En otras oportunidades nos hemos referido al cretinismo político presente en la oposición venezolana como una de sus características más concupiscente, es decir, incontinente e impúdica, pero, en honor a la precisión, es necesario resaltar otra constante en la conducta política del conglomerado que representa al sector opositor, la MUD, como es el caso del cinismo que, ciertamente, le es inherente a plenitud en toda su desesperada acción política, desplegada en aras de su aspiración de reconquistar el poder del país.
Presente por doquier
Parecieran ser conductas equivalentes, cretinismo y cinismo, que implicaran la misma significación, pero, no, hay matices diferenciadores que luce pertinente señalar; como sabemos, en el lenguaje coloquial, el cretinismo se relaciona con estupidez e idiotez, en cambio, el cinismo, hace referencia a la "obscenidad descarada y la falta de vergüenza a la hora de mentir o defender acciones que son condenables".
En este caso, relievaremos algunas de las últimas actuaciones y decires de dirigentes de la oposición que nos resultan de tal naturaleza cínica que es menester destacar.
En las última andanzas opositoras, el cinismo ha estado presente por doquier tan es así que no se limita a la dirigencia política sino que se expresa en los más diversos espacios en los que se manifiesta el activismo opuesto al proceso político bolivariano, incluso en aquellos en los que, por aparente respetabilidad, deberían por lo menos mantener una postura impregnada de mayor cordura. Pero no, la impudicia es de tal naturaleza que el cinismo se ha generalizado en todo el tejido corporal opositor.
Para hacer la relación en cuestión, tomaremos como punto de inflexión los acontecimientos que se suscitaron con motivo de las medidas adoptadas por el gobierno bolivariano con el cono monetario y para combatir la ola especulativa desatada por la voracidad comercial en el marco de la zafra decembrina.
Como es sabido el gobierno nacional, haciendo uso de sus facultades, estableció la disposición de retirar el billete de 100 bolívares como respuesta al plan que se venía adelantando de sustraer de la circulación monetaria el billete de esa denominación, bien por el acaparamiento interno o bien por la extracción transfronteriza, a los fines de generar una situación, por demás, comprometida que sirviese de catalizador del ambiente de caos generalizado que se ha venido propiciando a todo lo largo del año 2016.
Sectores ultra radicales de la oposición tanto interna como externa consideraban que había llegado, una vez más, el preciso momento de dar el zarpazo que han estado alimentando desde hace tanto tiempo y así acelerar la puesta en marcha de las acciones desestabilizadoras enmarcadas en el plan insurreccional que no les termina de cuajar.
No espontáneos
Es así como se suceden los acontecimientos nada espontáneos de Guasdualito (Apure), La Fría (Táchira) y El Callao, Tumeremo y Ciudad Bolívar (Bolívar) tendentes a iniciar" la chispa que encendería la pradera" y que no termina de concretarse, para el desespero de quienes desde Miami (Alberto Franceschi, Diego Arría, Orlando Urdaneta, Esteban Gerbasi, etc.,) presagiaban que los ciudadanos saldrían por millones, a las calles del país, a exigir e imponer la renuncia de Maduro, tal cual como ya lo habían anunciado en septiembre, en octubre, a comienzos de diciembre, pero que no termina de concretarse, sencillamente porque subestiman la capacidad de resistencia del bravo pueblo y de respuesta del gobierno y de las fuerzas bolivarianas.
Mientras aquí, a lo interno del país, conspicuos voceros de la oposición salieron a justificar tales actos sustentándose en la falaz espontaneidad de los "protestantes", cuando las evidencias recabadas por las autoridades demuestran el carácter preconcebido y provocador de quienes estuvieron al frente de esas acciones, militantes de Voluntad Popular y de Primero justicia, y que han dado pie para que 233 personas hayan sido detenidas e imputadas por el Ministerio Público por los delitos de hurto calificado y agravado, agavillamiento, instigación a la desobediencia de las leyes, instigación a la devastación y al saqueo e incendio a edificio. .
Sin embargo, no han faltado quienes en su defensa sostienen, cínicamente, por supuesto, que esas detenciones obedecen a la "represión brutal desatada por Maduro que se ha convertido en un Duvalier zurdo, con sus Tonton Macoutes y sus zombis", como impúdicamente escribió Carlos Blanco, asesor de María Corina Machado; o como declaró Julio Borges "es irresponsable arremeter judicialmente contra quienes no han cometido delito".
A su vez, David Smolansky, alcalde de EL Hatillo y dirigente de Voluntad Popular, tratando de escurrir el bulto, señaló que lo sucedido en Bolívar y en otros estados del país es consecuencia del colapso económico al que hemos estado sometidos" y no, naturalmente, a acciones preconcebidas.
Por su parte, Francisco Martínez, presidente de Fedecámaras, en un ejercicio de máximo cinismo, reprochó las medidas de la Sundee de imponerle rebajas de los precios a tiendas y comercios porque "este tipo de procedimientos son totalmente absurdos porque en lugar de beneficiar al consumidor, atenta contra él".
Guinda sacerdotal
Y la guinda del cinismo, quizás recordando su estelar protagonismo días previos al golpe de Estado de abril de 2002, la puso el sacerdote Luis Ugalde cuando en una conferencia , haciendo la salvedad de que él no era militarista sino un demócrata convencido, sostuvo, con absoluta desfachatez , que "en estas circunstancias de una dictadura militar, que es la que tenemos, si no hay resquebrajamiento en el mundo militar…iba a ser muy difícil lograr una solución a los problemas del país", de allí la necesidad de la insurgencia de una figura que ocupe el rol que jugó el vicealmirante Wolfang Larrazábal, en la transición de 1958, para facilitar el tránsito a la democracia. Con demócratas como este no hacen falta golpistas.