sus manejos escénicos, invitan los que no son y dejan fuera a quién importa. Sus oradores tratan de ocultarlo pero al final revelan el entaparao: buscar quién será nuevo candidato presidencial. Eso era todo
Siguen sin derrotar a su principal problema contra la unidad: los Salidistas y peor, sus bien financiados laboratorios. Irrumpen frases que mucho descubre sobre su falsa unidad, cuando irrefutable, Ledezma desvela dudas: ”Que un pueblo se abre camino…que no será corto…no hay facilismo”; ¿desdice este planteamiento la propuesta clave del congreso que era reafirma la Salida: Si, o No¿. Mientras otra oradora mejor dispuesta a inmolarse, la periodista, Charito Rojas, clama: “No dejen la calle. Sin la calle no tenemos foto”; Palmario sin la foto no hay show que mostrar en el exterior. Sin ellas sus financista que no le ven el queso a la tostada, no tendrán voluntad de apoyar ni money que entregar.
Un vecino que asistió, lo sorprenden los discursos, poco expresivos y de pobre contenido, puras arengas, ninguan propuesta clara, tanto que ni siquiera animó la galería, que esperaba el grito de “a la calle quemar cauchos”. Todo hizo cortocircuito entre ellos, resultado: muy tibios aplausos. Entre fastidiada y famélica la gente se fue poco hacia escabullendo hacia el almuerzo; paradójico buscaban la Salida, pero: hacia una bala fría en la cercana Calle del Hambre. En medio del desconcertante y abrupto fin, los 40 cuarenta oradores 40, deciden abrazarse y darse aplausos entre ellos, y marcar el triste cierre con este burlesco fin de fiesta del Congresillo del Hatillo. Difícil suponer que esta lamentable treta de VP y su ex-diputada tenga una segunda oportunidad.