Quien entienda a la oposición venezolana merece algo así como un premio Nobel. La gobernadora del Estado Táchira, no es Maduro o Jorge Rodríguez, ha declarado que factores opositores se han manifestado contra ella y otros personajes actuantes como garantes, se hayan prestado para diligenciar la libertad de presos, al margen que, estrictamente hablando entre ellos haya o no políticos, al mismo tiempo que hacen fiestas o celebran que de eso se haya concretado.
Es decir, esos personajes que se manifiestan contra los garantes pero celebran la libertad de quienes estuvieron presos, están de acuerdo y no con lo sucedido. Y este dilema, este estar en el mundo real y el imaginado, ha sido una constante del universo opositor. Y lo más triste para quienes son contrarios al gobierno y partidarios de lo que antes fue la MUD y ahora aparece con otro traje, pero sigue siendo el mismo personaje con igual conducta, es que sus dirigentes no sólo son los mismos sino que bailan al mismo son. Están como en un tusero o brasero y no hayan dónde y cuándo pararse.
Quizás, a lo interno, en conciliábulos, ellos digan algo así como "es mejor que sigan presos, porque eso nos da fundamento para seguir señalando al gobierno como antidemocrático que tiene presos políticos. ¿Si salen todos, como espera la gobernadora del Táchira, no perdemos un fundamento para acusar a Maduro de dictador? Entonces es mejor que sigan presos".
Para los movimientos nobles, la libertad es un derecho sagrado. Si se cree a alguien preso político, se está afirmando que quien en ese estado lo mantiene comete un delito que como tal pudiera ser sujeto a acto coercitivo y además es un ejercicio inmoral. Si el gobierno suelta a alguien por presión popular podría argumentarse que ha confesado haber tenido a alguien detenido injustamente y entonces su libertad sería una victoria de triple filo. Primero lograr la libertad del compañero, de quien comparte con nosotros motivos nobles para la lucha; segundo, confirmar nuestra denuncia de detenciones sin legalidad y tercero rescatar el principio de la libertad establecido en la constitución venezolana y las layes universales.
Pero para esa dirigencia opositora que no se cansa de no pegar una pero seguir en el intento, pareciera que no existen límites. Ni hay moral que valga.
Ahora mismo, por el lado de Ecuador, tenía que venir por allí, nos viene una propuesta que pareciera haber sido elaborada en la MUD. No por casualidad, Ecuador se abstuvo en la reciente votación de la OEA. Posiblemente, por lo que había declarado antes a raíz de las elecciones venezolanas, y sabiendo de antemano los resultados que se darían en la OEA tomó aquella posición. El haberse abstenido, parece darle, según los cálculos de quienes eso manipulan, autoridad para proponer lo que ha propuesto.
Lenin Moreno, de quien pese uno se ha mantenido discreto y en observancia, después de su proceder con Rafael Correa, no es merecedor uno le crea algo o le tenga como individuo de buena fe. Y esto no es asunto de ideología ni de militancia o simpatía política. Es un simple asunto de moral. ¿Cómo darle crédito a un tipo a quien Correa de la nada le hizo vicepresidente, luego candidato a presidente y hasta echó el resto para que ganase en la segunda vuelta, terminase pagándole a su beneficiario como aquél lo hizo? Se puede entender perfectamente que Moreno tuviese diferencias con Correa, eso es propio de la vida. ¿Pero cómo aparecer de enemigo irreconciliable de alguien con quien no hace mucho convivimos fraternalmente y hasta de quien fuimos generosamente beneficiados? Para uno, en el marco de América Latina, eso suele tener siempre explicación. Más si no hemos escuchado o leído una razón de peso que justifique la conducta de Moreno.
Y ese personaje, Lenin Moreno, está proponiendo algo que además, constitucionalmente en Venezuela es absolutamente inviable. Propone, él le llama elección, sería como un referendo que, deje sin validez un veredicto recientemente tomado por la voluntad popular. Aparte que no existe en nuestras leyes, él tampoco tiene facultades ni autoridad alguna para solicitar eso. "Quédate calladito, que así te vez más bonito", se le podría decir a Moreno. "No te caigas a coba", diría alguien en la jerga popular. Hiciste una canallada con Rafael Correa y aquí estábamos callados por razones de esas que llaman "geopolítica". Pero si decides tomar partido a favor de un bando, no esperes que el otro siga callado. La valoración moral que de ti tenemos, aparte de las opiniones que tengamos de Maduro, eso es harina de otro costal, no te favorecen ni te hacen el más apropiado para proponer eso. No te vanaglories.
Pero volviendo a la oposición venezolana y eso de "ser o no ser", "to be or no to be", pareciera clarito que lo de Moreno fuera el cumplimiento de un mandado que este le está haciendo a aquélla.
La oposición, como sabemos, suele llamar o reclamar elecciones, pero por las dificultades que tiene para ponerse de acuerdo hasta en la hora, también se prodiga en descalificarlas y hasta llamar a la abstención. Ahora pone en boca de Moreno una petición, valiéndose de aparente condición de imparcial por su abstención en la OEA, que ya antes hizo, cuando pidió se pospusiesen las elecciones porque sus integrantes no hallaron como acordarse. Porque allí adentro eso es imposible. Por eso, se pegaron de la OEA o Almagro otra vez, esperando se nos aplicase la Carta Interamericana y los gringos viniesen con sus cañones de "matar canallas". Como este juego no se les dio tal como esperaban, vuelven de nuevo con el jueguito "democrático" de las elecciones que no están en Ley. Pero si sería una excusa, para la cual se presta Moreno, para volver a incendiar a Venezuela; por eso, tampoco les gusta que los presos salgan, pues se les cae una carta que sirve para el mismo fin.