Poder Popular





El Poder Popular no puede ser asumido desde posiciones no coincidentes con la transformación revolucionaria de la sociedad, si este no se impulsa, se apoya y en definitiva se construye como forma política-organizativa concreta para la superación de las relaciones de producción capitalistas y de la forma política que ella engendra, entonces ese poder popular (con minúsculas) no es más que un recurso retórico vacío de contenido revolucionario que a la final servirá, a lo sumo, para la consolidación de un modelo reformista que terminará legitimando las practicas objetivas y subjetivas del capital y de su Estado.

La democracia verdadera, esa que democratiza la gestión del Estado en general y de todos los aspectos colectivos que hacen a una sociedad es incompatible con el capitalismo por una cuestión intrínseca al metabolismo propio de este modo de producción; más allá de niveles de eficiencias concretas en la acción de gobierno y de ciertas flexibilidades en ella, históricamente será imposible conseguir “Estados” democráticos asociados a relaciones de producción basadas en la explotación del hombre por el hombre, lo que sucede es que la “esclavitud asalariada” se ha especializado enormemente en la simulación y en “velar” las verdaderas características que alejan a las masas de las tomas de decisiones.

Todo Estado no es más que el reflejo político de la base económica del momento, siendo así, ¿alguien podría imaginar a un Estado esclavista democrático?; entonces, si prescindiendo de las formas el capitalismo mantiene en su esencia la apropiación de la riqueza que produce el trabajo ajeno, ¿por qué habría de ser democrático el Estado capitalista?.

En relación a lo anterior, Lenin dijo: “las formas de los estados burgueses son extraordinariamente diversas, pero su esencia es la misma: todos esos Estados son, bajo una forma o bajo otra, en último resultado, una dictadura de la burguesía” (El Estado y la Revolución).

Por eso el cumplimiento de la importantísima tarea que significa garantizar felicidad al pueblo por parte del gobierno bolivariano, mediante una amplía, justa y equitativa distribución de la riqueza nacional, esfuerzo del actual gobierno que se ve reflejado en indicadores internacionales reconocidos por la ONU y otros organismos, e incluso el cumplimiento a cabalidad de la tarea histórica que sería cumplir con la Liberación Nacional plena frente al imperialismo no pueden ser los fines decisivos del proceso revolucionario porque en definitiva todas estas conquistas serán siempre reversibles en el capitalismo.

La tarea fundamental y el objetivo estratégico de esta etapa de la revolución venezolana es liquidarlas relaciones de producción capitalistas para engendrar las socialistas, esto requiere un programa de largo alcance que debe ejecutarse sin prisas pero sin pausas, con muchas firmeza y compromiso revolucionario para lo cual es importante golpear al actual Estado burgués y burocrático permitiendo que surjan y se consoliden expresiones del Poder Popular consustanciadas con las líneas revolucionarias y no reproductoras del modelo; de allí que no tiene ningún sentido concebir al Poder Popular como apéndice del Estado actual ni siquiera como un nuevo estamento de eso que se denomina poder público.

Otro gran error es considerar Poder Popular solo a las expresiones organizadas en las comunidades, de hecho la principal expresión del Poder Popular, si de trascender las relaciones de producción capitalista se trata, deben ser los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras.

Necesitamos Poder Popular de verdad.

Edgar Meléndez

Militante del PCV

@edgarmelendez79


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Edgar Meléndez


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