El Movimiento de Inquilinos, una organización social que se enmarca dentro de una globalidad histórica denominada Movimiento de Pobladores en pro de la consecución de un hábitat digno para el venezolano, postula al joven Rigel Sergent a la Asamblea Nacional por el circuito 3 del Distrito Capital, sobre la base electoral de las parroquias San Jose, San Bernardino, San Pedro, San Agustín, El Recreo y la Candelaria.
Las votaciones, en fase de precandidatura, serán el día 28 del mes corriente (esta semana). Tal día las comunidades decidirán quién, oficialmente, disputará como candidato la curul disponible en la Asamblea Nacional para la jurisdicción dicha, en un universo de 165 puestos para diputados, actualmente 99 de ellos identificados con el chavismo. Las elecciones para la Asamblea Nacional, por su lado, serán el 6 de diciembre de 2015.
Las razones para su postulación son contundentes y de irresistible reflexión: en primer lugar, hay una realidad a subsanar aún tormentosa en Venezuela en materia de alquileres y vivienda, tendente a repetir por inoperancia legal los vicios atrabiliarios del pasado: desalojos, despojos, humillaciones, violación de los derechos humanos; en segundo término, el joven de marras es ya, de modo comunal y social, un diputado entre sus bases y movimientos sociales, faltando nomás su denominación e investidura oficial para legislar en el podio de la Asamblea Nacional.
Prueba de ello es su comprometida trayectoria en la conformación de esas organizaciones sociales que, luego de diagnosticar in situ el problema del hábitat de los venezolanos, dieron a la luz esa primera ley que de modo participativo y protagónico escribió el pueblo y sancionó el entonces presidente Hugo Chávez: la Ley para la Regularización y Control de los Arrendamientos de Vivienda, en cuyo primer artículo usted lee la no vista antes y revolucionaria declaración de la vivienda como un valor social y derecho humano inalienable a la “mercantilización y la especulación económica […], que la convierte en un medio de explotación y opresión del ser humano por el ser humano”. De modo que como líder en ejercicio comunal ya ha tenido la experiencia de la legislación, esto es, la escritura popular de una ley.
El joven Rigel tiene 34 años, es originario de la parroquia San Pedro, egresado de la Universidad Central de Venezuela como ingeniero civil. Es vocero del Movimiento de Inquilinos, organización que constantemente ausculta el problema del inquilinado, trabajando con las bases, yendo al sitio para evitar atropellos e imponer el imperio de la legalidad en defensa de los derechos de quienes tradicionalmente han sido abusado en el país: los inquilinos. Fue delegado al III Congreso del PSUV por su parroquia, delegado al XI encuentro de la Secretaria Latinoamericana de la Vivienda Popular, Miembro del equipo político del PSUV de la parroquia San Pedro y vocero de la comisión de Organizaciones Sociales ante el Polo Patriótico (con asistencia a Buenos Aires, Argentina), funciones que lo dilatan en acciones que participan del mandato popular.
Su propuesta como aspirante no es otra que fortalecer el movimiento popular en el ámbito inmobiliario como sujeto susceptible de derechos y obligaciones, a fin de blindar el derecho, proteger contra abusos, educar y organizar al pueblo en la materia. De manera que, con su postulación, se hace justicia con el legado del comandante Hugo Chávez en tema de elecciones: los candidatos han de surgir de la entraña popular, ser postulados por el pueblo, han de deberse al pueblo, para así continuar con el proceso revolucionario participativo y protagónico.
El Movimiento de Inquilinos se la juega con él a propósito de tener una representación en la Asamblea Nacional y así, de una vez por todas, dar el empuje decisivo que el pueblo requiere para que de modo funcional y efectivo se salvaguarden sus derechos, se cumpla la ley y funcionen las instituciones competentes.