Uno de los grandes
problemas que tiene el actual proceso de cambios que se adelanta en
Venezuela, es que no tenemos una oposición con un mímimo cociente
de inteligencia, que sea capaz de plantear un cuadro coherente para
adversar las políticas que adelanta el Gobierno. Carga además esta
oposición, con una serie ininterrumpida de batallas y causas perdidas,
que posiblemente influyan en la poca capacidad de respuesta que tienen.
A esta carga, muy pesada
por cierto, se une otra más, tan pesada como las que habitualmente
tienen, y es que son recipiendarios de la escoria de la que se va deslastrando
la nave chavista. Ya hemos visto la intervención desafortunada que
ha tenido Luis Miquilena, criticando el Proyecto de Reforma Constitucional.
Para desgracia nuestra
esta oposición tarifada por el Imperio no discute, sólo sabotea, y
lo digo porque todo aporte a la discusión, al debate del Proyecto de
Reforma Constitucional que ha hecho el presidente Chávez, es útil,
provechoso y una eventual fuente de ideas para enriquecer la propuesta.
A esta discusión pública se han unido millones de venezolanos a lo
largo y a lo ancho del territorio nacional. Yo, y me perdonan la inmodestia,
tambien he hecho mi aporte a esta discusión y al efecto he propuesto (1)
que en la reforma del artículo 16 de nuestra Constitución se cambie
la denominación de Estado por el de Provincia, no por un capricho personal,
sino por las razones históricas, constitucionales y políticas que
avalan mi proposición.
El drama del oposicionismo
es que han quedado sin aliento después de que la propuesta presidencial
se hizo pública. Al principio jugaron en posición adelantada e hicieron
una alharaca con una versión chimba y fraguada en un laboratorio de
publicidad, haciéndole saber al país de una serie de cambios constitucionales
que el Gobierno “y que” estaba cocinando en las sombras. Después,
ya cansados de hablar sandeces, no pudieron esgrimir argumentos sólidos
y conceptuales. Se han quedado en los aspectos técnicos de la reforma:
que si no se puede, que si no es oportuna, que si no es conveniente,
que si hace roncha, etc.
Es allí cuando, saltando
la talanquera, despues de un prolongado trastabilleo, respirando hondo,
Ismael García recobra el equilibrio perdido y voilá, como dicen los franceses, suelta lo suyo:
Esta reforma no la podemos discutir en unos meses, sino por lo menos
en 2 años, para que salga pepeadita.
Ismael García cree
que haciendo este mal papel de traidor se va a ganar las indulgencias
de los que ayer creíamos que eran sus enemigos: Esos no perdonan. Para
mayores informaciones le debería hacer algunas preguntitas a los que
se fueron detrás de Luis Miquilena y del agónico reducto del MAS,
del que han desaparecido Leopoldo Puchi y Felipe Mujica, dejando el
papel de sepultureros a figurillas de quinto nivel.
No sigo describiendo
otros aportes que ha hecho Ismael García a este Proyecto de Reforma
Constitucional, porque son de tal magnitud en lo académico y conceptual,
que no me siento con la capacidad intelectual para seguir abordándolos.
(1) Véase en Aporrea:
Contacto con el autor:
Internet: “La Página de Omar Montilla”
www.lapaginademontilla.blogspot
Correo: omar1montilla@gmail.com