Una de las condiciones para adelantar un país, es el compromiso de sus compatriotas con el espíritu de patria y la defensa de la soberanía e integridad; para ello, es imprescindible la conformación del sentido del colectivo en primera instancia y la disposición individual de entrega y amor por la gente, costumbres, naturaleza, emprender la educación y la salud como asuntos de Estado,luchar contra las importaciones indeseadas que rompan el celofán de la unidad nacional.
Durante mucho tiempo nuestros gobernantes y políticos ignoraron a diestra y siniestra la importancia de crear en la población la conciencia necesaria por lo nuestro, sobremanera a partir de la inserción de valores reales en la creación de conciencia de país; por el contrario se le otorgó hasta con el deseo aventurero, el mayor de los olvidos que ser humano alguno pueda influir sobre la creación de esa conciencia nacional, omisiones importantes generaron que compatriotas infieles a la patria permitieran por omisión o desconocimiento sistémico lo más grave de una traición estructural a la patria y no solo eso, sino que además, se contribuyó de manera insolente que los valores externos se sobrepusieran a los nuestros; resultado fatal, el amor a la patria donde se nació no se incentivó y lamentablemente el individualismo exacerbado creó varias generaciones de individuos sin sentido de patria en el más estricto apego a lo que esto debe significar.
La dependencia económica fundamentalmente con lazos de entrega de los bienes del país, se cultivó de tal manera que la aparición del concepto de mercado sin controles, inició una fase de traspaso progresivo de desnacionalizaciones de sectores estratégicos, esto por supuesto, no fue gratis, una nueva camada de potentes “empresarios” dominó la escena política a trastiendas y contribuyo por inercia propia al despojo y entrega, por si fuera poco, una nueva y desconocida si se quiere cubierta social a partir de migraciones de nuevo tipo, con la obtención de la nacionalidad impuso sus reglas en toda actividad económica y comercial, desde la invasión en medios de comunicación hasta panaderías y comercio en general.
La actual oposición política y económica es parte de ese ayer para el definitivo olvido, más la herencia que en estos diez años, que como rémoras califican en esta innoble tarea apátrida, los nuevos actores políticos no son más que la reedición de ese funesto pasado que a toda costa y el odio visceral a Chávez coadyuvan a toda suerte de avenimientos contradictorios en esencia y causas; en este devenir, sujetan su actuación a cuanto consideren les traiga beneficios, afectos y partidarios.
El mejor ejemplo y como corolario a toda inventiva y posición antipatria de estos últimos diez años, lo constituye sin lugar a dudas, el enorme deseo incontrolado que ante la crisis económica y financiera mundial; que todo cuanto nos afecte de la misma es bienvenido, he allí, el síndrome del masoquismo que indudablemente de ser en las proporciones que aspiran, porque de eso se trata, contribuiría no solo a colocar al país en situación desventajosa para los beneficios obtenidos por las mayorías excluidas, sino que ellos mismos a cualquier nivel serían afectados.
Es la tarea del indio pero al revés, son las leyes de Murphy aplicadas por la búsqueda incesante que todo lo que sea malo para el país, es malo para Chávez y ello, permitiría el mal gobierno y por ende la pesca en río revuelto. Por último, del lado de la revolución bolivariana es perentorio, lustrar la conciencia y convertir el chavismo en instrumento ideológico para avanzar,. Nuestros medios deben reimpulsar y corregir políticas que conlleven al desideratum y la altura de los nuevos tiempos a partir de esta fase que se inicia y que impone la sujeción a los principios éticos y morales que el país todo requiere, desde el combate a fondo y científico contra la delincuencia hasta el papel de la administración pública nacional.
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