Subvirtiendo el mundo al revés, y recordando a Maneiro

El reto de los Bolivarianos del Zulia

     Inicio este artículo de opinión, esperando y deseando  que lo aquí expresado no sea interpretado como la aplicación del refrán popular “del árbol caído todos hacen leña”, ya que creo que la derrota sufrida recién pasado 26 de septiembre es totalmente superable a mediano plazo, aún cuando estoy convencido de que es absolutamente necesario asumir este riesgo, ya que los resultados del reciente proceso electoral en este Estado así nos lo exige.

     Alfredo Maneiro quien tuvo la extraordinaria capacidad de lograr, luego de su desaparición física, que la por él fundada Causa R de la R al revés ganara las elecciones presidenciales que sus dirigentes vendieron, al plantear que los partidos revolucionarios debían ser de cuadros y no de masas, aparentemente es contradicho por los hechos políticos ocurridos en los últimos 11 años en nuestro país. Y esta negación es aparente porque cuando revisamos lo medular del PSUV nos encontramos con una organización de cuadros que tiene la particularidad de llevar esta concepción al extremo de operar en la práctica como si contara con un solo cuadro, Hugo Chávez, al percibirlo las masas como su único vocero. Lo ocurrido el pasado domingo en el balcón del pueblo con Aristóbulo Isturiz es un indicio de esta afirmación.

     Si escudriñamos el proceso de la Causa R nos encontramos con dos etapas muy bien diferenciadas: la primera, donde los dirigentes de esta organización se mantuvieron consecuentes con su R al revés cuidando en extremo que no penetrara la cultura adeca y, la segunda, a partir de la campaña presidencial de Andrés Velázquez donde, con el argumento de que lo importante era ganar las elecciones presidenciales, se le abrió las puertas a la cultura adeca que la ha llevado a formar parte de la mesa de la ultraderecha (MUD).

     Alfredo Maneiro consideró la eficacia política y la calidad revolucionaria como las cualidades medulares de toda organización revolucionaria y si combinamos este planteamiento con las similitudes de la organización y del gobierno revolucionarios como los dos brazos del pueblo, entonces, esto nos induce a imaginarnos al pueblo como un ser humano que utiliza su totalidad corpórea para, por un lado, producir y, distribuir sus medios y nutrientes físicos, mentales y espirituales y, por otro lado, utilizar sus dos manos para consumirlos en aras de restituir su energía gastada. A partir de esta  imagen del pueblo podemos afirmar que la eficacia política se logrará cuando el funcionariado del gobierno revolucionario, tal cual mano derecha, debe actuar obedeciendo eficazmente su mandato, así como también el PSUV, tal cual mano izquierda, debe obrar con la fidelidad de los voceros cualitativamente eficientes y, por tanto, esto último se convierte en la misión de los militantes y sobre todo de los dirigentes del partido revolucionario.

     Al aplicar lo antes expresado a la situación de las huestes bolivarianas del Estado Zulia, es válido inferir que:

   1. Si Hugo Chávez le ganó en la contienda presidencial a Manuel Rosales, entonces, obtuvo más del 50% de la votación.
   2. Si obtuvo Hugo Chávez más del 50% de la votación y los candidatos a diputados sumaron el 44,4%, entonces, los miembros del buró político del PSUV, los alcaldes bolivarianos, los directores de las instituciones estatales del gobierno nacional y los diputados que perdieron en las elecciones internas o externas, no han cumplido con la eficiencia y la calidad que debe satisfacer todo partido revolucionario.
   3. Si las gestiones de la gobernación y de la alcaldía de Maracaibo han desmejorado significativamente desde las elecciones presidenciales, entonces, dicha disminución de votos no es resultado de los méritos de los contrarrevolucionarios y, por tanto, la responsabilidad recae sobre los hombros de los dirigentes revolucionarios.
   4. Si fracasaron en el cumplimiento de sus deberes los miembros del buró político estatal del PSUV, los directivos de las instituciones estatales del gobierno nacional y los diputados que intentaron ser reelectos, entonces, al no cumplir con los deberes que corresponden a los cuadros políticos, entonces, necesariamente deben renunciar o ser relevados, ya que en la práctica, independientemente de su buena intención, se han convertido en una carga pesada para la reelección de Hugo Chávez en el 2012, dada la importancia electoral y estratégica que tiene el Estado Zulia.

     Paso a señalar ahora, las más resaltantes raíces que le han aportado savia a este inconveniente fruto:

   1. Al PSUV del Zulia le cae como anillo al dedo la frase “el que nace barrigón ni que lo fajen chiquito”, ya que en su etapa neonatal vivió unas circunstancias significativamente signadas por la confrontación de los aparatos  burocráticos conformados por los dos precandidatos a la Gobernación del Estado Zulia: el exMinistro de Finanzas Rodrigo Cabezas y el exAlcalde de Maracaibo Giancarlo DiMartino. Surge así una prominencia abdominal del neonato PSUV que se atiborró de batallones de militantes cuyos coordinadores fueron seleccionados por su pertenencia a los citados bandos y no por sus capacidades políticas. Se ha permeado así al partido la cultura adeca caracterizada por el deformante tráfico de influencias que ejercen los miembros de la dirección estatal, los actuales diputados y algunos de los funcionarios directivos de las instituciones regionales del gobierno nacional. Diputados, por un lado, cuyas gestiones contradicen la vocería de la gente, tal y como lo muestra no sólo el resultado de las elecciones internas, sino también el del reciente proceso electoral y, por otro lado, directivos de las instituciones regionales del gobierno nacional  que incumplen el mandato de mandar obedeciendo al pueblo: He aquí la grave patología que padece la dirigencia de la revolución bolivariana en el Estado Zulia y, por carambola, afecta a la militancia.
   2. Una vez derrotado Giancarlo DiMartino progresivamente el PSUV fue saturándose de la influencia del exMinistro de Finanzas y miembro de la dirección nacional Rodrigo Cabezas, influjo éste del cual resultaron unos alcaldes y  unos candidatos a las diputaciones quienes, al seguir su estilo cogollogérico, obstaculizan el sano y balanceado influjo de las distintas corrientes.

     Estas circunstancias que vivimos los revolucionarios del Estado Zulia se convierte así en un serio problema a ser resuelto por las siguientes personas e instancias partidistas que deben asumir estos retos:

   1. A la militancia a protagonizar el establecimiento y la práctica de un proceso de evaluación y control de la eficacia y la calidad del partido que esté basado en la crítica constructiva que de cómo producto la reestructuración del partido.
   2. A los alcaldes bolivarianos a establecer y practicar un proceso de evaluación y control de la calidad y la eficacia de sus gestiones, con el fin de optimizarlas.
   3. A los actuales diputados que no alcanzaron su postulación o no fueron reelectos a asumir con humildad la promoción y la facilitación del desenvolvimiento del proceso de control y evaluación de la eficiencia y la calidad de la gestión partidista.
   4. Al diputado Mario Isea a asumir con humildad su responsabilidad por no haber sido percibido por pueblo del Zulia como su vocero, tal y como lo demuestra el hecho de que no logró su reelección a pesar de haber ejercido durante más de 10 años el cargo de diputado. Aprovecho esta oportunidad para expresarle que deja mucho que desear, en lo que a humildad y autocrítica se refiere, la actitud que asumió cuando, cual Poncio Pilatos, se lavó las manos al declararle a Ricardo Durán que la derrota sufrida en el Estado Zulia se debía a que el gobernador Pablo Pérez se había dedicado a lograr el triunfo de sus candidatos. Es que acaso Hugo Chávez no sólo se dedicó aún más, sino también que dicha decisión es mil veces más poderosa que la del marioneta de Manuel Rosales.
   5. A Rodrigo Cabezas que interiorice que hoy es un militante del PSUV y que su partidito Lago ya no existe porque la historia lo borró del mapa político.
   6. A los diputados electos a hacer frente a la tarea de ejercer dicha diputación cumpliendo cabalmente el papel de voceros del pueblo.
   7. Al recién electo diputado Francisco Arias Cárdenas a enmendar los graves daños que, por ser uno de los emblemáticos miembros del liderazgo de la rebelión del 4 de Febrero, le ha causado en el pasado al proceso revolucionario al: ser subalterno de Rafael Caldera, personaje emblemático del pacto de Punto Fijo,  como Presidente del Pami; asumir la conducta soberbia como candidato presidencial frente a Hugo Chávez: compartir bandería política con lo más granado de la dirigencia cuarta republicana y, al avalar el golpe de estado del 13 de abril cuando acompañó a los golpistas en el Fuerte Tiuna.
   8. A los miembros del buró político estatal a renunciar a sus cargos de dirección en aras de promover y facilitar el proceso de control y evaluación de la calidad y la eficacia partidista.
   9. A la dirección nacional del PSUV a intervenir como promotores y facilitadores del proceso de reestructuración del partido en el Estado Zulia.

     Quiero terminar este artículo compartiendo con mis lectores que estoy superlativamente convencido que con la actual dirección regional del PSUV, los neoadecos gobernarán por siempre en el Estado Zulia. Expreso esto para rendirle cuentas a mi propia conciencia: El pueblo del Zulia no se merece esto.

alejandro.nuez973@gmail.com


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