Ninguna filosofía o estudios filosóficos, así como tampoco las dimensiones científicas sobre estudios de antropología se imaginaron que en alguna época humana, el mundo fuera dominado por las grandes mentiras y los grandes mentirosos. Siempre el horizonte humano fue caracterizado por una visión progresista que políticamente hablando conduciría a toda la humanidad a convivir en paz, sano compromiso de sustentabilidad social y el respeto por las diferencias normales ordenadas por la misma naturaleza creadora de vida.
El mundo moderno es producto sin duda de esas evoluciones, más que reformaciones, que históricamente el conjunto humano en su desempeño ha fraguado gracias a su creatividad cuando una necesidad lo ha atormentado. La tecnología, la estrategia, el plan, en fin la organización, son elementos donde se ha apoyado el ser humano para llegar a modernizar o a simplificar su santuario de actividades. No hay acciones emprendidas para lograr cualquier objetivo que no lleve intrínseca cualquiera de estos elementos.
La política sin duda es acción, más allá de posiciones o estimaciones objetivas y planteamientos epistémicos. Lo que hace la diferencia hoy, con respecto a lo que verdaderamente significan acciones para un logro humano llenas de utopías de progreso, es que la amoralidad ha colmado todo el comportamiento de vida del homo sapiens en todo contexto. Aunado a esto entonces, todas sus acciones y que de progreso; las realiza lleno de odios, venganzas, ansias de poder, hegemonía y lo que es peor ampliar el espectro de dominación fóbica hacia sus congéneres en lo geográfico, teológico y hasta en el mismo campo de accionar político. La política en fin, pasó a ser un negocio soportado en la mentira.
Como parte del mundo Venezuela no escapa a tan horrible circunstancia. Así como fueron destruidos o colonizados países y estados con sus culturas, sus realidades y sus pueblos a fuerza de mentiras infladas y propagadas por grandes corporaciones culturales. Fundamentadas en la más absurda ideología de poder hegemónico. Irak, Libia, Afganistán por nombrar solo algunos de la gran cantidad de pueblos que han sido vejados, invadidos, masacrados, ultrajados, desmoralizados y hasta desautorizados dentro de su propio universo. Ya es nuestro país Venezuela un objetivo militar y político de alto grado en la elite de potencias que dominan el mundo a fuerza de mentiras con caretas piadosas.
Lo más paradójico de este fatídico momento en todos esos lares incluyéndonos, es que individuos connacionales de la forma más vil y hamponil, se unen a estas pretensiones exógenas cuales Judas por unas cuantas prebendas económicas. Cuenta esta estrategia diabólica con soldados nativos, delincuentes encorbatados, que sin pizca de patriotismo pero con mucha hambre de dinero, poder, y puestos burocráticos que con mentiras iguales desde la televisión, radio, periódicos, articulados de opinión, redes sociales, ganan adeptos y hacen sucumbir a este pueblo en desesperaciones que lo hacen flagelarse, incluso a autodestruirse con guerra fratricida.
El mundo mentiroso arreció su ataque hacia la patria de Bolívar, están aquí y sonando sus tambores. Sus cómplices criollos se movilizan, actúan, juegan su papel y un grupo de ciudadanos quizás muy honestos, otros no lo son tanto, ingenuos muchos los aplauden y hasta los bendicen cual madre piadosa, parte de un pueblo ignorante total que se presta para destruir la honorabilidad, la historia heroica y el futuro de libertad de su propio país. Es verdaderamente vergonzoso e indignante ver a un venezolano pisoteando su país con su verbo, sus escritos, sus opiniones y su suela llena de estiércol foráneo.
Empresas, eclesiásticos diabólicos, escuelas, universidades, ongs, periodistas, escritores, presidentes, medios de comunicación, fundaciones, líderes oligárquicos, militares traidores, gremios, partidos políticos propios o importados, narcotraficantes, consumidores de drogas, faranduleros mediocres etc. hacen su aporte en la guerra politiquera contra Venezuela. Muchos viven fuera, pero sus empresas o fuentes de recursos mercantiles están aquí, hablan de ruina y acumulan riqueza a costa de su patria, incluso los que viven aquí han recogido dólares desde el norte para supuestas causas y se los chulean delante de los mismos gringos. Otros han engañado al estado y viven sus fortunas afuera, producto de petrodólares venezolanos. Todos soportados con grandes mentiras en primeras planas. Hay gobiernos atacando Venezuela para ocultar sus asquerosidades, pasándoles la factura a los gringos y cobrar. Hay quienes se escudan en sus trincheras diplomáticas y jefaturas de estado para dispararle a nuestra patria.
Venezuela en sus circunstancias políticas y sociales actuales; esta nadando en un mar de mentiras. La última ola, mentirosa claro, que es mantenida mediáticamente es la de un referéndum. Las sentencias mediáticas son asumidas como la verdad incuestionable. Este referéndum, figura constitucional novedosa para gran parte del mundo desde Venezuela; fue negada por los aspirantes a su activación en 1999 y ahora la llevan como bandera sine qua non, o sea allí ellos mismos denuncian que es mentira esa bandera. La proclamación de Venezuela como amenaza a USA es un punto de apoyo a las falsas pretensiones de redención por parte de la derecha venezolana.
La oposición a los chavistas en Venezuela ha sido un gran negocio, incluso ha servido para una viajadera de sus más acérrimos miembros por todo el mundo y desde cualquier podio mentir sobre su país para conseguir más apoyo mediático y financiero. O sea que todo forma parte de un montaje de gran magnitud que ha traído muchos beneficios económicos a sus operadores, esa gran mentira asedia a un pueblo, a un país. Una mentira que ha llegado hasta Hollywood. Una mentira que se multiplica y ha creado roces diplomáticos y hasta continentales cuando Almagro se coloca de un lado desbalanceando la cordura de la OEA y asumiendo de lacayo imperial. No hay personaje o escenario mundial que no haya mentido.
A nuestro país lo asedia la mentira escupida desde los más grandes centros de poderes mundiales. Como pueblo debemos asumir la lucha con aprendizaje, coraje y organización. La pelea es frontal y política. Batallemos contra los grandes mentirosos de manos blancas pero asesinas, vendedores de conciencias y pueblos. Disfrazados de empresarios, diputados, militares, diplomáticos, de estudiantes, disfrazados de pobres, de curas, etc. En este mar de mentiras anulemos a los enemigos históricos de nuestra libertad. A los enemigos de la legalidad. A los enemigos disfrazados de venezolanos. A los enemigos de nuestro futuro.