Con motivo de las recientes acciones en las cuales fueron apresadas y posteriormente torturadas varias personas, entre hombres, mujeres y menores de edad por los hechos acontecidos en el Salón de Sesiones del Concejo Municipal barquisimetano caben algunas consideraciones:
1. CELERIDAD JUDUCIAL. Nos llena de júbilo la rapidez mostrada por el Poder Judicial, el cual en apenas 2 días logró imputar a todos los detenidos por entre 5 y 6 delitos diferentes. Presuntamente rompieron 25 sillas y un cristal y la justicia les cayó implacablemente. Si así hubiese sido con los que causaron muertes, destrucción, anarquía, odio, golpes de Estado, asesinatos, secuestro presidencial, intentos de magnicidio y mil millonarias pérdidas (en dólares) a la Nación entre 2002 y 2003, estaríamos satisfechos.
Pero como dice la canción del panita Alí “la policía siempre es eficiente cuando se trata de los pobres” y por eso es que criminales con poder (no pata en el suelo como los de las organizaciones populares barquisimetanas), gozan de impunidad, de indultos presidenciales, de exilios dorados en Panamá, Miami o Perú y además son miembros del Poder Legislativo, gobernadores, alcaldes y candidatos presidenciales.
En este caso, ser pobre es un agravante cuando te enfrentas a la maquinaria represiva judicial del Estado.
2. TORTURA BUENA Y TORTURA MALA. Es buena cuando no eres tú quien la padece sino las hordas, el lumpen, los borrachitos con su bollo de pan, los niches…pero todo cambia cuando se le toca un pelo nomás a un hijito de papá o de altos funcionarios. Vamos a sincerarnos al menos: Si se va a seguir torturando hagan como en Israel o Estados Unidos donde esta aberrante práctica fue legalizada.
No estoy eximiendo de su responsabilidad a los líderes populares imputados, ojo, sólo que sea cual fuere la falta o delito que un ciudadano cometa, los encargados de su custodia no tienen derecho a maltratarlos física y psicológicamente como los hicieron con los detenidos en Barquisimeto el día martes 13 de marzo.
Aparte de rociarles gas lacrimógeno, propinarles golpes, patadas, palazos y manotazos, estas personas permanecieron incomunicadas,sin recibir alimentos, durmiendo a la intemperie en el suelo o de pie, encadenados cual animales. Mejor duermen los pranes y sus espalderos en cualquier cárcel venezolana, con todo y que desde sus prisiones siguen asesinando y ordenando sicariatos y secuestros. Mejor duermen y viven los que desfalcan el erario público, los que acaparan los alimentos de los venezolanos o los que “especulan pero dan trabajo”. Esas son las brechas que existen entre el discurso profundamente humanitario del Presidente Chávez y lo que a sus espaldas hacen algunos mandatarios que se visten de rojo y determinados funcionarios de los cuerpos policiales y militares.
3. A MODO DE CONCLUSIÓN. A los funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana que TORTURARON a éstos ciudadanos (sólo a ellos, no a la Institución), les digo que es fácil ensañarse con personas humildes, desarmadas, esposadas, golpeadas, hambrientas y humilladas sobre todo cuando se está en una posición de fuerza, pero para nada digno ni mucho menos valiente. Valientes son los que a pesar del linchamiento masivo al que fueron sometidos, aún están allí para hacerles recordar la vergüenza de atacar al pueblo, cuando se supone que ustedes también son pueblo (Gobernantes, policía, Guardia Nacional).
Difícil es crear una verdadera cultura de respeto sincero a los Derechos Humanos, pero no es atacando con saña al pueblo como se logrará. Lamentablemente es que todos estos hechos graves que atentan contra los principios de nuestra Carta Magna y demás leyes, se quedarán en el anonimato de los torturados, en el dolor oculto de sus familiares, en la canalla de los medios de difusión masiva que se encargaron de condenar anticipadamente a los presuntos implicados y en el silencio omisivo de los medios del Estado. Justo es reconocer que sólo a través de APORREA se pudo romper el cerco mediático privado y público.
SER POBRE, sigue siendo uno de los requisitos principales para ser objeto de tortura y demás violaciones a los Derechos Humanos en Venezuela. He dicho.