En nuestro país, pareciera que de repente la capacidad de sorpresa está agotada. Sorprende, por ejemplo, que los sectores de la oposición reaccionen de manera agresiva y desconcertante ante una resolución aprobada por el Consejo Nacional Electoral (CNE) que establece la paridad y alternabilidad de género para las elecciones parlamentarias del 6-D.
Uno se pregunta, ¿qué dirigencia política es ésta que niega de manera rotunda y rabiosa la apertura en el abanico de participación de las mujeres, a sabiendas que representan un aproximado de la mitad de la población nacional?
Sucede que nuestra capacidad de sorpresa se pierde de vista. En un afán mentalmente desequilibrado y ante la evidente angustia por hacerse del poder, este sector actúa con métodos rancios, “obsoletos y periclitados” que todavía hacen mella en la reacción de nuestra población, para hacer un desborde de perverso antinacionalismo en cada paso que da.
Curiosamente aplauden y celebran toda actuación en contra de nuestro país, con lo cual cada día demuestran que tienen las manos metidas en los planes de desestabilización que se cocinan en una triangulación que acertadamente el gobierno nacional ha denunciado que existe, de manera desaforada y sin escrúpulos, en España, EE.UU y Colombia.
Se frotan las manos y casi se convencen que cada caso de agresión se convierte para ellos en suma de votos en unas elecciones parlamentarias que la sueñan como la posibilidad de poner en práctica su plan de “salida”. Evento que una y otra vez ha sido derrotado por el pueblo y gobierno revolucionario.
En todo momento, su silencio se ha convertido en abierta complicidad con oscuros intereses foráneos, con lo cual se declaran sumisos y mercenarios con quienes los manipulan con cuantioso financiamiento. Por tanto, actúan como encubridores de todo tipo de actos delictivos, al extremo de anteponer cualquier rasgo de interés nacional.
Un caso concreto es su reacción ante las declaraciones del gobierno de Guyana, en el caso del espacio territorial en reclamación. Si es mucho pedir, en vez de emitir una declaración para reforzar el reclamo histórico de nuestro país y manifestar su punto de vista ante la presencia de la compañía Exxon en el citado territorio, se comportan como verdaderos agentes extranjeros y de la transnacional petrolera.
La manera de actuar y reaccionar de la oposición ya no sorprende a nadie. Curiosamente los une el antinacionalismo, el odio y para ñapa practican y reproducen a diario comportamientos ahistóricos como el fascismo, la homofobia, el descarado racismo y para colmo, aberrados misóginos.
Sin duda, viejas y nuevas plagas que no se atreven a dar el paso reflexivo acerca de su función política en una sociedad del siglo XXI y se aferran a prácticas derrotadas. Por nada se atreven a calificar, por ejemplo, el claro ejemplo democrático que este 28 de junio dio el PSUV en sus elecciones primarias.