Recientemente hemos participado en dos eventos académicos que, a Dios gracias, muestra que, a pesar de todo, la comunidad científica y humanística venezolana dedicada a la docencia, la investigación y la vinculación universidad-comunidad, humildemente se está moviendo. Reflexiona sobre los procesos históricos conformantes de la nacionalidad y los desafíos del presente, que no son pocos ni fáciles en la actualidad, donde parece que todo se derrumba y cada vez se iría imponiendo los procesos globalizadores en lo económico, político y cultural.
Fueron esto eventos el 14 Congreso Nacional de Historia Regional y Local y Primer Congreso Internacional de Historia en el marco del "Bicentenario de las Independencias" de América Latina y el Caribe, celebrado en San Felipe, estado Yaracuy, octubre 2017; siendo, por cierto muy bien atendidos en cuanto a la logística: desayuno, almuerzo, cena y alojamiento o pernocta excelentes , que no es poca cosa hoy cuando los precios de todas las cosas asustan; la otra comida, la intelectual, pues, también fue muy bien servida con invitados internacionales importantes de México y Cuba, al menos que hayamos visto y oído, como Díaz Polanco, por ejemplo.
Por Venezuela, "disertaron bellamente", para decirlo al modo de los Diálogos Platónicos traducidos por el maestro Juan David García Bacca, los investigadores y divulgadores de las ciencias humanas y sociales, junto a ser creadores de ficciones literarias de gran vuelo, varios de ellos como: Luís Brito García, Vladimir Acosta, Díaz Rangel, Mario Sanoja-Obediente, Iraida Vargas, Judith Palencia, Juan Romero, Pedro Enrique Calzadilla, Luís Felipe Pellicer y muchos compañeros docentes de aula, catedráticos y cronistas de comunidades de varias regiones del país.
Uno de los ejes de discusión allí fue el asunto de la descolonización del pensamiento, entendido como sustrato o teoría de la acción en se apoyan los movimientos populares y políticos alternativos que agitan la escena actual en esta región del mundo y Venezuela en lo particular: hoy tan acosada, precisamente por eso; donde, además, su clase media intelectual cada vez se va desafectando del llamado Proceso Bolivariano, generándonos grandes dudas en lo particular:
¿Colapsó el modelo socio-político venezolano actual iniciado hace apenas 18 años, una vez que el comandante Chávez se ha ido físicamente? O son todas estas gentes clase-media intelectuales de izquierda personas de "falsa conciencia revolucionaria" y cuando "las cosas se pusieron chiquiticas", tanto por errores en la conducción como por la presión de la "Comunidad Internacional", ¿se distanciaron muy dignos? ¿Son entonces los sectores populares y no los académicos tradicionales quienes construyen y/o aplican al mundo de la vida las "utopías concretas" de las teorías del pensamiento postcolonial? De ser así, ¿cómo se insertan todos aquellos compañeros dedicados exclusivamente a la creación intelectual en las universidades y sus centros de investigación tradicionales sino a través del pensamiento descolonizador y que no claudican?
Uno de los estudiosos de las ideas emancipadoras, figuras intelectuales de valía autonomista e instituciones culturales republicanas de Venezuela hasta constituir las teorías de la acción de los movimientos descolonizadores de Hispanoamérica desde finales del siglo XVIII, todo el siglo XIX y buena parte del XX, fue sorprendentemente ese catalán universal que fue don Pedro Grases (Villafranca del Penedés, España, 1909-Caracas, 2004).
Persona apasionada y prudente que si bien no fue un militante partidista en su nueva patria de adopción, Venezuela, y tal vez alguien pudiera pensar, en consecuencia, que no está bien que yo haya titulado esta nota de la manera como está encabezada; pero lo cierto es que durante toda su larga existencia se dedicó a la investigación bibliográfica, hemerográfica y documental y logró precisar así origen, naturaleza o características de las ideas e implicaciones de la relación libros y libertad, así como esta categoría universal de libertad y dignidad personal y social pasó a las nuevas estructuras legales y a la nueva institucionalidad política; confirmando que, como señala el historiador francés Marc Bloch (Lyon, Francia, 1886-1944), la química de la ideas constituye un explosivo muy potente, porque rompe viejas estructuras físicas, jurídico-políticas y mentales instituidas.
En sus muchas creaciones intelectuales, cual más interesante, las dedica al estudio del pensamiento, Miranda, Bolívar, Bello y otros a quien considera cercanos intelectualmente, confiesa que, si bien perteneció al "gremio de los discretos" compartía sobriamente, por ejemplo, en "Maestros y amigos" (Obas Completas 7. Editorial Seix Barral, Caracas, Barcelona, México, 1981), acota que:
"Este volumen, el 7° de mis Obras, es un canto a la amistad y un testimonio de gratitud. Las lecciones que me ha dado la vida me han hecho aprender hasta qué punto son esenciales ambos sentimientos para experimentar goce pleno. Hace veinte años que todos los sábados, en horas matutinas de siete y media en adelante, se reúne en mi casa de la Avenida Mohedano, en Caracas, un grupo de amigos, a quienes les brindo café y, si los hay, se llevan algún libro reciente. Nuestros temas son los que tratan las gentes de buen corazón y de ideas abiertas. El padre Barnola, que fue el primer contertulio, la califica de ya clásica y casi insustituible tertulia amistoso-literaria, que todos los sábados nos congrega a un grupo de amigos, a puerta franca, en la acogedora quinta, de la que algún día habría de escribirse larga crónica, cuyo más significativo título debería ser: Los sábados de Villafranca, que tal es el signo del bautismo de mi hogar" (p. XIX).
Este último perfil biográfico e ideas emancipadoras, valores de libertad, justicia y dignidad en que se fundamenta la república, así como su proyección en la actualidad fue parte de una disertación académica de la que se participó en el Instituto Pedagógico de Barquisimeto, sede del Este, redoma de la Av. Vargas; donde si bien el ponente fue muy breve y algo disperso, lo cual lo hizo poco contundente, dado que la retórica oral no es su fuerte, las intervenciones del jurado académico fueron de antología.
Se trató de la presentación pública de una tesis doctoral sobre el método elaborado por don Pedro Grases para los estudios culturales, y en su valoración los académicos del jurado fueron impresionantemente incisivos. En general, exaltaron que la universidad venezolana sigue produciendo académicamente y esos esfuerzos deben ser difundidos, porque la comunidad eventualmente puede hallar en estos alguna inspiración y motivarles a comprender mejor su entorno y sus potencialidades, aunque falte mucho para que casas de estudio como la UPEL sea incluida en el ranking de las universidades más prestigiosas de Latinoamérica y el Caribe o el mundo entero, uno de cuyos indicadores lo constituye la producción científica y humanística, producción con originalidad y pertinencia social y no sea mera repetición de viejas teorías o modelos de acción.