I
"1. La categoría de reificación aspira a ser la representación fundamental de la situación económica del hombre en la sociedad capitalista. A partir de su significación económica –expresa ante todo la estructura de la objetividad mercante-, y de su manifestación culminante en el trabajo, se extiende a todas las demás manifestaciones, tanto subjetivas, como objetivas, de la sociedad contemporánea. Como señala Lukács en su conocido ensayo sobre el tema: ‘La forma mercante debe por eso penetrar el conjunto de las manifestaciones vitales de la sociedad y transformarlas a su imagen’. Desde el punto de vista de Lukács, la reificación, a partir de su significado económico, es, pues, la categoría fundamental de la totalidad capitalista, es decir, la representación que permite el carácter homogéneo de sus momentos subjetivos y objetivos (de las formas de conciencia y del ente), de su movilidad y estructura dialéctica, su carácter histórico pasajero y su superación. La comprensión de la categoría de reificación como representación de la totalidad es, sin duda alguna, el primer mérito del ensayo de Lukács" (Federico Riu, 1978, Historia y totalidad. El concepto de reificación en Lukács. Monte Ávila Editores. Caracas. P. 9).
Contrario a la tradicional conseja aprendida generalmente en el proceso de educación escolar y reforzada por adultos significativos, (docentes, padres, entre otros), según la cual la historia es el estudio del pasado, en la que suelen entretenerse los jubilados en sus tertulias de la añoranza y distendidas de las plazas y oficio de algún joven anticuario coleccionista de libros raros y artefactos arqueológicos; nuevas corrientes de pensamiento social o de las ciencias humanas y sociales contemporáneamente han rescatado la tesis, harto desconocida acerca que no tanto la historia es maestra de la vida, ("Historia magistra vitae est", como decía Vicco); sino que en la historia-acontecimiento están las claves del presente (que revelan cómo se mueve la cosa en la actualidad según los vectores del pasado y cuáles son las tendencias hacia el futuro inmediato o mediato).
Por tanto, el profesional de disciplinas como la denominada historia-conocimiento o historia-ciencia tiene el deber de descifrar los elementos que, siguiendo a Riu, permitan ‘aprehender’ las estructuras vigentes de la economía, la política y la cultura, las cuales patentizan como se mueve el organismo social, los individuos y los grupos en el marco de sociedades capitalista- dependientes, como la venezolana en el tiempo contemporáneo y actual. Así, se tiene entonces que, como señalara en su tiempo el Maestro-historiador Dr. Federico Brito Figueroa, (Reinaldo Rojas: www.saber.ula.ve/../resena3pdf), la historia como disciplina científica constituye un instrumento cognitivo fundamental para la toma de decisiones.
Principalmente la historia-conocimiento ofrece rubros vitales para el diseño de políticas públicas (Brito Figueroa, F, 1978. Historia Económica y Social de Venezuela. Tomo II, Introducción); de donde se tiene que la historia viene a ser una "ciencia práctica", un saber necesario con fines de desarrollar con mayor eficiencia, eficacia y efectividad la gerencia del Estado y sus instituciones. Instituciones en las que deben ser fortalecidas con la participación de los ciudadanos.
Así, pues, existe un cierto acercamiento a la historia-acontecimiento desde una perspectiva que el recordado maestro Dr. Federico Brito Figueroa (1921-2000), llamara principalmente en uno sus últimos libros "Historia disidente y militante" (www.saber.ula.ve/../articulo6.pdf). Una especie de antología de sus sueltos periodístico tanto de la página de opinión como en el Suplemento Cultural del popular diario caraqueño Últimas Noticas, donde con una pluma ágil analiza la conexión de eventos del presente cuyas dinámicas hunden sus raíces en el pasado o también personajes y hechos del pasado que tienen mucha relevancia en el presente, cuyos contenidos y lógicas de sentido se hacen actuales al cobrar nuevos significado o re significación; más allá del "sueño de templos excelsos" como canta Tito Lucrecio Caro, (trad. 2007, De la naturaleza de las cosas. Fundación Editorial El perro y la rana. Caracas, Libro primero).
II
En las deliberaciones del Congreso de la Patria, Capítulo Historia, Memoria e Identidad en cuyas mesas de trabajo participáramos en los espacios del Museo de Barquisimeto (Patrimonio y memoria) pudimos advertir las posibilidades de esta opción teórica-metodológica. Pero también advertimos sus límites. Pero fue algo que no se pudo discutir ahí. Lo que nos generó algunas inquietudes que ahora, someramente, queremos compartir al modo de una especie de crónica de la noción de reificación, como se lee tanto en el antetítulo de esta nota como en la cita que hemos insertado al inicio a modo de epígrafe. Siendo una de las primeras la cuestión de si la cuestión en estos encuentros con una convocatoria inminente, (de un día para otro o atropellando las reflexiones porque ya había que entregar las propuestas) es hacer ciencia en el marco de ciertas líneas estratégicas que requiere el Estado-Nación o simples consideraciones en el marco de la opinión que abraza y justifica el actual proyecto histórico-pedagógico.
Proyecto que, por demás, aunque padecemos una de las crisis contemporáneas de mayor envergadura y escalamiento al menos desde la década de la Independencia o de las guerras campesinas de 1840 cuyo desenlace vino a ser la llamada Guerra Larga o Federal (1859-64), donde los "sectores populares", si cabe hablar así, vieron frustradas sus aspiraciones de reivindicación social. Y regaron con sangre el sagrado suelo de la patria, para decirlo así en términos grandilocuentes de Eduardo Blanco en su "Venezuela Heroica", cuyo canto a la nacionalidad hoy muchos desdeñan desde una cierta visón positivista que dicen rechazar. Pero ese es otro asunto.
Ahora no podemos perder la revolución bolivariana. Hay que apoyarla. Es verdad. Pero con criterios racionales y científicos, no mero apasionamiento ideológico evanescente. Porque como señalara el Lic. Alejandro López, del Centro Nacional de Historia, se impone generar propuestas que motiven el interés por el pasado.
No por el pasado mismo sino para generar investigaciones sobre las manifestaciones inmediatas que tienen su anclaje en la memoria colectiva, vista o analizada desde una perspectiva política militante. Además de generar acciones de resguardo documental y protección del patrimonio cultural edificado e inmaterial. Más cuando en estos días celebramos los 200 años de la muerte del Generalísimo Sebastián Francisco de Miranda (Caracas, 1750- Cádiz, 1816).
Percibimos, así al vuelo, que como dijimos en 13 Congreso Nacional de Historia Regional y Local efectuada en noviembre de 2015 en Caracas, Escuela de Planificación Social de La Rinconada, hermoso espacio construido en la gestión del comandante Chávez, en las mesas de trabajo hace falta mayor tiempo para afinar la reflexión sobre el estatuto epistemológico de la disciplina historia como ciencia. Expresión que parecen evitar ciertos compas porque no se consideran historiadores ni mucho menos filósofos. ¿Qué serán? ¿Diletantes o políticos militantes de la historia acontecimiento o conocimiento?
Sus empeños parecen girar en torno al activismo concreto porque las "reconstrucciones" en las que se involucran se hacen con fines crematísticos. Esto es, como un trámite administrativo necesario para levantar proyectos comunitarios de diverso tenor. Muy sentidos, la verdad pueden ser éstos. Pero que con vistas a una invocada trans disciplinariedad y tal que pocos entienden y saben explicar termina siendo todo un galimatías, ya que se olvida que ello sólo se puede trabajar desde las disciplinas del que se sea especialista. A menos que uno crea ser in persona, don Edgar Morin (Paris, 1921), un savant, sabio o científico bastante críptico aunque todos suelen invocar para impresionar a la galería, sobre todo en ciertos estudios avanzados en ciencias humanas y sociales de IV y V nivel.
A propósito de esto, otro asunto que nos ha causado inquietud viene a ser la especie de prurito que produce a estos compas la voz academia. No sólo aquellas ya viejas corporaciones que fundara Guzmán Blanco en Venezuela, de 1883 en adelante sino la llamada academia universitaria; de la que por cierto algunos/nas militantes de la historia insurgente contradictoriamente forman parte. Así como también lo que cabría señalar siguiendo a Thomas Kuhn (1963 en su obra Las estructuras de las revoluciones científica técnicas) su rechazo a la "ciencia normal", de base positivista y método empírico analítico, que ha aportado todo el legado de las ciencias de la vida y la tecnología.
Ya que como nos decía la otra vez irónicamente un científico del IVIC, él no había visto nunca que se construya un avión o se haga una intervención quirúrgica por métodos cualitativos; aunque luego la conversación de sobremesa giró hacia lo que Inre Lakatos (Hungría, 1922-1974) en "La metodología de los programas de investigación científica" (1989) denomina la demarcación entre ciencia y seudociencia.
La primera se apoya en teorías de largo alcance y poderosas; las segunda, puede apoyarse en teorías plausibles pero se reduce a estados de la mente, sujetas a ciertas influencias psicológicas, ideas-fuerzas que pueden ser valiosas y hasta mover masas pero no ser más que conjeturas débiles probalísticamente, así por ejemplo la teoría de la gravitación universal de Newton y la teoría de relatividad de Eistein son contribuciones científicas, no así el marxismo y el psicoanálisis, todos programas de investigación que funcionan a modo de máquinas de resolver problemas de investigación, pero la magnitud de penetración en la realidad de las primeras es infinitamente mayor en las primeras que en las segundas.
III
Lamentamos que en este Congreso de la Patria, Capítulo Historia, Memoria e Identidad, celebrado en el Museo de Barquisimeto haya sido tan fallo, así por ejemplo no ha participado la comunidad académica que hace vida por ejemplo en el Instituto Pedagógico de Barquisimeto, cuyo Departamento de Ciencias Sociales, con sus menciones de Historia y Geografía por estos días está celebrando sus 50 años. Esa pequeña escuela de formación del espíritu científico en el campo de las ciencias sociales, como diría Gastón Bachelart; donde además se desarrollan dos o tres programas de postgrado en Maestría en educación, mención enseñanza de la historia, un Doctorado en ciencias de la educación que cuenta con un área de sociohistoria de la educación y la pedagogía, un programa de Doctorado en Cultura Latinoamericana y Caribeña, que también tiene un área de historia de la cultura, ideas y sensibilidades. Además de un Departamento de Formación Docente que cuenta, a su vez con un Área de Teoría Educativa, que administra asignaturas vinculadas a la filosofía, epistemología y otras disciplinas, también un Núcleo de Investigación de Historia y Ciencias Sociales, Dr. Federico Brito Figueroa.
Se podrán relucir muchas excusas, el poco tiempo de la convocatoria, por ejemplo. En lo personal invitamos a dos figuras y se excusaron porque tenían clases, pero todos sabemos que las razones más profundas obedecen a diferencias de otro orden. Son de otro grupo académico. Entendemos, pues, que hay ciertas rivalidades y/o celos. Típicos de los grupos de investigación ya que o se creen más puros que otros o por diferencias políticas-ideológicas irreductibles que producen estos efectos lamentables: sólo asisten los de siempre, los no académicos y miembros de las universidades experimentales de nuevo tipo, UBV: Misión Sucre, Micromisión Simón Rodríguez para enseñanza de la Historia, Geografía y Ciencias Sociales; Maestría en Historia "Pura", del convenio UCLA-UPEL, porque se parte del criterio equívoco que no se necesita al otro hasta llegar al clímax del que bromeaba el Dr. Manuel Caballero sobre el PCV de los años 40: "Somos poquitos pero sectarios"…Aquí también se impone el diálogo.
Habíamos oído decir al presidente Maduro que el Congreso de la Patria por sectores no debería reducirse a los militantes de PSUV, debía abarcar a todos los hombres y mujeres de un área de conocimiento o sector, ya que como decía Bolívar los que mandan deben oír aunque sean las más duras verdades, además de que las políticas públicas se diseñan para todos los sectores. Así se tiene entonces que para ser honestos debería volver a convocar en Barquisimeto este Congreso de la Patria, sección Historia, Memoria e Identidad, donde participe sin mayores miramientos todos los miembros de la comunidad discursiva de las ciencias sociales en el campo de la historia, e historia de la educación y la pedagogía, historia de pueblos y comunidades. Además de hacer a un lado los pruritos contra la academia universitaria, del que se es miembro como personal académico y de investigación o se es egresado en alguna especialidad.
El poeta-cantor Alí Primera en su canción "El bachaco fundillúo" ironizaba sobre estas disputas de la siguiente manera:
"Que si el grupo de ustedes/ quien lo dirige es calvo/ que si el grupo de ustedes/ es bastante flojito/ Y si quieres ponte bravo/ al carajo Breznev me resteo con Mao/ y allá un grupo de seis se apoya/ en un megáfono/ Y atiza la candela/ Esos son radicales de la universidad/ para adentro/ mientras los que menos hablan/ comenzaron el Metro/ Pero los ricos te compran las agujas/ Te compran los camellos/ Y se olvidan de Jesús/ Las hormiguitas viven trabajando/ pero el que está gozando/ es el bachaco fundillúo/ Esos grupos se desgastan/ mientras los que apoyan al bachaco fundillúo/ gozan una y parte de la otra…"(www.letras.com)