La intolerancia viene de la Clase Media

Es posible que el acto de juramentación del Consejo Metropolitano de Planificación de Políticas Públicas, realizado el pasado 22 de agosto en el teatro Teresa Carreño, no haya sido el mejor escenario para que el Alcalde Mayor, Juan Barreto, le dijera unas cuantas verdades a quienes han mantenido una actitud servil ante el imperio y despreciable hacia el pueblo. Sin lugar a dudas, los alcaldes Leopoldo López y Henrique Capriles Radonski han jugado un papel fundamental en las acciones fascistas ejecutadas contra el Estado durante el golpe del 11-A, sabotaje petrolero, guarimbas, atentados terroristas, fraudes electorales y abstencionismo, por lo que la merecida arremetida de Barreto era una deuda pendiente que jamás se equiparará con el daño que estos bufones de la ultraderecha le han hecho al país y a la ciudadanía.

La cobardía también ha sido emblema de esta clase política fascistoide. En lugar de dar la cara, reconocer el fracaso de sus acciones antidemocráticas y enmendar su comportamiento ante la población, López y Capriles prefieren esconderse una vez mas en la falda de los medios privados y presentar los "insultos" del alcalde Barreto como una falta más grave que las reiteradas violaciones al orden constitucional ejecutadas por una oposición disociada y obsesionada con derrocar al presidente Chávez por la vía que sea.

A la defensa de López y Capriles también han salido Julio Borges y Teodoro Petkoff. Se puede entender que Borges, como líder de Primero Justicia, haga un alto en su lucha intestinal contra el abstencionismo de López y Blyde, y salga en la pantalla de los medios rasgándose las vestiduras y exigiendo la renuncia de Barreto. Sin embargo, lo que resulta realmente vergonzoso es que con la arrogancia y prepotencia que lo caracteriza, Petkoff se presente ahora como un político comedido y diplomático en sus palabras para hacer campaña electoral por el populismo neoliberal de Rosales. En declaraciones a la prensa, este nuevo dúo dinámico de la politiquería nacional afirma que las declaraciones de Barreto son ejemplo de la "cultura del odio que este gobierno ha derramado por todo el país" (Globovisión, 23 de Agosto de 2006), cuando en medio de su campaña por el banderín opositor ambos personajes manifestaron que la intolerancia está mucho más acentuada en la clase media que en los sectores populares bolivarianos.

En el programa de entrevistas "En Confianza" con Ernesto Villegas, Borges le confió "fuera de cámaras" que "nunca ha sentido intolerancia de parte de los chavistas, del pueblo llano, sino respeto a sus ideas," lo cual para Villegas significó "exactamente lo contrario que cosechó entre los antichavistas más fanatizados por la asistencia de Borges al programa, si nos guiamos por los insultos publicados en la página de ultraderecha Noticiero Digital... Reacciones, por cierto, de mucho mayor calibre y menos argumentación que las expresadas por los 'vtvidentes' más radicalizados en sus llamadas telefónicas." (Quito Día, 16 de Junio de 2006)

En el mismo espacio, Villegas precisó a Petkoff sobre un "documento que circula en Internet sobre una reunión que sostuvo en Chuao [donde] había manifestado preocupación porque notaba que había más intolerancia en las zonas de clase media en el este de Caracas que en las zonas populares." El entonces precandidato admitió sin ningún tipo de reservas: "Es verdad, lo dije, así es, yo creo eso, y lo comprobé en Catia." (En Confianza, 8 de Mayo de 2006)

Sin embargo, las admisiones de Borges y Petkoff solo fueron posibles gracias a la responsabilidad social del insigne periodista Villegas, ya que desde los medios privados solo se transmite una permanente apología al delito y una sistemática defensa hacia quienes infringen constantemente el orden democrático, sin pretender jamás buscar la verdad sino agredir, insultar y descalificar todo lo que tenga que ver con el gobierno del presidente Chávez.

No serán Borges ni Petkoff, y mucho menos los medios privados, quienes tienen la autoridad moral para exigir respeto. Los alcaldes López y Capriles, cuyo mito de "gerencia ejemplar" tiene mas que ver con el hecho de que administran los municipios más ricos y con menos población de Caracas, tendrán que reflexionar sobre las verdades que con desahogo pero con mucha pasión y honestidad expresó el alcalde Barreto, si en realidad desean contribuir al progreso de la ciudad capital y ganar la indulgencia del pueblo venezolano.

(*) Internacionalista


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Antonio Guillermo García Danglades *


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