A veces el subconsciente es más honesto y poderoso que nuestras costumbres o deseos. A veces se intenta esconder personalidades, bajezas, mezquindades y las más viles realidades con discursos floridos, falsas poses de Mesías y otras actitudes teatreras, pero siempre la verdad sale a flote. ¡A Dios gracias!
Eso ocurrió con Ismael García, un político de la Cuarta, con mentalidad de Cuarta, con historia de Cuarta y con ídolos imborrables de la Cuarta. Todos y todas recordamos cuando Ismael, siendo vocero del Comando Ayacucho (de cuestionada y cuestionable gestión), en un discurso, presentando cuentas al presidente, ante todo el país, en transmisión en vivo y directo, “confundió” a Chávez con el mismísimo Carlos Andrés. ¿Qué tal? ¿Se acuerdan?
Allí no ocurrió otra cosa que una simple traición inconsciente. Su marco referencial en lo político era su “compañero” Carlos Andrés Pérez, se le escabulló el nombre del otrora presidente porque estaba guardadito y sin candado en su memoria política.
Ismael no quiso comparar a Chávez con Carlos Andrés, ni a Carlos Andrés con Chávez, el realmente no quiso ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario. Ismael, de manera inconsciente apenas quiso en ese instante dejar clara su admiración por el personaje de Rubio a quien también de manera ¿inconsciente? imita en el vestir, en gestos, en costumbres, en estilos y en otras cosillas.
Para nadie debe ser extraña ahora la actitud de Ismael contra Chávez, contra la Reforma y contra cualquier propuesta roja-rojita. Hoy por fin, Ismael decidió ser honesto consigo mismo, atender a la voz de su conciencia (o de su inconsciencia) el rojo lo asusta; Bolívar lo asusta; la unidad lo aturde, eso es mucho para él; la solidaridad le aterra, qué es eso de compartir, eso no le gusta nada, nadita.
Ismael y los suyos “no pudieron” entender que la Revolución era cosa seria, que iba más allá de un discurso y que se transformaría en un hecho de todos los días. No pudieron digerir temas “delicados” como la democratización de la propiedad. No pueden personar la lucha contra el latifundio ¡Dios!, ¿qué hacer con el reclamo de los amigos terratenientes?
Sin lugar a dudas, en este momento Ismael debe sentir una paz interior incomparable, por fin es él mismo, por fin se presenta antes todos como lo que es, un politiquero oportunista, incoherente, variopinto, sin fortaleza ideológica. Ya no tiene que hacer esfuerzos para parecer de izquierda, total, para ellos la derecha es más cómoda, anda en Hummer, toma Whisky y no come sardinas.
En fin nosotros también sentimos mucha paz, por fin Ismael y CAP se reencontraron en el camino, por fin Ismael ya no está echando varilla por estos lares, por fin “podemos” decir AL FIN.
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